Ministra en visita Paola Plaza desechó informes del Servicio Médico Legal y del Instituto Psiquiátrico Horwitz Barak que beneficiaron a Erwin Dimter, ordenando que este ingrese de inmediato a cumplir la condena de más de 25 años de la que había zafado -hasta ahora- gracias a ellos.
A disposición de Gendarmería, para su ingreso a la cárcel, quedó esta mañana el coronel en retiro de Ejército Erwin Dimter Bianchi, más conocido como “El Príncipe”, luego de que la ministra en visita para causas de violaciones a los Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Paola Plaza, determinara -junto a un equipo especial de detectives que trabaja junto a ella- que la enajenación mental que este decía padecer no era tal.
Dimter, más conocido como “El Príncipe”, fue uno de los oficiales a cargo de los detenidos en el Estadio Chile, luego del golpe de Estado de 1973, y en dicha calidad fue condenado por los homicidios del cantante y docente de la USACH Víctor Jara Martínez, así como del director de prisiones durante la Unidad Popular, Littré Quiroga Carvajal. El año pasado, la segunda sala de la Corte Suprema confirmó su condena y la de otros exmilitares por estos crímenes. Dimter y cinco de ellos fueron condenados a 15 años y un día como autores de los homicidios de las víctimas, además de 10 años y un día por los secuestros calificados de ambos.
Sin embargo, Dimter había logrado evadir la entrada a la cárcel gracias a una serie de certificados médicos, según los cuales padecía de enajenación mental. Al menos uno de esos certificados fue emitido por un psiquiatra contratado para esos efectos por su defensa, pero lo determinante fueron los informes evacuados por dos organismos del Estado: el Servicio Médico legal (SML) y el instituto psiquiátrico Horwitz Barak.
Pese a la existencia de los certificados médicos, la jueza Plaza ordenó a los detectives investigar la situación, debido a una serie de detalles que llamaron su atención, sobre todo debido al comportamiento del condenado. Tras varias semanas de investigación, los investigadores concluyeron que la enajenación mental no existía, sino que había sido fingida.
Ante ello, la magistrada citó a Dimter a su despacho, donde le comunicó que entraría de inmediato a cumplir su condena, en calidad de reo rematado, ordenando además que se efectúe una nueva reevaluación de su estado de salud mental.
Es primera vez que la justicia chilena deja sin efecto certificaciones médicas según las cuales un imputado o condenado está incapacitado mentalmente, recurso que ha sido frecuentemente ocupado en todo tipo de causas penales y también de derechos humanos, siendo el ejemplo más evidente el de Augusto Pinochet.
El nuevo rematado
De 75 años, Dimter es originario de Valdivia y en junio de 1973, siendo un teniente de solo 23 años, participó activamente en la asonada militar conocida como “El tanquetazo”. Estuvo en prisión hasta el 11 de septiembre, cuando quedó en libertad y fue enviado al estadio, donde -como dijo en la investigación de primera instancia por el crimen de Jara y Quiroga una de las prisioneras, Lelia Pérez Valdés– “fue notoria la presencia de un oficial de Ejército joven, de rasgos anglosajones, muy violento, que agredía físicamente a los detenidos, viéndolo ensañarse con Littré Quiroga, el que también golpeó a Víctor Jara –a quien reconoció en el lugar y que dejó de ser visto a los días siguientes, rumoreándose entre los detenidos que lo habrían ejecutado-. Dicho oficial fue apodado por las mujeres como “el gringo” o “el príncipe”.
En el fallo también se encuentran las declaraciones de la periodista Pascale Bonnefoy, quien explicó que Dimter “era un hombre joven, buenmozo, de apariencia germana, que se paseaba por el recinto con un linchaco en la mano, vociferando insultos a los prisioneros y autodenominándose como la figura que fue conocida en ese período entre los detenidos al interior del Estadio Chile como ‘el príncipe’, ya que les gritaba que tenía voz de príncipe, y que no necesitaba usar micrófono para ser escuchado”.
Asimismo, la investigadora precisó que “Dimter, desde sus tiempos de cadete en la Escuela Militar, se había mostrado como una persona impredecible y alterada, apodado como ‘el loco Dimter’, y que en el Estadio Chile amenazaba en forma histriónica y golpeaba permanentemente a los prisioneros, quienes le tenían miedo, y el que habría ordenado a un soldado matar a culatazos a un obrero detenido con el que previamente había tropezado”.
El Mostrador intentó obtener una declaración de parte de la ministra Plaza respecto de su decisión, pero esta declinó efectuar comentarios. Al respecto, desde el Poder Judicial solo se indicó que “se procederá con especial cuidado en estas materias, disponiendo medidas de corroboración ante cualquier diagnóstico que merezca dudas, a fin de dar certeza de que las decisiones judiciales adoptadas se fundan en evaluaciones irrefutables”.