Ante la pregunta sobre si se puede garantizar que el próximo presidente de Cuba no será de apellido Castro, Mariela respondió: «Por supuesto». La contundente afirmación viene de nada menos que de Mariela Castro, la hija del presidente de Cuba, Raúl Castro, en entrevista exclusiva con la BBC
La activista a favor de la comunidad gay añade que «no hay una dinastía, no hay una sucesión, no hay nada de eso» y que su apellido se alejará del Palacio de la Revolución cuando acabe la gestión de su padre.
El presidente Raúl Castro, aseguró que dejará el poder en febrero de 2018 y ella es la primera en bajarse de la lista de los posibles candidatos.
«No, no me interesa. A mí me gusta más ser ciudadana. Ciudadana sin otras responsabilidades», aseguró.
Mariela Castro es desde hace más de una década la directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex).
Esta es la entrevista con el corresponsal de la BBC en La Habana, Will Grant.
Nosotros íbamos a hablar durante la semana de la muerte de Fidel Castro y no tuvimos oportunidad. ¿Cómo está su familia seis meses después?
Yo todavía me siento en una situación de duelo. Todavía no he podido procesar que Fidel no esté entre nosotros. No he terminado de procesar su legado.
Porque además nos dejó el mensaje de que no quería monumentos, un montón de cosas. Quería pasar a ser un mortal común. Y él no es un mortal común. Él ha sido un líder muy especial.
Creo que es el líder que ha marcado más la historia de Cuba y creo que también en el mundo ha tenido una influencia importante.
Fidel, independientemente de sus adversarios, va a seguir siendo un referente en la historia. Un referente de resistencia, de lucha y el referente de un soñador que hizo todo lo posible por el bienestar de su pueblo, por la justicia y la equidad social, pero que la vida biológica es más limitada que los sueños.
Por tanto, tuvimos que despedirnos, fue muy doloroso, todavía sentimos mucho dolor. Ahora un poco menos, ya lo vamos procesando, pero yo, como lo ves en mi Facebook, todavía tengo la imagen del comandante de luto.
Cuando le preguntan por el futuro de Cuba y la sucesión de su padre, generalmente usted responde que hay que esperar y ver. Pero ¿entiende las dudas y la incertidumbre que vive la gente sobre este asunto?
Bueno, yo también tengo dudas e incertidumbres, como todo el pueblo. Siempre pienso en positivo, yo pienso que un pueblo que ha luchado tanto tiempo y de una manera tan dura, con tanto sacrificio, no se va a dejar quitar lo que ha logrado. Y eso a mí me da tranquilidad.
Pero, como cualquier ciudadano, observo cosas que salen bien, cosas que no me gustan, cosas que sí me gustan y siempre tengo la preocupación sobre cómo ocurrirá ese proceso.
Hay muchas cosas definidas en la Constitución, ahora en los cambios eso se va a perfeccionar. Pero siempre un cambio de este tipo es peligroso. Como parte del pueblo de Cuba siento esa sensación de peligro.
Estoy segura de que a la persona que quede elegida como máxima autoridad de nuestro gobierno siempre vamos a encontrarle virtudes y defectos. Porque también a Fidel se las encontrábamos, a mi padre también. Eso es inevitable, vamos a tener satisfacciones e insatisfacciones.
Pero yo confío en el sentido de unidad del pueblo de Cuba para, ante los momentos difíciles, unirse más y tratar de salir adelante.
Pero por supuesto, en los momentos oportunos, vamos a seguir trabajando para que la voz del pueblo participe de la toma de decisiones.
Eso creo que es fundamental. Para mí esa es la verdadera democracia, la participación del pueblo en las decisiones. No el pluripartidismo.
¿Se puede garantizar que el próximo presidente o la próxima presidenta no tendrá el apellido «Castro«?
Por supuesto. Es más, yo deseo que sea así. Porque además no es lo que han dicho, no hay una dinastía, no hay una sucesión, no hay nada de eso.
Las coincidencias históricas, se dieron contextos, se dieron cosas que bueno, dos hermanos Castro estuvieron muy unidos en la lucha y hubo una gran confianza y un gran respeto entre ellos.
Pero no va a seguir así, eso fue esa coyuntura histórica. Ahora no la tenemos.
Entonces no es algo que le interesa a usted por ahora…
No, no me interesa. A mí me gusta más ser ciudadana. Ciudadana sin otras responsabilidades.
¿Usted está orgullosa del hecho de que Cuba pasó de ser vista como un lugar intolerante hacia los gays a convertirse en un destino para los turistas gays?
Sí, me siento orgullosa porque de alguna manera nuestro trabajo en el Cenesex ha contribuido a que las cosas cambien en este sentido. A que la misma población gay y LGBT en general en Cuba se sienta relajada, se sienta tranquila y, además, el hecho de que cada vez más personas participen como activistas con más conocimiento y con más consciencia de que los derechos se conquistan trabajando y haciendo consciencia.
¿Por qué ustedes han organizado en el Cenesex bodas gay simbólicas pero aún el matrimonio entre parejas del mismo sexo es ilegal en Cuba? ¿Podría el país convertirse en un líder regional en esta área?
A mí me encantaría. Siempre he querido que Cuba, que es una sociedad en revolución desde 1959, sea revolucionario en todos los temas. Me encantaría.
Y en estos temas, es parte de nuestro trabajo justamente, que la política de la Revolución cubana desarrolle lo mejor posible esta lucha por los derechos de las personas LGBT dentro de toda la estrategia de avanzar en el campo de los derechos humanos que tiene nuestro país.
Este es un tema que se estaba quedando rezagado y por tanto hemos estado aportando propuestas, estrategias para la política, y además conocimiento. Un diálogo para que haya conocimiento y se superen los prejuicios, y sobre esa base las cosas se puedan cambiar.
Muchas personas en el mundo esperan de Cuba lo más avanzado y nosotros tenemos que responder a esa expectativa. Yo como cubana también tengo esa expectativa.
¿Por qué decidió trabajar en esta área? ¿Tuvo que ver el tratamiento a la comunidad gay en los años 70 y 80 estaba dañando mundialmente la imagen de Cuba, especialmente en el tema de derechos humanos?
No, no fue por eso. Lo hice porque estaba dañando a las personas, no porque dañaba la imagen de Cuba.
Porque dañaba a las personas y porque además, yo que me identifico con el proyecto social de la Revolución cubana, quiero que ese proyecto social incluya también todos los derechos y de todas las personas además.
Usted ha hablado de la democracia participativa en Cuba. En Venezuela, que vive un momento muy complicado, muchos dicen que eso es justo lo que les están quitando para cambiarlo por una nueva institución impuesta por un gobierno que, en estos momentos, si hubiese elecciones libres, no ganaría.
Mira, ningún gobierno en ningún lugar del mundo bajo las condiciones de violencia y hostilidad que está viviendo Venezuela, puede desarrollar ningún tipo de proyecto.
En estos momentos, Venezuela está tratando de sobrevivir. En este momento, el gobierno liderado por Nicolás Maduro está tratando de sobrevivir a la fuerte oleada de violencia de la derecha venezolana que es de una crueldad infinita. Y además muy bien apoyada, fuertemente apoyada, financieramente apoyada, desde el exterior. Sobre todo desde Estados Unidos.
Cualquier país, por consolidada que tenga una democracia, si recibe la hostilidad que está recibiendo Venezuela, realmente estaría en una situación de fracaso total.
Y ellos están resistiendo, porque hay una parte importante del pueblo que apoya el proyecto de la revolución bolivariana; otra parte del pueblo que no. Pero mira que es una lucha de clases muy fuerte que se está dando entre dos partes que tienen fuerza, que tienen poder.
Muchos dicen en Venezuela que la mayoría no está con el proyecto bolivariano y que no están teniendo oportunidad de mostrar esto en las urnas.
Si hubiese sido así, ya hubiera fracasado. Y a mí me parece que es muy difícil cuantificar cuántos son los de un lado y los del otro en este momento.
Creo que hay que incluso analizar esto de una manera mucho más profunda, en un contexto histórico complejo que estamos viviendo en América Latina, porque realmente Venezuela se sabe que es uno de los países con mayores riquezas naturales del mundo, la mayor reserva petrolera del mundo, entre muchas otras cosas.
El objetivo del imperialismo no es Nicolás Maduro, son los recursos de Venezuela. Como ocurrió en Libia, en Siria, en Irak, en Afganistán, como ocurre en todas partes. Es un interés geopolítico, en los recursos de esa zona, y además en el control de la zona. Venezuela está situada en el medio del continente, es para tener un mayor control de la zona.
Y no podemos olvidar qué es lo que está detrás de esta violencia. No podemos olvidarlo. Porque si no nos vamos solo por el malestar explícito y no por lo que está detrás de ese malestar.
Por supuesto, hay fuerzas de derecha que lo que están es deseando recuperar sus posiciones privilegiadas.
En la historia de Venezuela, la derecha ha demostrado ser de una gran crueldad. Ha demostrado no interesarse nunca por las necesidades del pueblo venezolano. Esa es la historia de Venezuela. Y fue Chávez quien cambió todo esto, o empezó a cambiarlo, porque no lo ha terminado.
Lo que pasa en Venezuela tiene que generar incertidumbre o confusión en Cuba, siendo un socio y amigo tan cercano…
Por supuesto, cualquier conflicto en la región crea incertidumbre en Cuba. En general cualquier conflicto en el planeta porque ya estamos cerca todos.
Y después que, en la Celac, como el más importante mecanismo de integración regional, se declaró América Latina una región de paz, sin conflicto, es un lema para llamar al sentido de responsabilidad y compromiso de todos los estados y gobiernos de la región para evitar que estas cosas sucedan.
Y sin embargo vemos lo que está pasando en Venezuela con mucha preocupación. Porque sabemos que si dominan Venezuela, si la derecha logra dominar la situación allí, la situación en nuestro continente va a cambiar.