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No es tiempo de izquierdas y derechas PAÍS

No es tiempo de izquierdas y derechas

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Patricia Politzer
Por : Patricia Politzer Periodista y ex Convencional Constituyente.
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La distinción entre izquierda y derecha no parece tener demasiado sentido, el parteaguas real es hoy entre democracia y autoritarismo. Demócratas y autoritarios existen en todo el espectro político. No hay espacio para equivocarse, el riesgo no es el color político de un próximo gobierno sino el riesgo de populismo y autoritarismo. 


Las formas son -y siempre han sido- muy relevantes. La ceremonia de instalación del Consejo Constitucional fue sobria, solemne y muy republicana (esto último, no sólo por su conformación política), incluyendo la presencia de las más altas autoridades del país, encabezadas por el Presidente de la República, Gabriel Boric. 

Los aplausos a la ceremonia se vieron rápidamente empañados por las declaraciones del exconvencional y jefe de campaña del Partido Repúblicano, Martín Arrau: “Creo que es claro y bastante unánime que el borrador de los expertos es peor que lo que hoy tenemos como Constitución (del 80 o del 2005, como se le quiera llamar)”. Visión compartida por otros integrantes de la extrema derecha. 

Lo cierto es que, más allá de las formas, lo verdaderamente determinante son los contenidos que puedan surgir de este proceso con reglas tan estrictas. Y en este sentido, las palabras de Arrau son preocupantes.

Chile no es una excepción en el mundo actual que se inclina cada vez más hacia el populismo, la ultraderecha y el autoritarismo. Ya no se necesitan golpes de Estado para debilitar y acabar con la democracia. A la luz de lo que ha ocurrido en los últimos años, los líderes populistas y autoritarios se instalan democráticamente en el poder para luego modificar -con mayor o menor celeridad- aquello que molesta a sus intereses. Esto depende de la solidez de los obstáculos que encuentren en el camino.

Desde el comienzo del siglo XXI, la extrema derecha viene creciendo de manera sistemática en todos los continentes. Los ejemplos sobran. Donald Trump y Jair Bolsonaro, quienes a última hora incluso intentaron desconocer sus derrotas electorales para mantenerse en el poder. En Turquía, Recep Tayyip Erdogan logra reelegirse por tercera vez, luego de haber reformado la constitución, ampliado los poderes presidenciales y establecido un régimen islamista (aunque la constitución lo define como laico), que ha hecho desaparecer a las mujeres de la vida pública. La lista es larga, la extrema derecha ya está en el poder en Italia con Giorgia Meloni, en Hungría con Viktor Orban, en Polonia con Mateusz Morawiecki, en Israel con Benjamín Netanyahu.  

Casi no existen países europeos y latino americanos donde los partidos de extrema derecha no crezcan y dejen de ser marginales, como ocurrió durante décadas después de la II Guerra Mundial.

En general, esta nueva ultraderecha se caracteriza por su rechazo a la inmigración, el foco en la seguridad ciudadana, nacionalismo, escepticismo frente a la globalización, conservadurismo cultural, control de los medios de comunicación y manipulación informativa a través del uso intensivo de las redes sociales para propagar mentiras, las hoy denominadas fake news.

Este contexto se ve agravado por los avances tecnológicos, incluida la Inteligencia Artificial, y una crisis climática que amenaza la subsistencia del Planeta. La distinción entre izquierda y derecha no parece tener demasiado sentido, el parteaguas real es hoy entre democracia y autoritarismo. Demócratas y autoritarios existen en todo el espectro político. No hay espacio para equivocarse, el riesgo no es el color político de un próximo gobierno sino el riesgo de populismo y autoritarismo. 

La democracia siempre es perfectible, pero hay bases que son inamovibles: respeto irrestricto a los Derechos Fundamentales, igualdad de todos los seres humanos, división de los poderes del Estado, elecciones periódicas, pluralismo político,  justicia social, libertad de expresión y asociación.

Así lo ha entendido el líder de la derechista Unión Demócrata Cristiana (CDU) alemana quien descartó categóricamente cualquier alianza con Alternativa para Alemania, el partido de ultraderecha que repunta en las encuestas. “Mientras sea líder de la CDU, no habrá ningún trabajo conjunto con este partido. Es xenófobo y antisemita, no tenemos nada que ver con esa gente”, declaró Friedrich Merz.

En Chile, vivimos un momento crucial para transitar en uno u otro sentido. Todo dependerá del contenido que tendrá el nuevo proyecto constitucional y del resultado de las próximas elecciones municipales y parlamentarias.

Las formas, por hermosas que sean, no bastan. El contenido de una nueva constitución y las alianzas políticas serán lo que determine nuestro futuro.

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