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Harold Mayne-Nicholls: ¿el “salvador” de los Panamericanos? DEPORTES

Harold Mayne-Nicholls: ¿el “salvador” de los Panamericanos?

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Cristian Leighton Miranda
Por : Cristian Leighton Miranda Periodista. Coordinador de Mesa Periodística y Redes Sociales de El Mostrador
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En entrevista con El Mostrador, el director ejecutivo de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023 habla sobre esta imagen de “salvador” del evento, hace un balance de la preparación y analiza lo bueno y malo que se ha hecho. “Yo considero que, dentro de mis capacidades, tengo algunas habilidades para sacar adelante proyectos que a otros les cuesta más”, dijo.


A 81 días del comienzo de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023, Harold Mayne-Nicholls no para. El director ejecutivo de Santiago 2023 ha mantenido diversas reuniones con distintas personas, desde el Ministerio del Deporte, el pasado viernes, hasta con los otros directores, para cumplir las expectativas de la cita deportiva más importante realizada en el país desde el Mundial de Fútbol de 1962.

De hecho, este domingo recién fue presentado el himno oficial del certamen –producido por DJ Bitman e interpretado por Ana Tijoux y Movimiento Original–, pero el trabajo sigue. Y eso Mayne-Nicholls lo sabe bien, desde su llegada a la organización el pasado 2 de junio: ya no queda tiempo y no hay margen de error. Llegó en un momento complejo, con temores de que el evento se transformara en un fracaso para el país. O al menos esa es la imagen que acechaba, dados los nulos avances en infraestructura, el escaso interés público en la cita y al conocer la abrupta salida de anteriores directores ejecutivos.

Pero algo ocurrió con la llegada de Mayne-Nicholls, ya que su pasado en el fútbol chileno, sobre todo como expresidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), los invitaba a soñar: ¿venía Mayne-Nicholls a “salvar” a los Panamericanos? En entrevista con El Mostrador, el director ejecutivo habla sobre esta imagen, hace un balance de la preparación y analiza lo bueno y malo que se ha realizado.

-¿Cómo se siente de cara a los Panamericanos? ¿Cómo valora el trabajo hecho desde que llegó?
-Esa evaluación la va a dar el tiempo. Si nos fuéramos a un nivel universitario, no ganas nada con sacarte buenas notas en todos los exámenes parciales si en la prueba final sacas mala nota. Quiere decir que no estás en condiciones de pasar, así que por ahora hemos ido trabajando, avanzando más rápido cada vez. Se nota en el ambiente la gente más compenetrada en lo que hay que hacer y evidentemente que eso me tiene tranquilo, pero el examen final parte el 20 de octubre o 19 de octubre, el día antes del inicio de los Juegos, parte el examen final. El resto es música. Podemos hacerlo horrible de aquí al 20 de octubre. Y si los Juegos salen espectaculares, nos vamos a llenar de flores. Al revés: podemos hacer un tremendo trabajo de aquí al 20 de octubre y nos caemos.

-Eso es en lo objetivo, ¿pero sus sensaciones? 
-Lo que pasa es que ahí depende de la capacidad del estudiante. Si fuiste capaz durante todo el año de ir preparándote para el examen final, es muy difícil que te vaya mal. Aparecen otros factores, pero es muy difícil. Si no te preparaste nunca, es muy difícil que te vaya bien. Nosotros, desde que yo llegué aquí, desde ahí hemos ido preparándonos para dar un muy buen examen final, y hemos ido preparándonos contra el tiempo, porque partimos tarde, partí yo tarde, y hemos ido avanzando en esa preparación a los ritmos que me parecen adecuados y todo el mundo ya está en ese ritmo, aque en eso estoy con cierta tranquilidad, dentro del nerviosismo propio de sacar adelante los dos eventos.

El salvador

En el año 2018, Mayne-Nicholls decidió repostularse a la presidencia de la ANFP para tratar de resolver la crisis que vivía en ese tiempo el fútbol chileno –como la que atraviesa hoy–, aunque finalmente no tuvo éxito en su afán de regresar. Ahí la gente asoció su regreso como el del “salvador” del fútbol chileno, considerando el cariño que le tenían por, entre otras cosas, traer a Marcelo Bielsa como director técnico de la selección chilena. Ahora regresa, luego de estar fuera de la palestra durante mucho tiempo, con una misión semejante.

-¿Le sienta esta mochila de “salvador”, según la ciudadanía?
-Hay una diferencia muy grande entre una cosa y la otra. La de allá yo quería hacerlo y por eso me postulé y tenía que salir a conseguir los votos. Aquí me lo ofrecieron. Evidentemente quise hacerlo porque me lo ofrecieron. No es al revés. Antes de que me lo ofrecieran no se me pasó ni por la cabeza que iba, por ninguna parte, a estar aquí un viernes a las 17:30 de la tarde sabiendo que me quedan tres, cuatro horas de trabajo, un día viernes. Así que ahí está la gran diferencia. Ahora yo considero que, dentro de mis capacidades, tengo algunas habilidades para sacar adelante proyectos que a otros les cuesta más, así como tengo muy pocas habilidades para sacar proyectos adelante que a otros no les cuestan nada. Cada uno tiene sus cosas. Entonces, cuando me lo ofrecieron, yo dije sí, yo creo que se puede. Cuando me postulé a la ANFP tenía clarísimo lo que quería hacer. Después no me fue bien y no conseguí los votos. Ahí está la diferencia. Pero salvador nunca. A me dicen “cómo se te ocurrió tomar este fierro caliente”, entre otras cosas.

Usando esa analogía: yo fui scout toda mi vida y uno sabe que hay leños que están calientes y los puedes tomar y soltar sin quemarte, pero así te puedes quedar pegado también a uno y te quema. Y, bueno, esa era la irresponsabilidad del campamento scout, pero había que mantener el fuego. Aquí no es así. O alguien lo podría ver así, que yo tomé esto, empecé a trabajarlo, ordenarlo y salen mal los Juegos. Entonces te dicen “oye, pero todo tu capital lo tiras a la basura”. “¿Qué capital?”, digo yo. “Es que la gente te cree”, dicen. Pero de qué sirve esa cuestión si cuando viene un ministro y te pide ayuda, te pide cooperación, o te pide asumir una responsabilidad, de qué sirve tener todo ese capital que construiste en años si, cuando te piden el esfuerzo, tú dices “que se queme otro”. Por eso, cuando el ministro me dijo, le pregunté si tenía alternativa. “No”, me respondió, y listo. No hay posibilidades de analizar, ya sea que el ministro cree que soy el salvador de la patria o al revés.

La ciudadanía cree que soy el salvador de la patria. O al revés. La otra parte de la ciudadanía dice que ojalá se queme vivo este engreído, que cree que se las sabe todas, aquí se va a pegar un guatazo”.

-Aun así, la gran mayoría de la ciudadanía cree que con su llegada los Panamericanos sí podrán realizarse y tener éxito.
-Sí, puede ser, yo no tengo medida esa cuestión. Puede ser. Empecé a creer en eso cuando fuimos capaces de entregar la rendición como correspondía, que fue el 7 de julio, un día viernes. Me quedé hasta las 23:45 de la noche. Entregamos la rendición. Yo me quedé como hasta las 00:45 por terminar dentro de lo mismo algunas cosas. Insisto, a mi edad y con mi trayectoria, yo diría “qué estoy haciendo aquí”.

Yo obviamente no hice nada, pero estaba aquí. Ahí yo te diría que se produce un vuelco en la moneda, que la gente empieza a decir “se van a hacer los Panamericanos”. Antes era “pucha, ¿van a llegar?”, la pregunta típica. Ahora esa pregunta ya casi no la hace nadie. La pregunta hoy día es: “Me quedé sin entradas, ¿qué hago?”. Ese cambio se produce, desde mi perspectiva, a partir de la medianoche del 7 de julio.

Después de la rendición el viernes, yo sentí que la gente ya estaba como con un alivio, qué suerte que los Juegos Panamericanos no van a verse frenados por no haber hecho la rendición. A la conferencia de prensa vino muy poca prensa, porque deben haber creído que íbamos a dar una explicación de por qué no llegamos y a quién le interesa esa nota. Y fue al revés. De ahí en adelante, como te digo, se produjo la explosión de la gente, esa ansiedad de “quiero mi entrada”, y vendimos más de 200 mil entradas el primer día, que, a mi juicio, es una cifra muy significativa en cuanto a cómo dimos vuelta.

Hay una declaración del gobernador (de la Región Metropolitana, Claudio) Orrego, diez días atrás, diciendo que hay que motivar a la gente porque no están motivados por los Juegos. Bueno, diez días después, la gente empezó a reclamar que “no alcancé a inscribirme para comprar las entradas para la final del voleibol de dupla”. Ese es un cambio radical que no lo logro yo. Lo logra todo el equipo de trabajo que hay acá, que yo lidero claramente. En mi liderazgo, y esto lo digo siempre, yo tengo una forma de hacer las cosas. Hay otra gente que tiene otra. Yo no digo que la mía sea la mejor, la mía me resulta, quizás la tuya a mí no me resulta y es mejor que la mía, pero no me resulta. No va con mi carácter. Espero que todo esto que venimos haciendo, con todo este entusiasmo que ya se despertó en la población y que ya sabe más que hay Juegos Panamericanos que lo que se sabía cuando yo empecé (…), ha ido permeando a la población y más gente está dispuesta a venir a los Juegos, porque es una realidad que está ahí.

-¿Y la gente que quiere que le vaya mal a los Panamericanos, por asociarlo al Gobierno del Presidente Gabriel Boric?
-No creo que haya tanta mezquindad. De hecho, ahí tienes otro cambio que fue impresionante. Yo ya he ido dos veces a la Cámara de Diputados en este cargo. La primera vez no fue muy agradable la estadía. La segunda vez, en diez minutos, por unanimidad votaron lo que les fuimos a pedir con el ministro. Es porque cambió la percepción del sistema frente a los Juegos, no porque esté yo, porque eso sería atribuirme algo que no necesariamente es mérito mío. El mérito es del ministro que me pidió que se hiciera la pega. Ahora, cuando llegué aquí, capté la dimensión de la pega, porque de afuera no la había captado.

Si yo fuera racional es probable que el día que me senté aquí hubiera llamado al ministro y le habría dicho: “¿Sabe qué, ministro? Gracias”. Pero uno no es racional, porque uno quiere que las cosas en su país salgan bien. Y eso, en el caso mío, no responde a una matriz de Excel, mucho menos colores políticos. Me da lo mismo qué colores políticos. Me llamó este ministro en este Gobierno, y yo, “vamos”. Y si me hubiera llamado otro ministro, en otro Gobierno, le habría dicho “vamos”, porque si me llamaron era porque creyeron que yo podía ayudar, y en eso estamos.

Hay gente que cree que, como yo, usamos el concepto suerte. Las cosas me salen por suerte, no por capacidad. Entonces, están esperando el guatazo para decir “viste, yo te dije que este el único mérito que tiene es que, como Bielsa estaba sin pega y no tenía plata, lo trajo para trabajar acá, porque eso es lo único que ha hecho”. Yo con lo único que me quedo es con la satisfacción de que, cuando me pasan un proyecto de esta magnitud, como me pasaron el proyecto de la ANFP, me esfuerzo al máximo por hacer las cosas bajo mi sistema. Capaz que bajo el sistema de otro resultarían mejor todavía. Yo no sé. No tengo grandes sistemas como otros, que sí tienen mucho más conocimiento, experiencia, estudio. Yo no. Yo tengo mis vivencias que me han dado resultados y que a ti quizás no, no te darían resultados aplicando la misma fórmula y quizás al de allá le darían dos veces mejores resultados que a mí.

Su llegada y la autocrítica

-Antes de llegar, ¿pensó en que los Juegos se podían caer?
-Nunca pensé que se iban a caer. Nunca. Pero no me gustaba el negativismo que había en la información respecto a los Juegos. Había unos escepticismos impresionantes que me recordaban, por lo que he leído, a la postulación de Chile al Mundial del 62, o sea, esto es imposible. Y es posible. Pero lo veías de afuera y decías: “¿Pero por qué hacen esto? ¿Y por qué hacen esto otro?”. Y cuando llegué acá dije “bueno, cambiemos esto”, pero me decían que ya no se puede. Eso es cuando yo digo que hay una mochila llena de piedras, son esas piedras que sabes que esto hay que cambiarlo. 

-También había un escepticismo en el equipo de los Panamericanos.
-Seguramente eso sí, eso aquí estaba instalado. Yo aquí veía eso, sentía que a todos como que les daba, entre comillas, vergüenza decir “yo trabajo en la organización de los Panamericanos”. Decían “trabajo en deporte”, pero no era un motivo de orgullo. Hoy día no lo siento así.

Mayne-Nicholls detalla que, como llega muy temprano y se va muy tarde, aprovecha de pasar por los cinco pisos del edificio donde está la organización de los Panamericanos y Parapanamericanos para saludar a los que están presentes trabajando, y cuenta que siempre tiene abiertas las puertas de su oficina, para cualquier cosa. “Son pequeñas cosas que no significan nada en el largo plazo, pero que significan mucho para decir ‘el jefe está pendiente’. Por el cargo, yo tengo derecho a chofer y cuando estoy apurado le digo que me lleve, pero me vuelvo en metro sí o sí, o me vuelvo caminando. Y esas cosas son las que en el mediano plazo ayudan a levantar el espíritu de la gente para sacar adelante unos Juegos como estos, que son complejos. Todas esas cosas la gente las va sintiendo. 

-¿Hay un balance de su trabajo, de lo bueno y malo que ha ocurrido mientras está a cargo?
-Hay algunas competencias con sedes que a mí me habría gustado hacerlas en otra parte y ya no se puede. Hay deportes, por la calidad de los jugadores que representarán a sus países, que ameritan, a mi modesto entender, un escenario más grande que el que tenemos y ya no lo puedo cambiar.

Hay otro deporte, que en mi humilde opinión, con lo poco que lo conozco, que es un deporte callejero, se juega en la calle. Así nació, ese es el concepto. ¿Por qué lo hacemos en un gimnasio? Entonces, pregunté por qué no lo hacemos en la Plaza de la Constitución. Ya, por seguridad no vayamos al Palacio de La Moneda, pero elijamos otro escenario en el que se vea la cordillera. ¿Por qué le quitas la espectacularidad de mostrar un paisaje chileno a un deporte que es netamente callejero? A mi juicio, ahí hay errores de estrategia de difusión, de estrategia de comunicación, de estrategia de promoción de los Juegos. Ya están, tengo que asumirlo, no tengo nada que hacer, porque no puedo cambiar las sedes. 

Ahora, eso no priva que nosotros también de repente hay cosas en que nos equivocamos, hay cosas que pudimos haber hecho mejor. En algunas negociaciones que ya estaban bien avanzadas, no cerradas, yo intervine y logramos éxito, pero en otras intervine y las perdimos. Yo me metí directamente en la cuestión comercial en la ceremonia inaugural. Me metí directamente y creo que vamos bien, pero vamos a ver cómo avanza. Yo habría optimizado de mejor manera los recursos que hay en el país para hacer actividad deportiva. Ya es tarde y hacer el ejercicio de llorar sobre la leche derramada es tiempo perdido.

Lo que sí me tiene muy satisfecho, muy contento, es que pusimos un precio de entrada para que todos puedan ir. No hay nadie que pueda decir “sabe que no, es que, como decía un jugador de fútbol, es muy carísimo”. No, no es muy carísimo. Es un precio con que todos pueden ir al menos a una cosa. Nadie va a dejar de ir porque no se pueda pagar. Esa pelea la di yo ante el directorio y salí airoso.

-La infraestructura también es tema.
-Estos Juegos traían consigo la construcción de una segunda arena en el velódromo del Estadio Nacional, pero nunca se hizo esa segunda arena. ¿Cómo, si había siete años para hacer esta cuestión? No sé. Bueno, somos chilenos no más.

Los Juegos se otorgan en el año 2017, si no me equivoco. Yo entiendo que el 2018 estructuramos todo lo que hay que hacer, ponemos plazos y empezamos en 2018. El 2019 ya dónde voy a jugar cada uno de los deportes, dónde voy a construir, arrendar, mejorar, qué yo. Como ya lo supe el 2018 y ya levanté todos los proyectos porque contraté todos los arquitectos, ya en 2019 empiezo el año licitando todo y cierro el año empezando la obra y tengo todo el año 2020, 2021 y 2022 y la mitad del 2023 para terminar. Pero la historia no es así ni de cerca. Entonces terminamos de licitar obra poquito antes de que yo llegara. Entonces hay algo en toda esta línea de tren, si se detuvo la máquina por alguna razón, eso es lo que hay que investigar. Eso es lo que pasó aquí. Muy chileno. Lo extraño para nuestra cultura sería que hoy día tuviéramos todos los recintos listos, todas las entradas vendidas, todas las cuentas rendidas y ahora estuviéramos descansando, esperando que lleguen los atletas. 

No vamos a llegar al extremo de inaugurar escenarios el mismo día que comienzan los Juegos, pero va a pegar en el palo, porque vamos a llegar con algunas cosas el 25 de septiembre. Pasa algo y no llega. Pero, bueno, estamos trabajando para que no pase.

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