La destacada escritora acaba de publicar su primera novela, “Chilco”, en la que narra la historia de una pareja que huye de la ciudad convulsionada por una revuelta. En esta entrevista, la poeta y cuentista habla del origen de su nueva publicación.
La cuentista, poeta y novelista Daniela Catrileo publicó Chilco, una novela distópica ambientada en un Santiago sumido en el caos y la revuelta, cuyas heroínas luchan por el amor y sus raíces indígenas.
“Chilco apareció sin pretensión de ser una novela, como respuesta a una invitación de publicar con Planeta… con mezcla de prosa poética, relato, poema, ensayo, con una búsqueda de representar lo sensible, aromas, lo táctil, más allá de lo visual y lo racional, y se cuelan también formas de lenguaje que vienen de la performance o del arte contemporáneo”, expresa la escritora.
“La perspectiva de la narradora está relacionada con las diversas crisis que vienen del neoliberalismo, que en la novela se representa por las inmobiliarias… y allí llega la revuelta, pero su base no es el estallido social del 2019, sino revueltas del siglo XIX y siglo XX y tiempo de la reforma agraria y movimientos indígenas y sus alianzas políticas, mostrados también por el cine experimental o tercer cine, no representando este presente, aunque se le parece, como un espejo dislocado del mismo. Mi idea es mostrar la crisis que en el caso de los pueblos indígenas viene de la ‘gran crisis’, que es el Pachakuti, la llegada de los invasores, la crisis fundacional. Puede leerse como una trama relacionada con la revuelta reciente, pero está más influenciada por esos otros acontecimientos históricos que por lo que acaba de suceder, que es para mí muy reciente y necesito más tiempo para procesarlo”, agrega.
En ese sentido, la poeta destaca que “hay diversas posibilidades de expresiones desde donde podemos enunciarnos políticamente, como la creación, la imaginación, que son potencias políticas en sí mismas, que están tratando de vislumbrar una transformación de las sociedades a través de la imaginación o propuestas estéticas, así el arte contemporáneo mapuche, con expresiones performáticas o plásticas, nos permite enunciarnos políticamente, con lucha no solo desde la denuncia, el pathos, o sea, el sufrimiento sino también con posibilidades, incluso eróticas, sensibles, especialmente en las mujeres y disidencias sexuales que hoy están haciendo arte, pienso en Seba Calfuqueo, Paula Coñoepan, Paula Baeza Pailamilla, Cutral Vargas Huaiquimilla, personas que están al mismo tiempo pensando una comunidad y un futuro y desde allí también me pienso yo, como parte de esas comunidades”.
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