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Especies no autóctonas en Antártica: impacto en la biodiversidad polar y los desafíos futuros Opinión Crédito imagen: Inach, P. Ruíz.

Especies no autóctonas en Antártica: impacto en la biodiversidad polar y los desafíos futuros

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Carla Salinas
Por : Carla Salinas Instituto Antártico Chileno
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Cabe destacar la relevancia de la colaboración internacional en temas antárticos. En este sentido, Chile y Corea del Sur son un ejemplo, ya que han desarrollado vínculos sólidos durante más de 60 años, especialmente en el ámbito antártico y logístico.


Las invasiones biológicas representan uno de los principales desafíos para la conservación de especies y la mantención de la salud y estructuras de los ecosistemas. Los procesos de bioinvasión se ven favorecidos por el escenario actual de cambio climático en el que nos encontramos, pudiendo actuar como acelerador de estos procesos de establecimiento de especies no nativas y poniendo en peligro la supervivencia de las especies autóctonas y los ecosistemas a los que pertenecen. 

La mayoría de los ambientes del planeta se han visto afectados por invasiones biológicas y, en este sentido, la Antártica no ha sido la excepción. Este es un continente joven, que quedó aislado de Sudamérica hace aproximadamente 30 millones de años, cuando se formó la corriente circumpolar antártica. Esta es una poderosa corriente que se pensaba que actuaba como una barrera biogeográfica que aislaba a Antártica del resto del planeta.

Sin embargo, recientes artículos científicos muestran la llegada de especies invasoras marinas, debido al transporte de propágulos mediante los remolinos “eddies”. 

A esta situación se suma la actividad humana, como el aumento del turismo, las pesquerías asociadas normalmente a operadores privados o las actividades de los operadores gubernamentales, que incluyen las actividades científicas. Todas ellas pueden representar un vector para introducir especies no nativas en la Antártica. 

Es importante mencionar que, cuando las especies colonizan ecosistemas fuera de su área de distribución natural (especies no autóctonas), pueden introducir nuevas funciones e interacciones ecológicas, alterando hábitats enteros e incluso provocando la extinción de especies autóctonas. 

La Antártica es un continente con condiciones climáticas adversas donde menos del 1 % está libre de hielo, sus ecosistemas son frágiles y presentan un alto nivel de endemismo, lo que significa que muchas de las especies de estos ecosistemas están circunscritas a esta región geográfica y no se encuentran de forma natural en ninguna otra parte del mundo.

El tema de las “alien species” o invasiones de especies terrestres y marinas foráneas al continente antártico es una problemática para los países que forman parte del Sistema del Tratado Antártico, siendo un tema recurrente el cómo erradicar las especies invasoras y frenar el arribo de nuevas especies al Continente Blanco. 

Para Chile, como país integrante de este sistema, esta línea de investigación es muy relevante y forma parte del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN). 

El proyecto “Bioinvasiones marinas y terrestres en Antártica: retos y oportunidades para la erradicación de especies invasoras”, en el marco del PROCIEN, buscó comprender a fondo el asentamiento de especies no autóctonas, sumando conocimiento en esta materia.

El foco de estudio en este proyecto se centró en las especies invasoras terrestres y marinas que amenazan a la Antártica, intentando comprender sus mecanismos de establecimiento desde una mirada ecológica a una mirada molecular, con la finalidad de prevenir la llegada y asentamiento de especies no autóctonas, ayudando así a la protección del ecosistema polar.

El proyecto, financiado por la Agencia Nacional Chilena de Investigación y Desarrollo (ANID), hizo posible que investigadores tanto de Chile como de Corea del Sur, correspondientes al Instituto Antártico Chileno (INACH), la Universidad de Concepción, la Universidad Católica del Maule y el Instituto de Investigación Polar de Corea (KOPRI), formaran un sólido equipo de trabajo, aportando nuevos conocimientos en esta área.

Cabe destacar la relevancia de la colaboración internacional en temas antárticos. En este sentido, Chile y Corea del Sur son un ejemplo, ya que han desarrollado vínculos sólidos durante más de 60 años, especialmente en el ámbito antártico y logístico. En proyecto mencionado, KOPRI, entre otros aportes al proyecto, proporcionó acceso a tecnologías y laboratorios de vanguardia en campos como el ADN ambiental.

Este proyecto estudió especies no autóctonas de mosquitos, de especies marinas y de plantas vasculares en suelo antártico. Las metodologías de muestreo se centraron en muestras de suelo en diversos puntos de la península Antártica, así como la captura de insectos no autóctonos mediante trampas de luz ultravioleta en diferentes bases y buques de operadores antárticos, hasta metodologías de ADN ambiental que permitieran identificar especies no autóctonas en agua de mar.

Entre los hallazgos más destacados se encuentra el registro de mosquitos no autóctonos, como la especie Trichocera maculipennis, que ya había sido reportada en estudios anteriores, el del microlepidóptero Plodia interpunctella, conocido como la polilla india de la harina, en la estación Yelcho (64,9° S; 63,6° O), especie que no había sido reportada tan cercana al polo sur y cuya presencia se asocia a productos almacenados. 

También se hallaron especies marinas como el hidrozoo Obelia dichotoma, anélidos y peces detectados gracias a metodología de ADN ambiental. Cabe destacar que aún están en análisis las muestras de suelo antártico para buscar posibles especies vasculares no autóctonas.

El proyecto analizó igualmente potenciales vectores de especies no autóctonas, por lo cual examinó las bioincrustaciones (biofouling) encontradas en escombros y plásticos en una Zona Antártica Especialmente Protegida en isla Roberts (ZAEP 112) y determinó a través de técnicas como análisis espectral y modelado lineal general que, de 730 desechos, el 85% eran plásticos y de ellos el 61% correspondía a poliestireno (PS) y tereftalato de polietileno (PET). El 25 % de los plásticos presentaron bioincrustaciones.

A lo largo del proyecto se fueron sumando otras instituciones internacionales, como el British Antarctic Survey (Reino Unido) o la Universidad de Marymount de Loyola (Estados Unidos). Este esfuerzo internacional subraya la necesidad de implementar medidas efectivas para prevenir la llegada de nuevas especies invasoras a la Antártica y para mitigar los impactos de aquellas que ya han logrado establecerse, así como de establecer monitoreo continuo de estas especies, dada la importancia de mitigar igualmente los impactos antropogénicos, tanto en el Continente Blanco como en los medios de transporte de operadores estatales y privados, que viajen a uno de los últimos lugares prístinos del planeta.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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