El dueño del polémico inmueble se refirió a sus pasos a seguir para persistir con la compra y declaró que hacer negocios con entidades estatales genera desconfianza dado que todo el proceso se transforma en “una guerra política”.
Felipe Sánchez es uno de los personajes principales en el polémico intento de compra de la Clínica Sierra Bella. Es dueño del inmueble que puso a la Municipalidad de Santiago en los ojos de la Contraloría y, en caso de que todo resultara inadvertido, iba a vender la propiedad en $8.200 millones. Hoy, declaró: “Esto fue un muy buen negocio para la municipalidad, eso es algo que ellos debieron haber defendido. Ellos son los responsables de no defender su operación”.
En conversación con el Diario Financiero, Sánchez dijo que forzará el cumplimiento del contrato a través de acciones legales y, agregó que no le hizo ningún favor al municipio capitalino. Incluso, reveló sus distancias con los partidos políticos y descartó un vínculo con el Partido Comunista, partido al cual pertenece la alcaldesa Irací Hassler: “No tengo militancia política, no tengo ninguna vinculación con el Partido Comunista. Todo lo contrario, mi familia no tiene militancia, vengo de una familia de ex uniformados.
Para el actual dueño del inmueble en cuestión, el hecho de hacer un negocio con entidades estatales “terminan por generar es mucha desconfianza en hacer cualquier operación con el Estado”. Por eso, dice que “los privados no quieren negocios con el Estado, porque cuando se involucra la política se entrampa todo, y una operación completamente regular como esta termina envuelta en una guerra política”, sostuvo.
Respecto a la diferencia de precios que hubo en la tasación del inmueble y al precio de venta que lo iba a ofrecer a la municipalidad, Sánchez dijo que “comprar barato y vender caro no es delito, y menos en este caso que tiene una justificación”.