Opinión
En Finlandia, la plataforma Open Ministry permite a los ciudadanos proponer leyes que el Parlamento debe considerar si alcanzan el apoyo necesario. En Estonia, por su parte, el sistema de votación electrónica i-Voting ha facilitado la participación electoral.
En el contexto político actual, en el que la desconfianza en las instituciones y la apatía ciudadana son predominantes, se hace urgente adoptar nuevas estrategias para conectar con la ciudadanía. La tecnología, con su capacidad de acortar distancias y facilitar la participación, se presenta como una herramienta clave para revitalizar la democracia y fomentar una mayor transparencia en la gestión pública.
Las herramientas tecnológicas han demostrado ser esenciales para mejorar la participación ciudadana y hoy, gracias a la inteligencia artificial, se abren alternativas ilimitadas. Estas herramientas pueden revolucionar la forma en que los ciudadanos se comunican con sus representantes políticos, permitiendo una interacción más directa y eficiente, empoderando a los ciudadanos al facilitar la movilización y la incidencia política, y resultando en una democracia más participativa y transparente.
En Estados Unidos, diversas plataformas tecnológicas han sido utilizadas exitosamente para conectar a los ciudadanos con sus representantes. Estas herramientas permiten que los ciudadanos expresen sus opiniones y demandas de manera más directa, acortando la línea del mensaje y asegurando que las voces de la comunidad sean escuchadas y consideradas en el proceso de toma de decisiones.
Y no es el único caso: en Finlandia, la plataforma Open Ministry permite a los ciudadanos proponer leyes que el Parlamento debe considerar si alcanzan el apoyo necesario. En Estonia, por su parte, el sistema de votación electrónica i-Voting ha facilitado la participación electoral desde cualquier parte del mundo, incrementando dicha participación y asegurando procesos transparentes y seguros.
Chile se prepara para enfrentar nuevos procesos eleccionarios, como las municipales, presidenciales y parlamentarias, por lo que las autoridades tienen una oportunidad única para transformar la relación entre la ciudadanía y sus representantes. Implementar plataformas en base a la inteligencia artificial, que faciliten la comunicación directa entre ciudadanos y representantes, y que promuevan la participación activa en las campañas, o bien, durante la gestión de estos últimos, es un paso esencial para mejorar la calidad de la democracia en el país.
Usar la inteligencia artificial al servicio de la política no solo aumentará la transparencia y la eficiencia gubernamental, sino que también fortalecerá la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
