Urge repensar la universidad.
El presente escrito expone un acercamiento parcial sobre alguno de los factores que podrían explicar la crisis financiera de la Universidad de La Frontera entendida como la expresión de un sistema que presiona negativamente el funcionamiento de las Universidades estatales. Antes, debo aclarar las siguientes premisas:
La Universidad de La Frontera (UFRO) es una de las principales universidades en la macrozona sur y austral del país. Actualmente se enfrenta a una crisis financiera que afecta al conjunto de su comunidad universitaria, especialmente a funcionarias y funcionarios que han tenido que enfrentar a un masivo proceso de desvinculaciones. El duro plan de ajuste acompañado por la superintendencia ha sido la solución tecnocrática seguida por el saliente gobierno para administrar la crisis y superar el déficit financiero institucional. Este instrumento se presenta como la única fórmula diseñada por las autoridades para acelerar la resolución del conflicto. En frente, estructuras organizacionales debilitadas y despolitizadas, con ausencia de cuadros políticos que hagan factible la posibilidad de contener la crisis y los despidos por la vía política. La ausencia de un proceso constructivo a nivel estamental denota la carencia de lecturas de largo plazo y la ausencia de respuestas efectivas para contener los golpes de una mala gestión. Urge la unidad, urge la construcción orgánica, urge la solidaridad y el sentido universitario.
A la fecha, la Junta Directiva ha decidido crear un nuevo Gobierno Universitario para reorganizar sus vicerrectorías, intentando con ello, recuperar la legitimidad política perdida. Sus principales objetivos serán la configuración de un escenario de transición para adelantar el proceso eleccionario y elegir un nuevo gobierno. A su vez, esto permitiría enfrentar la crisis de gobernabilidad instalada. La pregunta que se le presenta a los diversos actores ¿Un gobierno de transición es suficiente? Según mi opinión, lo que se ha quebrado en la Universidad, no es solo un gobierno de turno, sino más bien, lo que se ha quebrado es la confianza al interior de la comunidad. Una comunidad que se ha visto enfrentada a una política organizacional elitizada, sin criterio académico ni universitario y funcionalizada a una adaptación pasiva a los mecanismos de evaluación mercantil (marketing) y estatal (acreditación). Bajo el actual régimen de gestión, la universidad como institución “se caracteriza por un ahorro de pensamiento”. Tristemente paradójico, pues es en la universidad donde estamos llamados a pensar.
La crisis es estructural y será nacional. Según la Superintendencia de Educación superior, al menos 9 instituciones (15,5%) se encuentran en una situación de riesgo financiero. Sugiero que la crisis no es estrictamente financiera: si como sociedad nos enfrentásemos a que fuerzas conservadoras buscaran privatizar las universidades del país, tendríamos la capacidad de responder, pues ya se encuentra instalado en nuestro imaginario colectivo que la educación pública debe ser un derecho. Sin embargo, el riesgo que corremos ahora se encuentra en otra clave: la ausencia de sentido universitario, la carencia de un horizonte en el cual la formación profesional y la generación de conocimiento se releven como factores estratégicos. Sin embargo, para ello, hay que repensar la academia, la ciencia, su rol en la sociedad. Hace falta responder a preguntas ético-políticas sobre el «para qué» y «para quien» generamos conocimiento.
5 tesis pendientes por argumentar:
Se podría estar configurando un año 2025 de alta conflictividad social. Esta vez de carácter nacional, donde el centro de atención sea el financiamiento a la Educación Superior y el aseguramiento de su viabilidad operativa. Frente a cualquier eventualidad, las comunidades universitarias son el único dique de contención a cualquier pretensión política que busque dañar la educación superior. Recordar que ya en Argentina se habla de «Cientificidio»: El gobierno de Milei ha sido responsable de destruir sistemáticamente las capacidades científicas de su país a través de recortes presupuestarios.