Un total de 2.932 centros de votación abrieron este domingo en Chile para dar inicio a los segundos comicios constituyentes en dos años, en los que más de 15,1 millones de ciudadanos escogerán a los 50 consejeros que redactarán una nueva propuesta de Carta Magna.
Estas elecciones están marcadas por la falta de interés ciudadano, a diferencia del efervescente proceso anterior, que terminó el pasado 4 de septiembre cuando el 62 % de los chilenos rechazó en un plebiscito la primera propuesta de texto constitucional.
La fatiga electoral -desde las protestas de 2019, Chile ha celebrado siete elecciones-, el fracaso del proceso anterior y la inédita crisis de seguridad que atraviesa el país explican, según los expertos, la desafección hacia estas elecciones.
Aunque es difícil hacer pronósticos por la gran apatía y porque el voto es obligatorio -al contrario que hace dos años-, hay consenso en que la correlación de fuerzas será muy diferente a la anterior convención constituyente, dominada por la izquierda.
Los centros de votación estarán abiertos hasta las 18:00 hora local (22:00 GMT) y se espera que los primeros resultados estén un par de horas después.
El Presidente Gabriel Boric, que se ha involucrado poco en esa elección al contrario que en el plebiscito de septiembre, votó en su natal Punta Arenas y está previsto que retorne a Santiago a mediodía para seguir el transcurso de la jornada desde el palacio La Moneda.
El oficialismo acude dividido a estos comicios y concurre con dos listas distintas: una integrada por el Partido Socialista y el ala más izquierdista del Gobierno (Frente Amplio y Partido Comunista), y otra conformada por los partidos de la centro-izquierda oficialista más la Democracia Cristiana, que no es propiamente oposición pero tampoco integra el Gobierno.
La derecha también llega dividida en tres listas: la tradicional de Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli), la ultraderechista del Partido Republicano y la populista del Partido de la Gente.
Una de las claves de la jornada radica en los escaños que consigan estas dos últimas formaciones, que no participaron en los comicios de hace dos años por ser de reciente creación y que han subido mucho en las encuestas, pese a que defienden la actual Carta Magna, vigente desde la dictadura (1973-1990).
Si las tres derechas consiguen 30 escaños o más, tendrán el control absoluto del órgano constituyente y podrán aprobar las normas sin necesidad de negociar.
La gran novedad de este segundo intento por renovar la Constitución es la participación de un grupo de 24 expertos designados por el Parlamento, que tienen como misión elaborar un borrador que sirva de base a los 50 consejeros (25 hombres y 25 mujeres) elegidos en las urnas.
Otra de las particularidades es la existencia de 12 principios básicos acordados a priori por los partidos para evitar una propuesta refundacional como la anterior, que incluyen la declaración de Chile como un “Estado social y democrático de derecho”, la indivisibilidad de la “nación chilena” o el sistema bicameral.