El serbio no tuvo mayores problemas para vencer a Roger Federer en la final y quedarse con su cuarto título consecutivo en Londres.
Es el primero que gana cuatro Masters consecutivamente, lo que ya es un mérito inusual. Pero lo de Novak Djokovic hoy no sólo fue el corolario perfecto para una temporada espectacular, sino el término de cualquier duda: el serbio es, por lejos, el mejor tenista de los últimos años. Un auténtico maestro.
Enfrente tenía a un grande entre grandes, el suizo Roger Federer, que nada pudo hacer para evitar que lo arrollara la aplanadora de Belgrado por un contundente 6-3 y 6-4, en una hora y 20 minutos.
Es el quinto Masters de su cuenta, igualando a Ivan Lendl y a Pete Sampras y situándose a solamente uno del suizo. Pero Djokovic solamente tiene 28 años.
Prolongando el “estado de gracia” por el que pasó casi todo el año, a Nole pareció ni siquiera pesarle la derrota en la fase de grupos, el pasado martes, por 7-5 y 6-2 ante el mismo rival.
Hoy, cuando más lo necesitaba, apareció su mejor tenis, lo que dejó a Federer con una única opción: arriesgar al máximo. Ser el más agresivo de los agresivos, pero eso tuvo un precio: cometió demasiados errores no forzados (31).
Y aunque tuvo más tiros ganadores que Djokovic (19 contra 13), el serbio sólo contabilizó 14 fallos groseros, lo que le dio una ventaja decisiva.
De esta manera, Nole cierra el año con 11 coronas (tres del Grand Slam, porque le faltó Roland Garros, y seis Masters 1.000 ATP). Estuvo, además, en 15 finales consecutivas.
Con 82 partidos ganados y seis perdidos, el número 1 del mundo terminó también con un récord de puntuación (16.585), y con un premio extra de dos millones 61 mil dólares…
En la pista del O2, un relajado Djokovic sentenció: “Estoy muy orgulloso de esta temporada, que es la más larga, la más exitosa, la mejor de mi vida. He disfrutado cada momento en la pista”. Era que no.