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La encrucijada empresarial que abre la nueva Constitución: cómo retomar el crecimiento en medio de un Gobierno que los desconcertó MERCADOS

La encrucijada empresarial que abre la nueva Constitución: cómo retomar el crecimiento en medio de un Gobierno que los desconcertó

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Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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Los hechos a partir de 18 de octubre les demostraron a los privados que, desde el Presidente hacia abajo, toda la clase política se había equivocado. Mientras el 1 de octubre la cita fue con Piñera en La Moneda para hablar del segundo tiempo de Gobierno, solo un mes después, el 1 de noviembre, la reunión tenía lugar con el nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones, para hablar del nuevo proyecto país. Algunos representantes del sector privado se han atrevido a mover el cerco. Por ejemplo, Andrónico Luksic fue el primero en comunicar ajustes salariales en sus empresas. Por otro lado, la exdirectora de la Bolsa de Santiago, Jeannette von Wolffersdorff, señaló ayer –en entrevista con un matutino– que «todavía no entramos al debate de verdad sobre el capital. El acuerdo tributario fue muy positivo, pero evidentemente no alcanza».


Hace dos meses nadie podría haber previsto lo que iba a pasar en el país. No solo en relación con los análisis extensos que se han hecho sobre el estallido social, sino también en lo que más convoca hoy al sector privado: el inicio de un nuevo proceso constituyente.

La Carta Fundamental protege los cimientos del sistema de libre mercado y establece una serie de preceptos en temas sensibles para el poder empresarial, tales como el derecho de propiedad, de titularidad sobre recursos naturales, de autonomía, funciones del Banco Central y el rol subsidiario del Estado en la economía.  por mencionar solo algunos.

Todos los cálculos del sector privado fallaron. Esto, pese a que hace rato se sentían desconcertados con la agenda del Gobierno –con apariciones como el proyecto de las 40 horas o la temprana «desconocida» de Piñera a bajar los impuestos corporativos a las grandes empresas–, lo que siguió, y la desconexión del Mandatario con la clase empresarial, solo se profundizó al pasar las semanas.

Como muestra un botón. Cuando la agenda internacional de la COP25 aún llenaba la agenda de La Moneda, y tras regresar de Nueva York, el Presidente de la República citó a Palacio a todos los gremios empresariales. Les quiso da una señal de calma. Pedirles paciencia para que se concretara la segunda etapa del Gobierno: una que buscaba empalmar con un segundo mandato de derecha consecutivo.

Los hechos a partir de 18 de octubre les demostraron a los privados que, desde el Jefe de Estado hacia abajo, toda la clase política se había equivocado. Mientras el 1 de octubre la cita fue con Piñera en La Moneda para hablar del segundo tiempo de Gobierno, solo un mes después, el 1 de noviembre, la reunión tenía lugar con el nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones, para hablar del nuevo proyecto país.

La agenda y el crecimiento 

La semana pasada el Gobierno volvió a convocar a los privados. Ya lo había hecho Briones recién estrenado como ministro. A la reunión de la semana que pasó fue la ministra del Trabajo, María José Zaldívar. La secretaria de Estado ha iniciado un camino de diálogo con el sector privado, instancia que casi no existía entre ambas esferas con su antecesor, Nicolás Monckeberg.

A la cita asistieron el presidente de la CPC, Alfonso Swett, y el timonel de la Sofofa, Bernardo Larraín. Ambos expresaron lo que ha sido la insistencia del sector privado: sin una agenda de desarrollo fuerte, no podrá financiarse una agenda social. Eso sumaría solo otro fracaso para el Gobierno.

“Nosotros entendemos profundamente las soluciones que requiere este país, en donde se ha juntado y se ha dado la mano la importancia y lo urgente, porque normalmente iban separados. Hoy día van en una misma mano”, dijo Swett. Mientas que Larraín repasó el punto de que «así como llegó a un acuerdo el jueves pasado sobre una futura discusión constitucional, llegó a un acuerdo ayer sobre una agenda social que mejora el presente, tiene que también –y ahí estamos 100% muy dispuestos en colaborar– que construir una agenda de futuro que reactive el crecimiento, que reactive la inversión de forma tal de mitigar los daños que podemos tener en el corto plazo en materia de empleo, en materia de crecimiento”, planteó.

Entre los privados las opiniones son diversas, aunque la línea de los líderes empresariales ha sido repetir desde las cúpulas que no pueden mostrarse en statu quo. El país no es el mismo. Pero sí reconocen que hay miedo, incertidumbre sobre hacia dónde pueda caminar el modelo económico.

Y eso puede repercutir, precisamente, donde más le duele a la economía: en la inversión. «Si tienes un proyecto minero y uno de los debates clave es en relación con los recursos minerales, es obvio que esperarías conocer las reglas para invertir», dice un empresario.

Los análisis atraviesan muchos sectores. La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) realizó conversatorios con trabajadores la semana pasada, mientras que el viernes 22 de noviembre un grupo de directores de empresas se reunió en la Universidad de los Andes y, el 27 de este mes, la Sofofa volcará su consejo de directores a analizar cómo retomar el crecimiento. Incluso Enade, la tradicional cita que se llevó a cabo por años en Casa Piedra, podría cambiar de locación, precisamente para salir del encasillamiento de que la élite no se mueve de su zona de confort.

La preocupación atraviesa todas las esferas del sector privado. Desde quienes sienten que Piñera los traicionó, hasta los que sostienen que no es hora de perder tiempo en lamentos. Esto, aunque lo grupos más progresistas comentan en círculos privados que saben que hay una parte de los empresarios que no quiere mover el eje de la Constitución. En esos debates se ha señalado que lo mejor es abrirse a mostrar sus argumentos en los públicos difíciles. «Tienen que salir de Sanhattan», ha sido el consejo de sus asesores.

El momento de Briones

El nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones, acaba de cumplir un mes en el cargo. Su actitud dialogante con la política ha sido celebrada, pero una parte del sector privado desconfía en que sus credenciales, alejadas de los preceptos de los Chicago Boys, permitan estructurar una agenda pro crecimiento.

Por otro lado, algunos empresarios consideran que es momento de que el Estado se desprenda de todos los supuestos y gaste fondos soberanos y del Fondo de Estabilización Social con más fuerza, tal como lo hizo Andrés Velasco el 2008. «Se han anunciado cerca de US$2.500 millones del fondo de estabilización. Hay espacio para mucho más», comenta uno de ellos.

Cierto segmento apuesta por que Briones –quien cultiva respeto y amistades en varios sectores de izquierda y derecha–, tras salir de la urgencia, presente una agenda pro desarrollo y que, entendiendo tal urgencia, ya está trabajando en ella.

Pero, en medio de la incertidumbre sobre adónde se moverá el eje, ¿qué podría calmar a los inversionistas? En el mercado aseguran que lo más probable es que la propuesta del Gobierno contenga alta inversión pública, por ejemplo, en viviendas sociales, pues generan empleo de manera inmediata.

Sin embargo es clave, aseguran, que dé señales de cierta certeza de inversión. «Toda la permisología es un espacio de enormes mejoras. No hablamos de saltarnos estándares ambientales, claro que no, pero se pueden hacer fast tracks de criterios», puntualiza un dirigente gremial.

El Gobierno está haciendo algo de eco. Ayer anunció, por medio de la oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS), que, por ejemplo, incluirá apoyo a las pymes para todo lo que sea trámites en municipios y servicios de ventanilla única. Pero faltan las grande señales, aseguran los dueños del capital.

«Hasta ahora se ve un compromiso país. Por ejemplo, a Walmart le saquearon más de 100 supermercados y no realizó despidos. Eso es un compromiso, pero se necesitan también señales del otro lado», comenta un inversionista.

Algunos representantes del sector privado se han atrevido a mover el cerco. Por ejemplo, Andrónico Luksic fue el primero en comunicar ajustes salariales en sus empresas. Por otro lado, la exdirectora de la Bolsa de Santiago,        Jeannette von Wolffersdorff, señaló ayer –en entrevista con El Mercurio– que «todavía no entramos al debate de verdad sobre el capital. El acuerdo tributario fue muy positivo, pero evidentemente no alcanza».

Si bien los pesimistas sostienen que lo más probable es que los empresarios se “agarren a lo que sea” con tal que los ejes del modelo no se muevan –con una nueva Constitución–, los más optimistas afirman que así el país “no funciona para nadie” y que, si no se sacuden de los prejuicios, la máquina que les podría pasar por encima puede ser mucho más pesada.

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