El Consejo Directivo del Banco Central Europeo (BCE) se reúne mañana en medio de las expectativas que genera la posibilidad de que anuncie la puesta en marcha del programa de compra de títulos de deuda soberana y de bonos de empresas.
La medida, que sería un paso más en la lucha contra las tendencias deflacionarias que ya ha llevado a los tipos de interés a mínimos históricos, tiene tanto sus promotores como sus críticos.
Entre los últimos, destacan los representantes de las aseguradoras, que ya se enfrentan a problemas debido a los bajos intereses.
"Con ello se rompería un tabú, sería un paso fatal en medio de una política monetaria ya extremadamente expansiva", dijo Torsten Utech, encargado de finanzas en la aseguradora Generali en Alemania.
También los bancos alemanes, en un comunicado conjunto, advirtieron en contra de un paso que se considera inminente y dijeron que con él el BCE "dispararía prematuramente su último cartucho".
Sin embargo, muchos actores del mercado ya han incluido en sus cálculos la puesta en marcha del programa de compra de bonos, lo que inyectaría más dinero en la economía y le daría más margen de acción a los gobiernos.
El presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Ulrich Grillo, por ejemplo, pese a ser escéptico frente a los efectos del programa, considera que no ponerlo en marcha tendría consecuencias negativas por las expectativas que ha generado.
Para algunos analistas, la pregunta no es si el BCE pondrá en marcha el programa, lo que muchos dan por descontado, sino el monto que tendrá, que determinará a la larga la reacción de los mercados.
"Cualquier cosa que esté por debajo de los 500.000 millones de euros para comprar títulos de deuda soberana causará una decepción en los mercados", pronosticó, en declaraciones que recoge el periódico alemán "Handelsblatt", Luke Bartolomew, de la fiduciaria Aberdeen Asset Management.
El director del Instituto de Estudios Económicos de Berlín (DIW), Marcel Frarzscher, cree incluso que, para ser efectivo, el programa del BCE tiene que tener un monto cercano al billón de euros.
Según cálculos del BCE, actualmente hay títulos de deuda soberana en el mercado secundario por valor de 6,5 billones de euros que cumplen con las condiciones para entrar en el programa de compra de bonos.
La pregunta acerca de cuáles serán los bonos que comprará el BCE, al margen del monto de la operación, es algo que también despierta expectativas, no sólo en el campo meramente económico, sino también en el político.
Por ejemplo, el director del instituto demoscópico griego Kapa Research, Tassos Georgiadis, considera que, si el BCE compra títulos de la deuda griega, terminaría favoreciendo al movimiento de izquierda Syriza en las elecciones generales del próximo domingo.
"Si el BCE anuncia que comprará también títulos de la deuda griega, muchos electores se convencerán de que una llegada de Syriza al Gobierno no implica la amenaza de que Grecia salga de la eurozona", dijo Georgiadis en declaraciones que recoge el diario "Frankfurter Allgemeine" en su edición digital.
En los Gobiernos europeos, parece haber discrepancias con respecto al programa de compra de bonos.
Aunque la canciller alemana, Angela Merkel, se ha negado a hacer comentarios de cara a la reunión de mañana y ha recordado la necesidad de respetar la independencia del BCE, dentro de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), hay quienes consideran que con ello el emisor estaría rebasando sus competencias.
La propia Merkel mostró hoy cierto escepticismo al decir que se debe evitar toda señal que pueda llevar al debilitamiento de la voluntad reformista.
Por su parte, el primero ministro italiano, Mateo Renzi, se manifestó hoy en Davos a favor de la puesta en marcha del programa.