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Hijo del dictador Marcos gana las presidenciales y devuelve a su familia al poder en Filipinas MUNDO Créditos: DW

Hijo del dictador Marcos gana las presidenciales y devuelve a su familia al poder en Filipinas

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Con el 90% del escrutinio, Ferdinand «Bongbong» Marcos Jr, doblaba los votos a su más cercana rival, la actual vicepresidenta Leni Robredo.


Ferdinand Marcos Jr, hijo del dictador que estableció dos décadas de mandato brutal y corrupto en Filipinas, recuperó para su familia el poder de este archipiélago asiático con una aplastante victoria en las elecciones presidenciales del lunes (09.05.2022).

Considerado «despreocupado y perezoso» por su padre, Marcos Jr, apodado «Bongbong», aprovechó sus antiguas alianzas locales y el desencanto hacia los líderes políticos en este empobrecido país para devolver a la controvertida familia al poder.

Con el 90% de las papeletas escrutadas, Marcos Jr doblaba los votos de su principal rival, la candidata liberal Leni Robredo, que seis años atrás le había arrebatado por poca distancia la posibilidad de ser vicepresidente de Filipinas.

Promesas de unidad

Exiliado a Estados Unidos con su familia tras la caída del dictador hace 36 años y regresado tras la muerte de su padre, «Bongbong» culmina así décadas de campaña para limpiar la imagen de los Marcos de las acusaciones de vulneraciones de derechos humanos y de corrupción.

Prometiendo unir al país, el hijo del fallecido dictador, de 64 años, centró su campaña en la lucha contra el desempleo y la inflación provocados por la pandemia en este archipiélago muy dependiente del turismo.

«La unidad es mi causa porque tengo la firme convicción de que es la primera etapa hacia una salida de la crisis», dijo Marcos Jr durante el lanzamiento de su campaña electoral en febrero.

Aunque de niño soñaba con ser astronauta, «Bongbong» terminó siguiendo los pasos de su progenitor y entró en política.

¿Oscuros episodios olvidados?

El entonces adolescente se encontraba estudiando en Inglaterra cuando su padre declaró la ley marcial en 1972 en Filipinas para afianzar su poder.

En un país que parece haber olvidado los episodios más oscuros de ese régimen, Marcos Jr defiende el «genio político» de su padre, alabando el crecimiento económico y la inversión pública en su mandato a la vez que olvida la corrupción o la mala gestión que arruinaron el país.

Tras la muerte del dictador en Hawái en 1989, los Marcos regresaron al país y empezaron su notable resurrección, aprovechando sus conexiones locales para conseguir ser elegidos en una serie de puestos públicos elevados.

Marcos Jr fue vicegobernador en dos ocasiones en la provincia de Ilocos Norte, la cuna de la familia, y también resultó elegido en la Cámara de Representantes y en el Senado.

Represión sangrienta

El legado de su padre, autor de una represión sangrienta durante los años de la ley marcial, hacen de «Bongbong» uno de los políticos más divisivos del país.

Pero su equipo supo sacar provecho de las redes sociales para lanzar una amplia campaña de desinformación hacia los jóvenes, que no conocieron la mano dura ni la corrupción a gran escala de los 20 años de dictadura.

Su rehabilitación tampoco puede desligarse de las acusaciones de corrupción que han seguido suscitando los gobiernos posteriores a la dictadura y a la desigual repartición de la riqueza que se ha perpetuado.

Queriendo evitar los errores de la campaña de 2016, en el que se vio avasallado por preguntas sobre su familia, Marcos Jr ha desdeñado los debates y ha acordado muy pocas entrevistas, en las que no se le ha visto cómodo.

Sus opositores intentaron descalificarlo de la carrera presidencial, invocando una condena anterior por no declarar sus ingresos, acusándolo de mentir sobre sus diplomas y de no haber pagado casi 4.000 millones de dólares por derechos de sucesión.

Apoyo de Duterte

Pero desde el principio, Marcos Jr se destacó como el caballo ganador, consiguiendo incluso el apoyo del presidente saliente Rodrigo Duterte, que lo había calificado de «débil», y de su hija Sara que aspira a la vicepresidencia.

Algunos ven este apoyo como un intento de Duterte, objeto de una investigación internacional por su mortífera guerra contra las drogas, de evitar ser perseguido cuando termine su mandato.

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