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Crisis en Ecuador: “Los carteles pueden desplazarse a otros lugares donde vean Estados fragilizados”

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Francisca Castillo
Por : Francisca Castillo Periodista El Mostrador
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Los analistas Gilberto Aranda y Guillermo Holzmann abordaron las causas del “conflicto armado interno” que hoy rige en Ecuador, la debilidad del aparato estatal que ha permitido el avance del crimen organizado, y las advertencias de esta crisis para el resto de América Latina.


El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, firmó este martes un decreto que declara al país en estado de “conflicto armado interno”, por lo que ordenó a las Fuerzas Armadas “ejecutar operaciones militares para neutralizar” a bandas criminales desplegadas por todo el país. Se trata de una crisis sin precedentes, cuya antesala es una década de inestabilidad política y un Estado ausente que ha permitido la consolidación del crimen organizado.

Para el profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, es importante “tener presente que los lugares escogidos por las bandas criminales son Estados institucionalmente débiles y fragilizados”. En ese contexto, agrega que “la erosión de la democracia, la erosión de la credibilidad de las instituciones, son espacios ideales para el asentamiento de estas bandas y, por lo tanto, es muy importante que la respuesta sea oportuna”.

“El modelo Bukele comienza a crecer porque la gente empieza a querer un sheriff, el tema es que ese modelo va horadando algunos principios democráticos y, si entramos en ese camino, vamos a ver una convivencia democrática fragilizada”, señala.

Por su parte, el académico de la Universidad de Valparaíso, Guillermo Holzmann, indica que “la primera conclusión es que las políticas públicas reactivas generan mayores espacios para la consolidación del crimen organizado, además, para que se pueda reproducir dentro del Estado en términos de corrupción y actividades ilícitas”.

“Lo que está sucediendo en Ecuador es una consolidación de la apropiación del Estado, y eso no es diferente a los síntomas y evidencias que vemos en otros países, incluido Chile”, afirma.

La inestabilidad política es otro de los antecedentes a la hora de analizar el avance del crimen organizado en Ecuador. En ese sentido, Aranda señala que precisamente “es signo de una clase política que está presta a responder cuando ve que su horizonte de sobrevida se empieza a acotar. Ahí se aglutina”.

“Si esto no logra controlarse mínimamente, me temo que puede haber un incremento de la inestabilidad, y en ese contexto tampoco es peregrino pensar que Daniel Noboa no llegue al final de un mandato. (…) Por otro lado, si tiene relativo éxito esta operación, los carteles se van a desplazar a otros lugares donde vean también estas mismas características de instituciones débiles y Estados fragilizados, y los países vecinos son los primeros invitados a esta selección. Perú e incluso Chile”, advierte.

Finalmente, Holzmann agrega que “si el despliegue de las Fuerzas Armadas no va acompañado de otras decisiones políticas, por ejemplo, fiscalías especializadas con capacidad de investigación propia, grupos cerrados que puedan aislar la corrupción que hay en el sistema, va a ser muy difícil que tenga resultado. Se requiere aislar la corrupción, y esas son decisiones políticas, que van a estar cruzadas por intereses electorales”.

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