“No se va a resolver el problema en el Poder Judicial por las acusaciones constitucionales. Aquí hay un problema más de fondo, que tiene que ver con la debilidad que tiene el sistema y su fragmentación”, dijo el abogado y cientista político Carlos Huneeus.
El profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Carlos Huneeus, analizó el escenario de crisis institucional que ha “desnudado” el caso Hermosilla, dejando en tela de juicio a ministros de la Corte Suprema y la legitimidad del Poder Judicial.
En esa línea, el abogado advirtió sobre el rol del sistema político para hacer frente a la crisis que –a su juicio- no se va a solucionar con la presentación de las acusaciones constitucionales contra los magistrados. “Aquí hay un problema más de fondo, que tiene que ver con la debilidad que tiene el sistema y su fragmentación”, señaló.
Huneeus también afirmó que el liderazgo presidencial es indispensable para encontrar una solución a un problema que califica como “multidimensional”. “Corresponde que el Presidente Boric muestre el liderazgo que tuvo el 15 de noviembre de 2019, marque un camino a seguir y se haga cargo de la conducción”, dijo.
–¿Qué le parece la reacción del mundo político ante lo que está pasando en el Poder Judicial y las aristas del caso Hermosilla que involucran a la Corte Suprema? ¿Qué tan efectiva podría ser la presentación de varias acusaciones constitucionales al mismo tiempo?
-Lo veo mal. Lo veo mal porque este es un tema que es la punta del iceberg, es una bomba de racimo que ha explotado y ha desnudado la debilidad del sistema político. Y una de las debilidades del sistema político se encuentra en el Congreso, con partidos muy fragmentados, que han mostrado escasa capacidad de cumplir sus funciones fundamentales, que es legislar, resolver las cuestiones fundamentales de la ciudadanía. No se ponen de acuerdo, no han sido capaces de sacar adelante la reforma de pensiones por el bloqueo que pone la industria en eso y la débil autonomía que tienen los legisladores respecto al poder económico.
Entonces, a mí me parece que hay un problema en el Congreso. No se va a resolver el problema en el Poder Judicial por las acusaciones constitucionales. Aquí hay un problema más de fondo, que tiene que ver con la debilidad que tiene el sistema y su fragmentación. Y la debilidad viene desde la Presidencia hacia abajo. No es solamente en el Congreso y ahora con la Corte Suprema y el Poder Judicial. La administración pública es débil. Esto desnuda una realidad extraordinariamente grave. Creo que lo peor que puede hacer el sistema político es esta seguidilla de acusaciones constitucionales.
A mí me parece grave que el Presidente esté callado, que la ministra del Interior esté callada. Si bien el Presidente metió la pata cuando hizo las primeras declaraciones respecto de que era un poderoso preso, pero, bueno, ¿es el único poderoso que existe en este país? Con la concentración del poder económico que hay en este país y el poder político que tienen, ¿de qué poderoso estamos hablando? Entonces, es una situación extraordinariamente grave, donde además, a propósito de la crisis del sistema político, seguimos con la misma Constitución de siempre.
-Más allá de las acusaciones constitucionales que se van a presentar, ¿dónde –a su juicio– deberían estar los énfasis del mundo político para hacer frente a todo lo que hemos conocido a partir del caso Hermosilla? ¿Cuáles deberían ser las prioridades tanto del Congreso como del Ejecutivo?
-La clase política –por decirlo en un sentido técnico, como diría Mosca–, los grandes líderes, los presidentes de los partidos, expresidentes de partidos, expresidentes de la República, debieran juntarse y hacer un diagnóstico para enfrentar esta situación, porque el problema es multidimensional. La porosidad de la administración pública y el tráfico de influencias llega al Servicio de Impuestos Internos (SII) y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Entonces, se tienen que poner de acuerdo. Para ponerse de acuerdo hay que tener un diagnóstico y ese diagnóstico no se ha hecho. En los dos procesos constitucionales no había un buen diagnóstico sobre qué estaba mal en el sistema político, ya que no había cientistas políticos, había abogados, y los abogados ven solo una parte del orden político. No todo es legal y constitucional.
Pero aquí también tenemos problemas, porque no hay partidos; se desplomó el centro, y la izquierda está fragmentada. Además hay fuerzas centrífugas como el Partido Republicano y el Partido Comunista, por el otro lado. Eso lleva a mayorías negativas.
El Presidente es el que tiene que meterse, el que tiene que tomar la iniciativa; y la ministra del Interior, también. Y ahí convocar a quienes ellos estimen para llegar a una solución.
-Al dar cuenta de este diagnóstico, sobre el estado actual de descomposición del sistema político, ¿tendría que ser la puerta de entrada para enfrentar estos otros problemas estructurales como, por ejemplo, lo relativo a la reforma del Poder Judicial? ¿Cómo, en estas circunstancias, el mundo político se pone de acuerdo para reformar?
-Complicado, qué es lo primero, el huevo o la gallina. Yo creo que la reforma al sistema político es clave, pero también la ciudadanía tiene que tener la percepción de que se están tomando medidas en favor de ella. Está más que claro que el sistema político está desprestigiado, entonces, también se tienen que dar señales ahora de que se pone a la altura de la crisis que vivimos. Y eso pasa concretamente, por ejemplo, con que la reforma del sistema de pensiones tiene que salir. No puede ser que haya grupos económicos que tengan bloqueada la reforma
Entonces, ahí hay que dar respuestas paralelamente. No es una cosa primero y otra cosa después. Dar dos o tres señales. La clave la tiene el Congreso, bueno, y primero es el Presidente, tal como decía.
-¿Cómo ve el liderazgo del Presidente Boric y sus señales en este contexto?
-Aquí hay un problema, una debilidad de la Presidencia por esta alternancia de gobiernos desde el 2010. Ningún Gobierno ha sucedido. Y enseguida con presidentes que no tienen una carrera política. Entonces, el Presidente tiene que convocar en La Moneda y destinar tiempo a esto. Eso lo hizo el Presidente Aylwin en su momento, lo hizo el Presidente Lagos, o lo delegó a un poderoso ministro del Interior, y ahí salió la reforma constitucional de 2005.
Entonces, ahora debe hacer lo mismo, tiene que convocar a una reunión en La Moneda y que ahí se trabaje y le haga seguimiento a eso, no que quede ahí y se vaya para la casa. Corresponde que el Presidente Boric muestre el liderazgo que tuvo el 15 de noviembre de 2019, marque un camino a seguir y se haga cargo de la conducción.
-¿Cuál es su lectura de la crisis al interior del Poder Judicial, en particular a partir de los antecedentes que hemos conocido hasta ahora, las investigaciones de la Fiscalía contra Ángela Vivanco, las investigaciones internas en la Suprema, etcétera?
-También muy mal, era algo que se sabía. La Corte Suprema, como todo poder que concentra funciones jurisdiccionales, nombramientos, calificación de los jueces y, además, la gestión económica administrativa, era un centro de poder que no tenía accountability. Entonces debemos hacer ese diagnóstico y conocer todo lo que ha pasado.
Por supuesto que tiene que revisarse el sistema de nombramiento de los jueces. Los juristas y profesores de derecho procesal saben las distintas posiciones que hay. No es tan complicado, no debería tardar mucho tiempo eso, porque la urgencia con la serenidad deben venir de la mano.
-¿Debería darle mayor celeridad a eso el ministro de Justicia, Luis Cordero, quien señaló que en octubre se presentaría un proyecto recogiendo todas las propuestas que ya existen?
-Yo creo que no corresponde empezar a debatir las seis o más alternativas que existen. Hubo un seminario hace dos o tres semanas en la Facultad de Derecho y había dos distinguidos catedráticos, el profesor Cristian Maturana, de la Facultad de Derecho de la Chile, y un profesor de la Universidad Austral de Valdivia, donde mostraron alternativas bien claras y concretas. Eso se dispone.
Entonces, no me parece que se inicie una nueva fase de deliberación, sino que debe venir una propuesta, donde el Gobierno diga esta es la propuesta adecuada y tiene estos defectos, pero a nosotros nos parece tal cosa. Y a partir de eso impulsar la reforma, porque la gravedad de la crisis exige celeridad.
-A propósito de la crisis, ¿cómo interpretar la percepción ciudadana, donde a la desconfianza frente al sistema político se suma ahora el Poder Judicial, con mayor nitidez?
-Estamos en el peor momento de nuestro sistema democrático. La opinión pública es muy crítica y viene desde hace mucho tiempo. Yo me aburrí con las encuestas del CEP que durante 20, 30 años, han mostrado la baja confianza en las instituciones, la desconfianza en los partidos políticos que viene desde los años 90. Entonces, ¿qué ha pasado? El mundo político no ve la realidad, no salen de sus oficinas, no salen del Congreso.
Entonces, repito, el único que puede tomar la sartén por el mango es el Presidente de la República, que es el Jefe de Estado y Jefe de Gobierno. También está el mundo de los negocios, el mundo de los empresarios que viven también descalificando a la política como si fueran santos varones y santas damas. Entonces, aquí hay mucho paño que cortar en varios lados. Pero el liderazgo presidencial es indispensable.
-Para cerrar y volviendo al punto del sistema político. Hace poco el senador Alfonso de Urresti (PS) volvió a instalar la necesidad de impulsar la reforma a través del Senado, una reforma acotada que recoge la propuesta de los expertos en el segundo proceso constitucional. ¿Cuál es su opinión sobre retomar esa discusión en el contexto actual?
-No existe el diagnóstico, en el llamado acuerdo de la Comisión de Expertos, sobre algo que yo anteriormente he dicho. Se trata de que tenemos una Presidencia que es débil, fabricada para rechazar al otro candidato. Se votó por Boric para impedir que Kast ganara. Aquí lo que se debe hacer –si usted me pregunta cosas concretas– es eliminar la segunda vuelta, lo que obligaría a los partidos a entenderse en el Congreso y restablecer la experiencia que había en la Constitución de 1925.
La segunda vuelta no sirve, es negativa, solo crea una imagen de Presidente fuerte, pero es un recurso plebiscitario. Luego de un mes o dos meses vuelve a tener el apoyo de las encuestas que recibió en primera vuelta. El Presidente Piñera tuvo en la primera vuelta 36,8 el 2017; el Presidente Boric, un 25,8 aproximadamente. Entonces ese tema no fue tratado. Me parece que, en términos de prioridad para reformar el sistema político, podríamos empezar por eso y alguna otra cosa más.
-¿Hay un escenario fértil para hacer ese debate en este minuto?
-A mí me da susto cuando este tipo de iniciativas vienen del Congreso. Usted menciona a un senador, después está en la Cámara de Diputados. Se pierde la iniciativa. Esto tiene que estar centralizado, con un liderazgo claro y que establezcan las prioridades. Y no empezar a sacar conejos del sombrero o solo de la Comisión de Expertos. Como digo, ahí no hubo politólogos ni sociólogos, entonces el diagnóstico fue muy formal.
-¿Liderazgo del Gobierno?
-No del Gobierno, porque eso es muy amplio. El Presidente Boric tiene que dedicarse y concentrarse en esto, como Jefe de Estado, y él se hará acompañar por quien corresponda.