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Los «olvidos» de Anita Pinochet: esposa de Fuente-Alba sufre de «amnesia» cada vez que le preguntan por sus gastos PAÍS

Los «olvidos» de Anita Pinochet: esposa de Fuente-Alba sufre de «amnesia» cada vez que le preguntan por sus gastos

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Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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«No recuerdo la cantidad de viajes que realicé», «desconozco cómo se pagaron», «no se quién es», son algunas de las frecuentes respuestas que ha dado la esposa del formalizado y procesado excomandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, cada vez que se le pregunta por la procedencia de los gastos en los que incurría en sus viajes, así como en su estilo de vida, y que según la Fiscalía procedían de gastos reservados. Pero los «olvidos» también alcanzan a los nombres de personas que hacían gestiones y servicios para ella e, incluso, hasta su núcleo más íntimo, cuando en el marco de una declaración aseguró desconocer con qué plata se pagó el matrimonio de su hijo. Para Anita Pinochet el dinero no era tema. Ella solo gastaba. «Se trataba de una forma de hacer las cosas que venía de antes que mi marido asumiera como comandante en Jefe, como lo hicieron todos sus antecesores», dijo, buscando bajarle el perfil a lo cuestionado.


Hasta ahora el matrimonio de Juan Miguel Fuente-Alba y Anita María Pinochet se ha mantenido infranqueable. Con el excomandante en Jefe del Ejército bajo libertad vigilada total en su domicilio, el matrimonio optó por cambiar de defensa, reclutando al penalista Miguel Chaves, quien apareció sin previo aviso la semana pasada en la audiencia de revisión de medidas cautelares del general en retiro.

El pasado viernes, vestido de negro y con aparente desánimo, Fuente-Alba escuchó –en el Séptimo Juzgado de Garantía– las acusaciones, otra vez, del Ministerio Público y del Consejo de Defensa del Estado (CDE), que buscaban dejarlo nuevamente en prisión preventiva, algo de lo que esta vez zafó.

En el cara a cara se le sindicaron al procesado exjefe castrense todas las conductas que a juicio del persecutor, José Morales, implicaron que sacara dinero de las arcas fiscales para destinarlo a sus gastos personales: cerca de 3.500 millones de pesos utilizados en viajes, tarjetas de crédito, mayordomos, regalos y hasta en lujosas celebraciones familiares provenientes de gastos reservados.

Y una figura clave aparece nuevamente: la de su esposa, Anita María Pinochet Ribbeck, quien hasta ahora se ha mantenido con total fidelidad dentro del proceso hacia su esposo. Pinochet –quien ha cooperado poco o nada con la investigación– corre un riesgo: ser formalizada. Una condición que se definirá en las próximas semanas por parte de la Fiscalía.

Cada vez que ha prestado declaraciones en el marco de la investigación, la esposa de Fuente-Alba se excusa en «olvidos» o falta de memoria para no entregar detalles sobre cómo cancelaba viajes o pagaba los lujos y sus altos estándares de vida, una amnesia que trae precisamente a la memoria los «olvidos» de Augusto Pinochet cuando se le preguntaba sobre su relación con la DINA, y que plasmó en su tristemente célebre frase: «No me acuerdo, pero no es cierto. Y si fuese cierto, no me acuerdo».

Pero, pese a esta amnesia, sabido es que Pinochet Ribbeck gozaba de la buena vida que Fuente-Alba le daba. Según la tesis del Ministerio Público, un estilo de vida que se financiaba con gastos reservados. La esposa ha insistido, hasta ahora, en que nada sabía de cómo cubrían su elevado gasto familiar y, en declaraciones dentro del proceso, ha manifestado que era de mal gusto cuestionar de dónde provenían los recursos de su marido. Entre otros, importantes sumas de efectivo para pagar algunas de las 13 tarjetas de crédito que manejaba el matrimonio.

De propiedades y viajes 

Pinochet ha sostenido, en dos declaraciones que ha prestado ante el Ministerio Público, que nada entendía de las finanzas familiares. Algo que tiene poco asidero, pues su día a día transcurría entre viajes y compras en tiendas de lujo dentro y fuera del país.

En sus declaraciones, la esposa del procesado general ha dicho que mantenía con Fuente-Alba una cuenta bipersonal en el Banco de Chile, y que era él quien manejaba las transferencias. Esto, pese a que el peritaje aportado por el mismo Fuente-Alba habla de traspasos –en ese caso a la cuenta personal de su esposa– de hasta 200 millones de pesos entre ambos.

Los cuestionamientos a Pinochet Ribbeck vienen de la mano de varias aristas. Entre ellas, las investigadas como parte de una serie de traspasos de propiedades de la Fundación Señoras del Ejército, la misma que encabezó entre 2010 y 2014.

Ciper reveló –en 2016– que «la esposa del excomandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, presidió entre 2010 y 2014 una fundación muy similar a CEMA, también creada por Lucía Hiriart y que recibió propiedades del Estado. Bajo la gestión de Anita María Pinochet, la Fundación de Señoras del Ejército vendió todas sus propiedades obteniendo $928 millones. Esta hebra se suma a la investigación sobre el origen del abultado patrimonio de Fuente-Alba que lleva el Ministerio Público. El 26 de julio, Anita María Pinochet declaró como imputada y debió explicar sus elevados gastos en tiendas de lujo, propiedades y autos».

«La Fundación se financia con desfiles de moda, bingos, rifas subastas y además imparte en todo Chile talleres de manualidades para señoras de militares y civiles (…). Yo nunca recibí dineros o aportes del Ejército para la fundación», contestó Pinochet, consultada por su rol en citada organización.

Al mismo tenor, Pinochet aseguró no recordar el nombre de la ejecutiva de la inmobiliaria Engel & Völkers que gestionó dichas ventas y, menos, a quién le habían vendido la propiedades.

Las indagatorias apuntan a que la esposa del excomandante explique cómo mantenía un ritmo de vida que la llevó a periplos lujosos por varios países del mundo y, en Chile, a moverse en un círculo que incluía adquisiciones recurrentes en la casa de moda francesa Hermes, la tienda de decoración de lujo de Enrique Concha y de la diseñadora VIP mexicana, Pineda Covalín.

Según recogió la investigación de Ciper, «en la misma época en que la esposa del excomandante en Jefe del Ejército vendió las tres propiedades de la Fundación de Señoras del Ejército, Anita María Pinochet adquirió una serie de bienes que engrosaron el patrimonio familiar. El 20 de diciembre de 2012, adquirió un departamento en Avenida Kennedy 5947. Se lo compró a la Inmobiliaria Vista Kennedy en $123,6 millones. El 25 de mayo de 2015, a poco más de un año de que Fuente-Alba dejara la Comandancia en Jefe del Ejército y ella la presidencia de la fundación, Pinochet Ribbeck compró un segundo departamento en Cerro Colorado 6036, en $151 millones. Ambos están pagados y actualmente en arriendo. Los dineros son depositados en una cuenta bipersonal de Pinochet y Fuente-Alba en el Banco de Chile».

Sobre estos inmuebles, la señora de Fuente-Alba también fue interrogada. Aseguró que las propiedades habían sido adquiridas con recursos de la sociedad conyugal, con cheques a estas inmobiliarias. Agregó que la negociación de los departamentos había estado a cargo de su marido y que estos quedaron al nombre de ella porque «así lo decidió hacer» su esposo.

La amnesia de los viajes

«En una oportunidad viajé a París. Ese viaje fue por invitación de mi amiga Verónica Blackburn el 2011. Quiero además señalar que el Ejército decidió que me acompañara una escolta. La persona que decidió la seguridad fue mi marido y no yo. En cuanto a las comidas en París, mi amiga Verónica pagó todos los gastos y no es efectivo que se haya pagado comida por parte de Rodolfo Hidalgo (coronel)», reza una parte de su declaratoria.

Poco recuerda, o quiso recordar, la esposa del excomandante, de los viajes al extranjero, un episodio en que la Fiscalía asegura que había uso de gastos reservados. Fuente-Alba acostumbraba a viajar con US$ 5 mil en efectivo.

«No recuerdo la cantidad de viajes que realicé con mi marido en la época que fue Comandante en Jefe. En cuanto a la forma que se pagaron los viajes que yo realicé al extranjero entre los años 2010 y 2014, que considero institucionales, desconozco cómo se pagaron esos viajes. Yo nunca saqué dinero de mi cuenta corriente o cuenta corriente bipersonal para el pago de mis pasajes», declaró Pinochet.

Consultada por el destino de otros viajes, como uno a Miami, agregó que ella no se ocupaba de pagar ni gestionar estadías, que a veces estaba de tránsito y que «no era mi preocupación, ni mi rol, ni la forma, ni modo en que se pagaban los viajes que yo realizaba». En ese destino dijo no haber cumplido ningún rol institucional. «Se trataba de una forma de hacer las cosas que venía de antes que mi marido asumiera como Comandante en Jefe, como lo hicieron todos sus antecesores», dijo, buscando bajarle el perfil a lo cuestionado.

En la audiencia de revisión de medidas cautelares, Morales subrayó que «cada vez que el señor Fuente-Alba salía del país incorporaba en su comitiva oficial a su cónyuge, la señora Anita Pinochet. Y los gastos se la señora Anita Pinochet, que en ningún caso pueden ser gastos asumidos por el Fisco de Chile, porque la señora Pinochet no es funcionaria pública y la Contraloría prohíbe que se destinen estos pagos a personas que no son funcionarios públicos. Estos gastos eran para los efectos de pagar el hotel de la señora, los pasajes, que por supuesto eran en la mejor clase disponible. Estos gastos también eran pagados con gastos reservados», aseveró el fiscal.

El «olvido» de la esposa del procesado excomandante continuó. Aseguró no conocer a personas de agencias de viajes –una arista que ha sumado nuevos episodios de investigación– y que «personas» le llevaban su boarding pass al aeropuerto. «Puede haber sido Robinson Durán», sostuvo.

La misma amnesia le afectó al ser consultada sobre compras en la tienda de relojes HSBC Briones, donde dijo haber estado con una «persona» comentando sobre los artículos de la tienda, pero «no recuerdo quién es».

Una de las aristas clave respecto a la tesis de lavado de dinero de Fuente-Alba, dice relación con el pago en efectivo de importantes sumas a algunas de las 13 tarjetas de crédito que manejaban. Algo ante lo cual su esposa también alegó desconocimiento, pero que blindó con otras tesis.

Se trata de traspasos de fondos que le habría hecho su amiga Verónica Blackburn (la chef ya fallecida) para encargos en el extranjero. La tesis parece poco fiable para el Ministerio Público, que del perfil de la chef levantó que salía del país varias veces al año. Abonos por US$ 10 mil anuales «para matute» son los que le habría hecho a su amiga Pinochet.

«El resto de los dineros con que se pagaron las tarjetas de crédito corresponden a dineros que los pagaba mi marido directamente o los mandaba a pagar. Lo anterior se refiere a pagos en dólares realizados a las tarjetas de crédito. (…) Si yo hablaba con mi marido del flujo de dineros que existía en la sociedad conyugal durante el periodo en que fue Comandante en Jefe del Ejército, mi marido me aconsejaba cuánto podíamos gastar», manifestó.

Pinochet Ribbeck agregó que los gastos eran variables mes a mes y que los abonos que se realizaron a su tarjeta de crédito en pesos chilenos era algo que tampoco conocía, pues el pago estaba en manos de Fuente-Alba e ignoraba el origen de esos dineros.

La insistencia con su poca injerencia en los asuntos familiares ha sido sostenida. Afirmó desconocer que su marido recibía $6 millones en efectivo y añadió no saber de los gastos de su casa, los que se han cifrado en torno a los $12 millones mensuales. «No era mi rol preocuparme», declaró.

En la audiencia del pasado 6 de septiembre, Chaves dijo que la investigación de la Fiscalía «no estaba madura», en defensa de Fuente-Alba, que había errores en el delito base y criticó los informes policiales de su patrimonio.

Dentro de los detalles, aseguró que la casa en que vive el comandante el Jefe es una «instalación militar» y que en ella trabajaban 25 personas porque tenía más de 2.500 m2, de los cuales Fuente-Alba solo utilizada 188 m2 y que era «una casa comando», un «recinto militar», que no ocupaba servidumbre sino escoltas por temas de seguridad.

También se hizo cargo de los cuestionamientos a su esposa. «Se mencionó que a la cónyuge se le pagaban pasajes con gastos reservados que la invitaban y no tenía nada que ver con la comitiva oficial. Otro error conceptual. La cónyuge del Comandante en Jefe del Ejército tiene pasaporte diplomático otorgado mientras su cónyuge sea Comandante en Jefe del Ejército y cuando se invita al Comandante en Jefe del Ejército siempre de le invita con cónyuge, salvo que sean casos particulares del servicio, pero si son temas protocolares no solamente va obligada por protocolo sino que va con pasaporte diplomático entregado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Entonces cuando se dice que se le pagaban los viajes, los mejores hoteles, los mejores pasajes, por favor, por favor, seamos justos con lo que ocurrió», planteó el defensor.

El matrimonio del hijo 

Otros de los gastos investigados del matrimonio son, entre otros, traspasos de bienes raíces o de autos entre la familia, pero también de abultados gastos con fondos reservados. Entre ellos, el del matrimonio de su hijo.

Anita Pinochet dijo desconocer con qué dineros habían pagado la boda, que se canceló en su mayoría con depósitos en efectivo que se realizaron al banquetero Pablo Russo en el año 2013. «Mi marido se hizo cargo de los pagos que nos correspondían a nosotros para el matrimonio como familia», aseguró su esposa.

«Para el matrimonio de su hijo en agosto del año 2013, (Fuente-Alba) paga 14 millones de pesos fraccionados en dinero en efectivo en la cuenta del banquetero que en esa ocasión realizó el matrimonio». Los $ 14 millones fueron parte de una serie de depósitos para el evento.

Pablo Russo, comentó en declaraciones que fue luego contratado para dos eventos privados en la casa del matrimonio y que el vínculo fue Anita Pinochet. Dichas «cenas protocolares» tuvieron un costo de 5,3 y 2 millones de pesos.

  • [*] Este artículo describe o contiene elementos de un proceso judicial en curso. Existe la posibilidad de que los cargos o hechos sean desestimados al finalizar la investigación o el proceso, por lo cual NO se debe considerar al o los mencionados como imputados como culpables, o los hechos como fehacientes sino plausibles, hasta que la Justicia respectiva dicte sentencia.
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