Raffy Lerma tiene mucho trabajo: en las noches documenta con su cámara de fotos las muertes a sangre fría que deja la guerra contra las drogas. Desde que Rodrigo Duterte es presidente de Filipinas -30 de junio de 2016- se estima que unas 3.000 personas murieron en ejecuciones extrajudiciales, según organismos de derechos humanos.
En muchos casos se repite la escena: encapuchados disparan a adictos o sospechosos de tráfico de drogas.
Las víctimas son en su mayoría hombres jóvenes y pobres.