El presidente chino, Xi Jinping, dijo a la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, que ningún país puede, desde la «arrogancia», enseñar a otros cómo defender los derechos humanos.
El presidente chino, Xi Jinping, y la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, que visita el país asiático hasta el viernes, mantuvieron una reunión virtual un día después de que aparecieran nuevas publicaciones que documentan la vida en el interior de campos de reeducación en la región occidental de Xinjiang, donde estarían o habrían estado recluidos cientos de miles de uigures y otras minorías musulmanas.
China tiene «una senda de desarrollo de derechos humanos que (…) encaja con sus condiciones nacionales», indicó Xi, que pidió que la cuestión no sea «politizada, instrumentalizada o tratada con doble rasero», según la cadena estatal CCTV.
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Bachelet llegó el lunes a China para una visita de seis días durante la que investigará los presuntos abusos cometidos en Xinjiang, aunque bajo el temor a que sufra restricciones durante su estancia en el país. Pekín ha sido acusado de encarcelar a más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas, lo cual ha sido calificado como «genocidio» por Estados Unidos y otros países occidentales.
China rechaza enfáticamente las denuncias, y las ha calificado como «la mentira del siglo». Xinjiang no fue mencionado específicamente en el comunicado sobre la conversación, pero la televisión reportó que Xi dijo a Bachelet que no hay un «país ideal» en derechos humanos.