Chile es un equipo sin ideas. Juega a lo que salga. No hay una identidad y forma y no es que Gareca lleve dos semanas. Al contrario: luego de casi nueve meses al mando el equipo involuciona y no logra despegar. En rigor, ya no despegó.
Algunos dirán que el empate ante Perú, Chile mostró unas tibias señales de competencia. Puede ser. Pero el punto no era lo que se debía conseguir. Con un triunfo se abría la última chance para tratar de acercarse a la zona de repechaje. Clasificación directa ninguna posibilidad.
Pero lo más preocupante es, sin duda, la actitud de Ricardo Gareca. Y esta no pasa porque grite y gesticule los 90 minutos del partido. Pasa por esa abulia que muestra partido a partido, como no encontrando respuestas a las situaciones del juego mismo o con sus reacciones tardías o poco comprensibles.
En Lima, el partido tuvo muchos momentos para poder ganarlo. Chile se generó opciones que no supo concretar. Eso ya no es resorte de Gareca. Sin embargo, ya cuando se jugaban los 15 minutos del segundo tiempo se veía a jugadores agotados por el trajín. Perú leyó que no tenía armas para ganar la brega. Gareca parado llama a sus asistentes. Hablan por más de 10 minutos. Cero reacciones. Había que hacer cambios para intentar ganar. El argentino transmite una sensación de no saber qué hacer y en ese punto está lo preocupante. No hay respuestas. Se ve a los jugadores solos y, de no ser por el liderazgo de Vidal, probablemente el equipo pudo haber naufragado.
Son señales muy fuertes y potentes respecto de la conformación de las nóminas y a los que se muestra en cancha. Chile es un equipo sin ideas. Juega a lo que salga. No hay una identidad y forma y no es que Gareca lleve dos semanas. Al contrario: luego de casi nueve meses al mando el equipo involuciona y no logra despegar. En rigor, ya no despegó.
Entonces, con un técnico que se aferra a un contrato que tiene amarrada a la federación, al no contar con los recursos frescos para darle la salida al seleccionador ¿qué se viene? Nada bueno. Solo prolongar esta agonía, que fue detectada tras Copa América. Los malos resultados en Estados Unidos golpearon a Gareca, pero la derrota con Bolivia en casa fue el golpe de knock out. No se recuperó y difícilmente lo haga. La paupérrima presentación en Colombia fue otra señal de que el barco se hunde por todos lados.
Y a pesar de sumar el primer punto oficial en la era Gareca por las clasificatorias, Chile no tiene futuro. Suena duro decirlo y asumirlo, pero este equipo ya no tiene cómo salir de la posición en que se encuentra.
Asumo que tras la partida de Berizzo Gareca era el nombre que me sonaba correcto para enmendar el rumbo, como también a la gran mayoría. Sin embargo, no resultó y ahora habrá que pensar en cómo potenciar a una selección que debe refundarse y pensar en el próximo mundial. Lo que más duele, es que quedaremos fuera de un mundial que reparte siete cupos, por lo cual esto ya no da para más.