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El estilo «al límite» de Mario Desbordes que inquieta a parte de RN, a La Moneda y Chile Vamos PAÍS

El estilo «al límite» de Mario Desbordes que inquieta a parte de RN, a La Moneda y Chile Vamos

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Reconocido por su labor en el inicio del estallido social, el presidente de Renovación Nacional ha sido el congresista que mayor capital ha acumulado en más de un mes de intenso debate constituyente en el país. Si bien se le reconoce como uno de los artífices del acuerdo por la paz, y por haber mostrado la sensibilidad que nadie más tuvo al interior del oficialismo para lograr un mínimo grado de conexión con las demandas ciudadanas, su sobreexposición lo puso en la mira de quienes creen que, además de sus buenas intenciones, existiría una motivación electoral de por medio, aparte de acusarlo de poner en riesgo el último de los capitales del oficialismo: la unidad.


Nadie al interior del Congreso duda que la labor del presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, fue vital para lograr un acuerdo impensado tiempo atrás, y que alcanzó una firma transversal de la mayoría de los partidos representados en el Parlamento y que buscó dar curso al proceso constituyente. El lunes que siguio a la firma, al ingresar al hemiciclo fue recibido con un transversal aplauso de reconocimiento a su labor. Ya en su escritorio, vio cómo la encuesta Cadem de la última semana de noviembre lo situó entre los cinco políticos mejor evaluados, ranking en el que nunca se pensó verlo antes del 18 de octubre.

Pero todas esas luces trajeron consigo también costos, ya que –según transmitieron en el propio Chile Vamos– “ha jugado muy al límite”, y que, a través de sus apuestas colectivas y personales, habría puesto en riesgo en más de una ocasión, quizás, el último gran capital del oficialismo en medio de la crisis: la unidad.

Al respecto le recuerdan los plazos impuestos al propio Gobierno para entregar sus propuestas, lo que llevó a tensionar la relación al extremo con la UDI, que quedó atrapada en la vereda de defensa de las decisiones gubernamentales, las que eran ampliamente rechazadas en la calle y las encuestas. A aquello se sumó la presión a través de la agenda conjunta con la Democracia Cristiana, “siendo que tiene el teléfono del Presidente y lo ve en el comité político”, y la rienda suelta que ha entregado al ossandonismo, un espacio muy resistido desde el interior de La Moneda.

A principios de semana, no solo el líder de RN, sino más bien todos quienes lo rodean, recibieron como una grata sorpresa los resultados de la citada encuesta Cadem de la última semana de noviembre, en la cual el exsecretario general aparece en el quinto lugar de lo políticos con mayor aprobación con un 44 por ciento, solo superado por Joaquín Lavín, Giorgio Jackson, Gabriel Boric, y su correligionario Manuel José Ossandón. Una justa compensación por su labor, recalcaron cercanos.

Esa buena noticia, para varios al interior del partido, no alcanzó a copar al conjunto de la tienda, pues, desde hace un tiempo a la fecha, existe un grupo que ve con celo y desconfianza el actuar que Desbordes puso en acción en junio de este año, cuando una vez finalizada la cuenta pública presidencial, puso en riesgo lo que en ese momento era un intransable del Gobierno, como lo fue la reintegración de la Reforma Tributaria. No pocos acusaron un afán electoral, primero apuntando a una senaturía y ahora, con resultados en la mano, a un perfilamiento presidencial.

De ahí en más, el perfil del diputado mutó desde quien levantó en un principio la bandera del partido de Gobierno, y que por consiguiente consistía en “tragarse los sapos”, al de un dirigente que parecía “haber perdido el cariño” con la administración. En este ámbito, el análisis que se hace en la interna de Chile Vamos es que, si en algún momento su dinámica fue bien acogida –pues siempre se trató con respeto a la figura del Presidente y estuvo en línea con lo puesto sobre la mesa oficialista–, desde que el partido recibió el castigo de salir del comité político, en el último cambio de gabinete, se habría cortado “la delgada línea roja”.

El primer traspié desde iniciada la crisis, fue justo en medio de la negociación por la nueva Constitución, ya que quien había sido ungido por La Moneda para ser el negociador en representación de RN era el histórico senador Andrés Allamand, quien al ver que su presidente “se llevó la pelota”, e impuso sus términos en la discusión, corriendo la barrera más allá de la apuesta principal de Palacio, terminó encerrado en su oficina. El no haber respaldado la propuesta de utilizar la actual Constitución como base para el proceso constituyente, hizo que desde sectores de Chile Vamos, pero también desde el Gobierno, se comenzará a mirar con otros ojos los movimientos de Desbordes.

Desde La Moneda señalaron que, a diferencia de cómo se evaluó su actuar en el comienzo de la crisis, donde tuvo un buen balance, pues le reconocieron la influencia positiva que tuvo en el mismo Mandatario, hoy los tiempos cambiaron y sus movimientos son vistos con desconfianza, pues “anda con el tejo pasado”. En el Ejecutivo habían resuelto durante la semana pasada invitar al timonel de Renovación Nacional para sentarlo cara a cara con el Presidente Sebastián Piñera, cita que se concretó el viernes 29.

Pero al interior de RN defienden a su mandamás, al menos en algunos sectores. Plantean que su altura de miras ha dado cuenta de que es “un hombre de Estado” y que su fidelidad está con el país, más que casarse con un Gobierno. Aseguran que el diputado ha “sido respetuoso con el Presidente”, que ha informado de todas sus ideas a La Moneda, y que los grupos que hablan en su contra son aquellos que se “niegan a cambios, como la Constitución”.

Una señal

El ser considerado como el líder impulsor de la opción por una nueva Constitución, a la que tuvieron que allanarse a la fuerza La Moneda y hasta la UDI –el último dique de contención de la actual Carta Magna–, primero debido a la presión de las manifestaciones y luego en razón de la presión interna en voz del líder de la tienda con sede en calle Antonio Varas, dejó a Desbordes en un lugar que no a todos les asienta, no solo en el conglomerado oficialista en diversos sectores, sino también en su propia tienda.

Y es que una visión más conservadora del camino por el que optó el diputado tiene un eco no menor, considerando la variopinta composición de RN. En el partido de Desbordes habría un grupo de militantes que estaría preparándose para respaldar la opción No ante el plebiscito de abril de 2020, en clara contradicción con la postura que tomó su timonel, y aquello fue advertido por cercanos como “una señal”.

De acuerdo al recuento que publicó El Mercurio el domingo 24 de noviembre, 5 diputados de la tienda tendrían su voto definido y la apuesta sería el No a una nueva Constitución. Estos son Camila Flores, Cristóbal Urruticoechea, Francesca Muñoz, Luis Pardo y Miguel Mellado, en gran parte vinculados al grupo de los denominados kastistas, quienes han declarado su simpatía por el candidato de Acción Republicana, José Antonio Kast. Además, serían 10 los que aún no han definido su voto, y ahí aparecen nombres que cruzan todo el espectro RN. En consecuencia, de 37 diputados, 15 no están cien por ciento alineados con Desbordes, un poco menos de la mitad de la bancada oficialista más grande.

Una postura que al interior no sorprende, ya que hay conciencia de la diversidad interna, pero sí generaría conflicto en este grupo el “activismo de Desbordes” que no haría eco de dicha diversidad de RN. Sostienen que el diputado ha dado espacios a los outsiders y no ha sido la voz de “la gran mayoría del partido”. En esta línea, apuntaron a que el ossandonismo ha tenido “rienda suelta” para presionar el Ejecutivo y que este espacio ha sido proporcionado por el accionar del timonel de la tienda. Destacan que el partido no fue levantado «al calor de las manifestaciones” y que hay ciertas tradiciones que cuidar.

Puntualizaron que el diputado ha llevado “al partido al límite”, que muchas veces se le ve más cercano a la oposición que al Gobierno y que le ha hecho un “flaco favor a la mala imagen del Presidente”. En Palacio es este ámbito el que ha causado más conflicto y los propios miembros de RN en la institucionalidad del Ejecutivo tendrían críticas al actuar de su máximo dirigente.

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