Opinión
Muchos de los anuncios son dirigidos a Santiago, como la propuesta de analizar el congelamiento del alza en el precio del TAG, y una de las más emblemáticas: no aumentar más el precio del Metro y Transantiago. Pero ¿hay alguna medida dirigida exclusivamente a regiones?
Chile es un país largo, y en todos los tiempos de crisis, las regiones se han visto desplazadas a un segundo plano. Pareciera que todo, hasta ahora, pasaba en Santiago.
Pues bien, hoy hemos visto que no todo pasa en la capital y que efectivamente las regiones también tienen dolores.
Hoy hemos visto que todos los chilenos, de norte a sur, han hecho eco de sus necesidades y están haciendo escuchar su voz. Necesitamos propuestas para lograr apaciguar las demandas sociales, aunque aun precariamente, han llegado. Mejorar el acceso a medicamentos, las pensiones básicas, y tener un ingreso mínimo garantizado, son parte de las soluciones, pero no es suficiente.
Muchos de los anuncios son dirigidos a Santiago, como la propuesta de analizar el congelamiento del alza en el precio del TAG, y una de las más emblemáticas: no aumentar más el precio del Metro y Transantiago. Pero ¿hay alguna medida dirigida exclusivamente a regiones?
Aún hay mucho que avanzar en esa línea. Uno de los problemas más latentes en regiones es el acceso a salud. No hay suficientes hospitales, centros de atención familiar o consultorios. Para qué hablar de centros de salud privados… de estos tampoco hay suficientes.
En materia de transportes también hay puntos al debe. Un punto invisibilizado es que, si bien en Santiago el pasaje del transporte público alcanza los $800 en hora punta, en muchas regiones ese costo supera los $1.100 en colectivos, e incluso buses y micros en el caso de los trayectos más largos.
En regiones, además, se vive una realidad mucho más precaria en los sectores rurales, donde muchas veces no hay electrificación, acceso a agua potable o internet.
El llamado es a seguir trabajando en las medidas que afectan a los chilenos, y que el grueso de ellas no se quede en la capital.
Todos somos responsables como ciudadanos de construir con voluntad, queriendo un país un país mejor, y la voluntad debe venir de todos los sectores: privados, públicos y la misma sociedad civil.
