El Fondo Monetario Internacional acaba de publicar su informe WEO (World Economic Outlook) donde además de revisar las perspectivas de crecimiento de la economía mundial, actualiza sus estimaciones y proyecciones de actividad económica para los diferentes países y regiones. De acuerdo a este informe, en 2014 Chile tendría un PIB per cápita –corrigiendo por paridad de poder adquisitivo, la medida relevante para realizar comparaciones internacionales– de 23.165 dólares. Una cifra como esta es la que muchos teníamos en mente cuando pensábamos en el nivel que un país tendría que superar para ser considerado desarrollado, por lo que nos tendríamos que preguntar si estamos alcanzando esa categoría.
El vaso medio lleno
El dato del informe WEO de octubre es una sorpresa, ya que en el informe de abril de este año la estimación de PIB per cápita de Chile para 2013 era de 19.105 dólares, y apenas sobrepasaba los 20 mil dólares este año. El fuerte incremento se explica por cambios metodológicos en la estimación, y deberíamos pensar que es más precisa. Según este informe, Chile tendría el PIB per cápita más alto de Latinoamérica desde 2012, y actualmente sería 5% más elevado que el país que lo sigue en la región, Argentina, y equivalente a un 90% del PIB per cápita de Portugal o Grecia.
Más aún, dentro de 5 años el PIB per cápita de Chile estaría llegando a los 30 mil dólares, el país que lo seguiría en la región sería Uruguay, un 15% por debajo, ya que la brecha con Argentina se ampliaría hasta un 30%. Parece correcto, entonces, ver el vaso medio lleno, porque hace apenas tres décadas el PIB per cápita de Chile era comparable al de Perú, a la cola de los países grandes de la región. Para no habla de la fracción que era al compararlo con los países desarrollados.
El vaso medio vacío
Pero es importante no ser autocomplacientes por dos razones: porque el desarrollo es más que el nivel del PIB per cápita, y es fundamental mantener las condiciones para su crecimiento y no caer en la ‘trampa de los ingresos medios’; y porque estamos hablando de un promedio y los promedios muchas veces son engañosos.
Efectivamente, actualmente el PIB per cápita de Chile es sólo el 52% del promedio de los países desarrollados y apenas el 42% del de Estados Unidos. Más importante todavía, las condiciones para el crecimiento no están garantizadas, y no seríamos el primer país que se queda en el umbral del desarrollo. En este sentido, los niveles de capital físico y humano de Chile siguen siendo bajos. En el caso del stock de capital, éste es aproximadamente dos veces el PIB, y en los países desarrollados es al menos unas cuatro veces el PIB. En el caso del capital humano, aunque ha aumentado la escolaridad, no se observa un avance equivalente en calidad, lo que se refleja en los resultados de los indicadores de desempeño educativo internacionales.
Por otro lado, recientemente el Comité de expertos del PIB de tendencia bajó la tasa de crecimiento de esta variable de 4,8% a 4,3%, lo que resulta coherente con el nivel de ingreso que hoy se conoce. Sin embargo, el crecimiento estimado para este año es de 2%, y hasta el crecimiento de tendencia parece difícil de alcanzar.
Finalmente, está el tema de lo que esconden los promedios, y en el caso de Chile claramente el nivel del PIB per cápita no refleja el nivel de vida, ya no de la familia promedio, sino de la familia típica del país. Y esto lo advirtió Nicanor Parra mucho antes que nosotros los economistas.
Pero el tema de la desigualdad no sólo es relevante en términos de la percepción que el ciudadano común debiera tener acerca del nivel de desarrollo alcanzado por un país. Como han enfatizado Acemoglu y Robinson, en su ya famoso libro Por qué fracasan los países, una condición necesaria para el desarrollo son las políticas inclusivas de crecimiento, que emparejan la cancha y reducen la desigualdad.