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Recuerdo: Iván Morovic se consagra como Gran Maestro del ajedrez

Recuerdo: Iván Morovic se consagra como Gran Maestro del ajedrez

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El 9 de octubre de 1980, el entonces juvenil viñamarino sorprendió ganando el torneo de Tel Aviv, Israel, y los grandes especialistas lo pusieron a la altura de los grandes de esa década: Karpov, Korchnoi y Kasparov.


Tuvieron que pasar cuatro días para que los aficionados al ajedrez -únicos interesados hasta entonces en el asunto- supieran algo de cómo se desarrollaba el campeonato internacional destinado a brindar la norma de Gran Maestro, el más alto grado que concede la Federación Internacional de ese deporte. El campeonato se desarrollaba en Tel Aviv, Israel, y por alguna misteriosa razón las agencias internacionales no informaban al respecto.

Los dirigentes de la Federación Chilena de Ajedrez recibieron el primer informe. Y se apresuraron a llamar a los medios de prensa para entregarles la sugerente noticia: después de cuatro partidas, Iván Morovic compartía el primer lugar con el israelita Grunfeld y ya estaba siendo considerado favorito para adjudicarse el torneo.

Morovic había cumplido en marzo los 17 años. Era el menor de los 13 participantes que buscaban el título jugando bajo el sistema de ‘round robin’ (todos contra todos). Entre sus rivales figuraban tres grandes maestros y otros tantos maestros internacionales, categoría en la que él se encontraba desde sus victorias en el Campeonato Panamericano Juvenil de 1979. Los restantes eran también ajedrecistas de elevado ELO internacional.

El comienzo de Morovic (que figuraba con ELO de 2.380) no podía ser mejor: había vencido a dos adversarios que lo superaban en el ranking ajedrecístico. Primero, al canadiense Lipnowski (2.400); después, al inglés Basman (2.405); finalmente, al israelita Gelser (2.365). Y sus tablas habían sido con el argentino Bernat (2.390).

Desde ese momento, creció el interés. La Federación comenzó a entregar informes diarios. Y los espacios para entregar las informaciones fueron creciendo paulatinamente.

Tres israelitas más tuvieron que inclinarse ante la superioridad del chileno. Otros dos lograron empatarle. Un inglés, Goodman, fue el único que pudo ganarle.

Y así, Morovic llegó a la última partida encabezando las posiciones con 7,5 puntos y con la posibilidad cierta de ganar el torneo y consagrarse como Gran Maestro. Para eso necesitaba ganar al israelita Kraidman y completar los 8,5 puntos exigidos.

Los que lo vieron consignan que jugó “con gran calidad y garra” y que llegó a la victoria en 65 movidas “en un notable final de damas, alfil y peones”.

Las mejores posiciones finales del torneo, que tuvo categoría VII en la evaluación de la Fide, fueron las siguientes: 1º Morovic, de Chile, con 8,5 puntos; 2º Jacob Murey, de Israel, con 7; 3º David Goodman, de Inglaterra, con 6,5; 4º Yehuda Grunfeld, de Israel, también con 6,5; 5º Amikam Balshan, de Israel.

Después de estrechar la mano de su adversario, Morovic se dirigió al teléfono. Sabía que todo el país estaba pendiente de su actuación. Se comunicó con Sergio Costagliola, presidente de la Federación, y fue tan lacónico como siempre. En tono calmado, le dijo:

-Don Sergio, gané…

Y mientras acá saltaban, Iván Morovic se fue a acostar, casi ajeno a la importancia de su propio éxito y a las proyecciones que tomaba su carrera ajedrecística. Con la misma serenidad con que poco antes había comunicado su tercer lugar en el Campeonato Mundial Juvenil en Dortmund, Alemania.

El modesto viñamarino parecía no darse cuenta de que estaba entrando a la historia del deporte chileno como el primer chileno que llegaba a tan altos niveles mundiales.

Los analistas internacionales hacía comparaciones y lo ponían a la altura, en nivel de juego, de Anatoli Karpov, Victor Korchnoi y Gari Kasparov, los máximos exponentes de esa década.

Y el maestro norteamericano Elo, inventor del sistema de evaluaciones aplicado en el ajedrez, era categórico, según consignaba el diario La Tercera:

“Según un estudio matemático que he realizado, este jugador supera la curva ideal de los Grandes Maestros”.

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