Pese a todos los anticuerpos que genera, principalmente en el núcleo político de Apruebo Dignidad –donde no quieren nada que huela a ex Concertación–, para que la matemática entregue un piso mínimo sustentable en el Parlamento, desde Nuevo Trato Social, principalmente en el PS, entienden que las señales desde el comando del Mandatario electo deben llegar al menos, y de forma nítida, hasta la misma Democracia Cristiana. La razón –explicaron– es que, de no contar con su total compromiso, el trabajo en el hemiciclo se complicaría sobremanera. Por ahora, bajo el compromiso de tener incidencia en la futura administración y con coordinaciones parlamentarias ya en marcha, el Partido Socialista abrió las puertas para que cualquiera de los suyos que sea convocado participe sin ningún problema. De todas formas, se instaló el temor de que si no se pasa de lo simbólico a lo concreto con los demás partidos, particularmente la DC, la retribución –más allá de las palabras– no sea la esperada. Todo esto bajo el cálculo de que juntando incluso todos los votos de Apruebo Dignidad y de la centroizquierda, no alcanzan la mayoría simple parlamentaria.
A pocos días de que se dé a conocer la primera línea de los que acompañarán en el gabinete al Presidente electo, Gabriel Boric, la preocupación se ha instalado en la centroizquierda, puesto que hasta el momento los acercamientos desde el comando del futuro Gobierno no habrían pasado de lo simbólico a lo concreto con ciertos círculos del sector. Y es que, más allá del compromiso de situarse bajo el perfil de «colaborativos», en la política, si bien las señales son las que mandan, con el correr del tiempo las exigencias de aterrizar la palabra a lo concreto cobran también otro tipo de relevancia, como han señalado desde diferentes espacios, basados en la “experiencia reciente”.
A nivel de directivas, no existen reales resquemores en cuanto a dar un apoyo total al Gobierno entrante, por dos razones principales. Por un lado, porque Boric fue su candidato en segunda vuelta y, por otro, porque existirían más puntos de coincidencia con el programa que discrepancias. Hasta ahí todo perfecto. La problemática que se ha instalado es que, al ser imposible garantizar los votos de toda una bancada, los líderes de Nuevo Trato Social entienden que hay sectores a los que, guste o no, se les deberá “hacer otro tipo de cariño”, con miras a un complejo andar, considerando que incluso sumando el total de votos de Apruebo Dignidad y la centroizquierda, no se logra llegar a la barrera de la mayoría simple.
Y la apuntada es la Democracia Cristiana, tienda que saca ronchas en el círculo político de Gabriel Boric, principalmente en los partidos que componen Apruebo Dignidad. Es cosa de recordar las acusaciones de traición que se escucharon en más de una ocasión durante el andar del actual Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, esto luego de varios descuelgues de la colectividad cuando era liderada por Fuad Chahin, frente a los escasos acuerdos que la oposición alcanzó en su momento.
Los más recordados son los votos que, a contrapelo de un acuerdo transversal de la oposición, se le dieron a la reforma de pensiones propuesta por la actual administración. Sumado a aquello, la votación contraria a la acusación constitucional en contra del exintendente metropolitano, Felipe Guevara, en medio del estallido social, o los votos que no fueron en la acusación constitucional en contra del actual Mandatario. El último, el voto en contra de la diputada Joanna Pérez que sepultó el proyecto de aborto libre.
En Apruebo Dignidad, si bien le dieron “chipe libre” al Presidente electo para que elija a quien estime conveniente en los cargos de mayor interés, se sabe que desde un inicio existe una mirada que “choca con la realidad”, y con la necesidad real de conformar una amplio apoyo político. Esta apuntaría específicamente a evitar que la instalación del Gobierno “huela a ex Concertación”, más allá de todas las señales entregadas por el propio Gabriel Boric, quien ha mostrado su disposición para sentarse con todos a la mesa.
En el conglomerado político sostén del electo jefe de Estado, tienen claro que, a nivel de señales, estas tienen que ser las de empujar la agenda de transformaciones y de representar a su propio electorado, quienes resienten un acercamiento muy nítido con la propia DC, partido sobre el cual estiman que representa “todo lo malo de los últimos 30 años”.
Algo de esto dejaron entrever los representantes del partido Comunes, que ayer tuvieron una cita con el futuro Presidente. En la ocasión, la presidenta de la tienda, Ka Quiroz, señaló que “hoy, como dirección del partido Comunes, nos reunimos con el Presidente electo para compartir de manera mutua directrices y lineamientos políticos de lo que pensamos será el próximo Gobierno (…). En ese sentido, hablamos de este proyecto transformador que estamos levantando como Frente Amplio y Apruebo Dignidad, y cómo lo inyectamos de una mirada popular».
A lo que agregó que “de igual forma, como dirección del partido Comunes, nos pusimos nuevamente a total disposición de la construcción del próximo Gobierno».
A ambos lados de la vereda saben del difícil equilibrio entre las señales y los acercamientos reales de un lado y otro, y la tensión que se genera al respecto. Y si bien desde la DC fue muy bien leída la cita que su presidenta, Carmen Frei, sostuvo con el actual diputado por Magallanes en la denominada “La Moneda chica”, desde ese entonces a la fecha no habría habido mayores acercamientos con la falange, al menos a nivel dirigencial.
Desde Nuevo Trato Social, y basados en la experiencia reciente, señalaron que los seis votos de la Democracia Cristiana cobran una relevancia mayor, puesto que cualquier tipo de descuelgue eleva la dificultad de planes de mediano y corto plazo. Es por aquello que –aunque sin explicitarlo– señalaron que, por más resquemores que cauce el partido de la flecha roja, desde el comando presidencial debiese existir una señal “más nítida de integración”.
En la DC, si bien no apuestan a formar parte del Gobierno, indican que a lo menos esperan no quedar fuera de los acuerdos parlamentarios, ni sentirse “maltratados”. De esa manera, se genera un “compromiso mayor”, incluso entre los más reticentes.
Las relaciones de Apruebo Dignidad con el Partido Socialista (PS) habían quedado deterioradas luego del fallido acuerdo para las primarias presidenciales en conjunto, pero la segunda vuelta abrió espacios para comenzar a recomponerlas. El PS fue el primer partido en ponerse a disposición del Presidente electo Gabriel Boric, sin condiciones, y el primero en abrirse a que algunos de sus militantes arribaran a La Moneda como ministros, si así lo requería el Mandatario que asume en marzo.
Maya Fernández y Carlos Montes fueron los primeros socialistas en sumarse a la coordinación del comando de Boric, y los que suenan como posibles ministros. Fernández le dio su apoyo antes de la segunda vuelta, cuando la candidata de su partido era Yasna Provoste. Es parte de la “disidencia” a la actual directiva, y para algunos militantes será importante ver si solo se incorpora a figuras de ese sector del PS o se van a dar señales también hacia el sector “oficialista”, pues reconocieron que algo de tensión le podría añadir a la interna.
Una de las opciones para equilibrar los gestos hacia el PS es que el actual presidente de la colectividad, Álvaro Elizalde, se sume al Comité Político semanal que hacen habitualmente los gobiernos y donde participan los partidos que lo respaldan. El senador Montes, que ayer concurrió a “La Moneda chica”, lo planteó como una de las opciones sobre la mesa.
“Una de las dimensiones es, sin duda, algunos ministros. Otra posibilidad también es que en el comité político semanal esté presente el presidente del partido, que es una forma concreta de participar y que se ha usado en otras ocasiones”, puntualizó Montes.
En el Partido Socialista coinciden, desde todos los sectores, en que esperan que el Gobierno que asumirá los considere, los escuche y los respete, y que estos acercamientos no sean señales vacías o simbólicas, sino que de un real interés de incorporar la visión socialista.
De todas formas, a nivel de la directiva, en el PS afirmaron que van a cumplir la palabra de colaborar sin condiciones, teniendo o no personeros en el gabinete, y que confían a su vez en la palabra empeñada del Presidente electo Gabriel Boric, de incluirlos en el trabajo.
Desde el Parlamento existen también otras miradas, como el efecto espejo que va a tener la incorporación del PS como partido de Gobierno (fuera de Apruebo Dignidad).
En la bancada de diputadas y diputados de la colectividad detallaron que Apruebo Dignidad ya comenzó a dar los primeros pasos en pos de una coordinación, solicitándoles una lista con los temas legislativos más relevantes. Algunos mencionaron el tema de educación (gratuidad y fin al lucro) como uno de los centrales. En ese escenario, varios diputados manifestaron que la consideran una señal relevante desde el futuro Gobierno y que la relación en el Congreso correrá por un carril separado a la relación institucional.
Sin embargo, otros parlamentarios creen que la relación institucional tendrá un efecto espejo en el Parlamento. Un diputado socialista enfatizó que “a cargos simbólicos, apoyos simbólicos”, es decir, que si se incorporan ministros socialistas, pero sin incluirlos en los debates, es probable que eso se vea reflejado en los acuerdos en el Congreso. “Claro que va a tener efectos, los socialistas podrían sentirse más libres a la hora de votar”, puntualizó otro parlamentario.
Por ahora, si de señales y trabajo conjunto se trata, el Partido Socialista corre con total ventaja frente a sus pares, los cuales continuamente recuerdan el compromiso adoptado en las diferentes citas de Nuevo Trato Social, y que consiste en permanecer unidos. Esto, como la única forma de sobrevivir a nivel de sector y tener un grado de relevancia, con miras a los próximos cuatro años.