El histórico periodista y comentarista habló acerca de lo que significaron los Juegos Panamericanos Santiago 2023 para su persona y el país. Además, se refirió a su futuro y también a unos eventuales Juegos Olímpicos en Chile.
A casi una semana de concluir los Juegos Panamericanos Santiago 2023, continúan los balances sobre el evento polideportivo más importante organizado por nuestro país. Para la opinión popular existieron muchos puntos altos durante los diecisiete días de competencia, desde la organización, pasando por el rendimiento del Team Chile, hasta Fiu, la mascota del evento, que captó la atención del público. Sin embargo, también se destacó la labor de un periodista deportivo que ya lleva décadas en este tipo de transmisiones y, nuevamente, demostró que sigue vigente a sus 78 años: Pedro Carcuro.
En esta conversación con El Mostrador, Carcuro –quien ha cubierto grandes eventos deportivos, desde Juegos Olímpicos a Copas del Mundo– reflexiona con más calma sobre lo que los Panamericanos significaron para él y para nuestro país. “Creo que, en todos los aspectos, los Juegos superaron las expectativas, superando lo que uno podría haber esperado en Santiago. He asistido a seis Juegos Panamericanos y, aunque no estuve en los dos últimos, de los que he ido, estos han sido los mejores. Los estadios quedaron impresionantes, todo funcionó puntualmente y el comportamiento del público fue otra medalla de oro”, expresa.
Sin embargo, no niega los miedos que tuvo al ver el lento avance de las obras. “Yo fui entre marzo y septiembre –quizás exagero– entre tres o cuatro veces al Estadio Nacional, y la última vez fue en los primeros días de septiembre, y estaba asustado porque las obras no iban a estar terminadas”, reconoce.
A pesar del panorama poco favorable que se veía, el relator destaca el espíritu de los trabajadores que estuvieron en las distintas obras que dieron vida a Santiago 2023: “Yo dije, en una de las notas que hice, que la primera medalla de oro de estos Panamericanos es para los trabajadores. Los vi trabajar con un entusiasmo que me dije: ‘Aquí no podemos fallar'”.
Televisión Nacional de Chile (TVN) dedicó 221 horas de deportes en directo a estos Juegos Panamericanos Santiago 2023, durante los cuales Pedro Carcuro tuvo un papel protagónico en las distintas transmisiones que realizó la señal abierta.
Según los datos entregados por TVN, esta promedió 6.2 puntos de rating hogar, con un alcance de 11.018.258 personas en todo Chile.
-Usted destacó el comportamiento del público en los Juegos Panamericanos, ¿cómo vivió ver un Estadio Nacional lleno para una competencia de atletismo, que hace años no se vivía?
–Me emocioné mucho, porque me acordé de cuando era chico. Cuando era chico asistí en varias ocasiones a campeonatos internacionales de atletismo, campeonatos sudamericanos que eran fantásticos. La lucha del ABC, como se le decía, era Argentina, Brasil y Chile. Hubo unos Juegos Iberoamericanos en los años ’60 con grandes atletas chilenos y ahí se llenaba el estadio, yo iba con mi papá, lo pasábamos ‘bomba’. Entonces, me sentí transportado a mis tiempos de niño y adolescente, lo pasé muy bien y me emocionó el comportamiento del público. Era un público 100% dispuesto a pasarlo bien y a disfrutar, con una actuación civilizada, respetando a los rivales y aplaudiendo a nuestros deportistas.
Era muy lindo ver a las familias disfrutando y todo esto era producto de un espectáculo deportivo que generó esa magia que uno siempre ha querido ver en Chile: que la gente vaya a pasarlo bien y no a hacer comportamientos indebidos, como se ve en el fútbol.
Tuvimos más del doble del público que tuvo Lima en 2019, lo cual es significativo, considerando el gran compromiso de los peruanos con sus Juegos Panamericanos. Eso dice mucho.
-¿Estos Juegos demostraron que al chileno le gusta el deporte?
-Cuando tú me preguntas eso, eso me produce todos los contrasentidos. Me surgen recuerdos, año 1980, cuando hubo un Campeonato Mundial de Hockey cuya etapa final se llevó a cabo en la Tortuga de Talcahuano: llena. Un equipo chileno muy bueno peleó hasta el final del campeonato. Para esas navidades se agotaron los patines en Chile. Entonces, uno pensaba que vendría el boom del hockey en patines, pero finalmente eso resultó ser solo un sueño de Navidad y la popularidad del deporte se diluyó. En cuanto al tenis, algo ha perdurado de su larga y bella historia en Chile, pero creo que podríamos lograr una mayor popularidad del deporte.
Entonces, yo no me quedo con eso de que “a la gente le gusta el deporte y que…”, no, hay que trabajar en serio. Los distintos organismos estatales, los ministerios de Hacienda, Educación y Salud; el Ministerio del Deporte, la educación pública y privada, la empresa privada, las federaciones deportivas y el Comité Olímpic, deben ponerse de acuerdo y trabajar juntos para impulsar este aspecto tan positivo para Chile
-Ahora, me referiré a algo más personal: ¿cómo sintió el trato del público hacia su persona?
-Bueno, de una generosidad excesiva. Me emocionaba mucho y me abrumaba mucho también, porque el recibir el cariño en exceso… nosotros no nos conocemos, pero yo soy muy tímido, me da mucha vergüenza. Yo no me siento –aunque suene vanidoso–, no me siento cómodo conviviendo con el éxito, no es mi hábitat natural. Yo prefiero pasar más inadvertido, hacer la pega tranquilo y volver a la casa con el sentimiento de que “hoy la hice bien”. En este caso, se fue produciendo una corriente que fue en aumento, porque yo iba primero a la natación, después al atletismo y la gente me manifestaba un cariño que yo encontraba algo inesperado, excesivo, pero lo agradecía, porque me tiraba para arriba. Fue bonito lo que viví y, después de tantos años de trabajar en esto, este es el mejor premio que uno puede recibir: el cariño de la gente. Para qué vamos a estar con cosas, era emocionante, varias veces me quebré.
-Usted vivió uno de los grandes momentos de los Juegos, ¿cómo fue relatar la carrera de Martina Weil junto su padre?
-Bueno, cada uno ve desde su punto de vista los acontecimientos deportivos. He vivido muchos, pero nunca había estado junto a un padre deportista, el chileno campeón panamericano Gert Weil, y su madre, medallista de bronce. Conocí a Martina, una niña muy dulce, y todo ello generaba un ambiente muy especial. Todos pensábamos que era la opción de medalla para Chile. Después del triunfo de Lucas Nervi en el lanzamiento de disco, venía la carrera de 400 metros, tan especial por no ser ni muy larga ni muy corta. Es un minuto intenso. Al lado tenía a este atleta de pie, gritando desaforadamente, dando instrucciones. Así que, mientras miraba la carrera, también lo observaba a él, preguntándome qué sentiría este padre.
Terminó la carrera y él, como buen alemán, severo, se contuvo. Yo me hubiera puesto a llorar, pero fue emocionante y diferente. Nunca había compartido con el padre de una deportista y vivido el momento más importante de Martina.
¡SE PASÓ MARTINA!
Así fue la emocionante carrera de Martina Weil, narrada por Pedro Carcuro y con los comentarios de su padre, Gert Weil.
📡 En vivo https://t.co/cHpYcJ5ooE
📲 #TVNPlay https://t.co/6AXjr39iSI pic.twitter.com/shLoRqZn7G
— TVN (@TVN) November 1, 2023
-A niveles generales, ¿cree que Santiago 2023 fue superior o igual al Mundial de 1962?
–Yo creo que fue más que el Mundial del ’62. Estamos hablando de tiempos muy distintos, con una repercusión que tiene hoy en día. Hoy en día, es un espectáculo multimedia: desde el celular hasta la pantalla gigante instalada en el Estadio Nacional se siguen las jugadas. Millones de personas siguieron las competencias a través de distintas transmisiones, lo que le da una connotación distinta. En segundo lugar, participaron más de siete mil deportistas de muchos países, incluyendo atletas de calidad que buscaban clasificar para las Olimpiadas de París. La delegación chilena fue protagonista en muchos deportes.
Punto aparte para los recintos deportivos. No se puede comparar el estadio Carlos Dittborn y El Teniente de Rancagua de 1962 con los lugares donde se realizaron las competencias actuales, desde el Nacional, Sausalito, hasta el Arena del Parque O’Higgins. En todo sentido, yo creo que fue un espectáculo mucho más multitudinario y con un show mucho más completo.
-Quizás toque una fibra emocional, ¿qué sintió al ver el homenaje que le hicieron en la sala de prensa del Estadio Nacional a Sergio Livingstone y a Julio Martínez? ¿Cómo hubiesen vivido estos Juegos?
-Fue muy emocionante, ambos fueron compañeros muy entrañables, amigos míos. Por ejemplo, con Sergio, la gente piensa que uno solamente hablaba de fútbol, porque Sergio fue una persona que vivió por y para el fútbol toda su vida. Hasta antes del “Condor” Rojas y Claudio Bravo, fue el mejor portero chileno en casi 100 años de historia futbolística. Pero, ¿te digo una cosa? el “Sapo” se fascinaba por los otros deportes.
Yo empecé a ir a los Juegos Olímpicos desde que estuvimos juntos en TVN, primero fui a Múnich (1972), después a Montreal (1976) y después fui a muchos. Entonces, cuando yo volvía, el “Sapo” Livingstone me hacía extensos interrogatorios, hablábamos de la Nadia Comăneci, de quien en Chile no teníamos idea, porque no existía esta conexión informativa de hoy. Bueno, con él hablábamos días y días, así que yo me acordaba mucho del “Sapo” y de cómo habría disfrutado estos Juegos Panamericanos.
De Julio me acordaba de algo muy especial, porque no era tan fanático de los deportes que no eran fútbol. Sin embargo, él fue a los Juegos Olímpicos de 1956 en Melbourne, cuando Marlene Ahrens ganó la medalla de plata. Él hizo una crónica fenomenal en la revista Estadio, donde comentó de la rubia Marlene Ahrens y la describió de una manera mágica; escribió una crónica olímpica memorable. Y estoy seguro de que Julio hubiera disfrutado enormemente, pues era muy patriótico y sentía mucho orgullo por las cosas chilenas.
Yo creo que los dos lo hubieran disfrutado muchísimo. Yo fui con Harold Mayne-Nicholls y Jaime Pizarro, que me entregaron un regalo. Fue bonito que se le haya dedicado un poco de estos Juegos a dos gigantes del periodismo deportivo chileno.
-Mayne-Nicholls ha hablado mucho de unos eventuales Juegos Olímpicos, ¿usted ve factible un Santiago 2036?
-Mira, yo creo que nosotros tenemos que invertir mucha, mucha plata para organizar unos Juegos Olímpicos. El Estadio Nacional, en el 2036, estará cerca de cumplir 100 años (en 2038 los cumple). Yo creo que ya no da para más. Sinceramente, le han estado haciendo estas “manitos de gato” una y otra vez, pero lo único que pasa es que es como cuando nos vamos poniendo un poco más viejos, solo nos vamos achicando. Yo medía un metro 86 y ahora voy por el metro 83 (risas). Al Estadio Nacional le ha pasado lo mismo: su capacidad ahora es de 40 mil espectadores, y recuerdo haber visto partidos con 70 mil cuando era niño. Yo creo que no da para más.
También hay que invertir en mejorar calles, vías de acceso y tantas otras cosas. Los Juegos Olímpicos requieren una infraestructura de otro nivel, comparable a los campeonatos mundiales de hoy, que no tienen que ver con el Mundial del ’62. No tienen nada que ver los Juegos Olímpicos con los Panamericanos en términos de turismo, inversión en seguridad, tecnología y preparación del personal. Yo creo que son varios de miles de millones de dólares y no sé si el país puede priorizar esto, teniendo en cuenta otras necesidades importantes, como salud, educación y protección de adultos mayores y niños sin hogar. Además, no sé si tendremos la capacidad económica o cómo estaremos socialmente para 2036.
No es que sea un opositor a la idea, pero yo manifiesto mis dudas. Creo que debemos considerar seriamente si podemos obtener los recursos necesarios, además de lo que aporten el Comité Olímpico Internacional y las multinacionales dispuestas a invertir en infraestructura superior a la de los Panamericanos y Parapanamericanos.
Ahora, igual sería lindo tener Juegos Olímpicos. Demostramos que tenemos capacidad, porque los errores que se cometieron fueron muy pocos. El circuito de la marcha fue más o menos una chambonada gigantesca, pero todo hace pensar que no fue culpa nuestra, sino de los organismos internacionales que ven cada prueba.
-¿Va a París 2024?
-Hace un año, mi hijo y yo teníamos la idea. Él es médico, traumatólogo, deportólogo y fue médico del equipo de ciclismo en ruta; además, practica ciclismo. Él es bueno y se dedica semiprofesionalmente al ciclismo en ruta. Queríamos ir los dos a los Juegos Olímpicos, pero entre la pandemia y todo desistimos un poco. Sin embargo, te juro que ahora esta pregunta es muy lógica, porque después de los Panamericanos me bajaron unas ganas de ir a los Juegos Olímpicos. Además, en París, por primera vez, la ceremonia inaugural se realizará fuera del estadio, sobre el río Sena. Dicen que va a haber 1 millón y medio de espectadores para la inauguración. Ver eso será una locura.
Además, ves que el nivel de los deportistas de alta competencia es más que sorprendente; es inimaginable, es mágico. Uno se encuentra con actuaciones que hacen y dices: “Dios mío, cómo lo hacen”, y cada vez realizan actuaciones más exuberantes.
Nosotros no tenemos los derechos, pero uno nunca sabe. Empeño le voy a hacer.
-Y en transmisiones de grandes eventos, ¿Santiago cree que fue el último o quiere otro más?
-Mira, tengo una sensación íntima: la razón por la que yo tuve una actuación más o menos importante o destacada en los relatos fue casi una coincidencia. Fue producto de circunstancias que se fueron dando y que me dejaron en una situación que me obligaron a decir: “¿Qué hago? ¿les digo que no? A ver qué cagada queda” (risas). Me tiré a la piscina para un poco darme un gusto, como un The last dance, y resultó bien, aunque no era algo que yo había planeado hacer.
Yo te digo que hace tres o cuatro meses me veía como una especie de anfitrión o de comodín del área deportiva. No sabía cómo iba a ser la transmisión, y las circunstancias fueron cambiando a medida que se iba acercando el torneo. Entonces, quedé en un momento determinado con esta responsabilidad, casi producto de las coincidencias.
Por eso, yo no te puedo decir si de aquí al próximo año podría yo narrar los Juegos Olímpicos, a lo mejor sí, anda a saber tú.