Son más de 13,4 millones los ecuatorianos llamados a las urnas para elegir entre la correísta Luisa González o el joven empresario Daniel Noboa al sucesor de Lasso y completar así el periodo 2021-2025, interrumpido por la invocación del mandatario en mayo pasado de la “muerte cruzada”, con la que disolvió la Asamblea Nacional (Parlamento) y forzó este proceso electoral extraordinario.
El presidente de Ecuador, el conservador Guillermo Lasso, realizó este domingo un llamamiento para tener “una jornada cívica y en paz” durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales extraordinarias, de la que confió en “desterrar la demagogia y el autoritarismo”.
Durante el acto de inauguración de la jornada electoral, el mandatario ecuatoriano exhortó a la población a tener una votación pacífica, después de que estos comicios se hayan caracterizado por ser los más violentos de la historia democrática del país, con el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio once días antes de la primera vuelta.
En este domingo son más de 13,4 millones los ecuatorianos llamados a las urnas para elegir entre la correísta Luisa González o el joven empresario Daniel Noboa al sucesor de Lasso y completar así el periodo 2021-2025, interrumpido por la invocación del mandatario en mayo pasado de la “muerte cruzada”, con la que disolvió la Asamblea Nacional (Parlamento) y forzó este proceso electoral extraordinario.
“El próximo presidente recibirá un Ecuador con su democracia fortalecida y la economía en crecimiento, con la institucionalidad recuperada y reposicionado internacionalmente”, aseveró el gobernante, que optó por presentarse a la reelección en estos comicios.
“Hay retos y tareas pendientes, pero mi Gobierno ha trazado la ruta para avanzar firmemente por la senda del desarrollo, el bienestar y la prosperidad”, añadió.
Lasso reafirmó el compromiso del Gobierno de velar por la seguridad, la transparencia y la voluntad popular depositada en las urnas, y agradeció la presencia de misiones de observación electoral y de expertos electorales de organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).
Por su parte, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) señaló que todas las instituciones están enfocadas en “tener comicios libres, transparentes e informados” y lamentó “las amenazas, hostigamiento, polarización tóxica y desinformación que debemos combatir día a día”.
“No debemos sucumbir a las presiones ni permitir que ciertos actores quieran utilizar a las instituciones como espacios de persecución o de revancha política”, apuntó Atamaint.
En ese sentido, destacó el carácter inédito de estas elecciones y que “por primera vez en la historia de Ecuador tenemos a una mujer” en segunda vuelta, como es el caso de González, mientras que también hay “un joven como candidato”.
“Esto es una buena señal de que nuestra democracia camina hacia una mayor participación e inclusión de jóvenes y de mujeres”, consideró Atamaint.
“No permitamos que las diferencias ideológicas minen la estabilidad democrática de nuestro país. La democracia implica respetar y tolerar las diferencias. En una sociedad diversa y multicolor, es fundamental escuchar y valorar las opiniones de los demás, incluso cuando no estamos de acuerdo”, apostilló.
De su lado, el presidente del Tribunal Contencioso Electoral (TCE), Fernando Muñoz, incidió en hacer “un llamado a la prudencia ante la avalancha de desinformación en redes sociales”.
“La integridad del proceso electoral no puede ser comprometida ante información no verificada”, dijo Muñoz, que exhortó a los medios de comunicación a “no dar paso a la desinformación y noticias falsas que intentan distorsionar la expresión popular en las urnas”.
Muñoz también apuntó que esta votación permitirá “solventar un problema político”, derivado de la aplicación de la “muerte cruzada” en mayo pasado.
Con ese mecanismo constitucional, Lasso disolvió la Asamblea Nacional cuando esta, controlada por una mayoría de oposición que lideraba el correísmo, se disponía a votar su destitución como último paso de un juicio político donde se le acusaba de presunto (peculado), un cargo que él niega.
A cambio, el mandatario acortó su mandato y forzó este proceso electoral excepcional, cuyo ganador dispondrá de un mandato de apenas quince meses, hasta que se celebren nuevas elecciones ordinarias en mayo de 2025.