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Axel Callís, director de TúInfluyes: “El estallido para mucha gente no sirvió de nada”

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El sociólogo y académico reflexionó que pese a que el estallido social fue un movimiento masivo, inorgánico, que desnudó las injusticias sociales, las demandas no fueron cubiertas generando la sensación de que al final no sirvió de nada, porque nada cambió.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Axel Callís, sociólogo y director de TúInfluyes, señaló en “Al Pan Pan” que el estallido social de 2019 no logró los cambios esperados y terminó generando una reacción en su contra. Sostuvo que la clase política optó por un proceso constitucional, dejando de lado reformas sociales sustantivas.
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Este viernes se cumple el quinto aniversario de las protestas del 18 de octubre de 2019, que marcaron el inicio del llamado Estallido Social. Millones de personas se volcaron a las calles a lo largo de país, exigiendo una plétora de demandas sociales.

Sin embargo, a un lustro de aquel viernes la situación país pareciera haberse estacando. Sin reformas considerables ni al sistema político ni a las políticas sociales, el informe de agosto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile señaló que las demandas continúan vigentes.

“Los fracasos reiterados de las iniciativas de cambio constitucional, los sucesivos intentos infructuosos de reformar el sistema de pensiones, y los problemas persistentes en el ámbito de la salud dan cuenta de ello“, sostiene el informe.

Hoy en Al Pan Pan, con Mirna Schindler: conversamos con el sociólogo, académico de la UCEN y director de TúInfluyes, Axel Callís, quien sostuvo que para mucha gente, el estallido no sirvió de nada.

“Una de las grandes estrategias de la clase política, en vez de legislar por una agenda social y reformas sociales sustantivas, lo que hizo fue darle una conducción constitucional a partir del 15 de noviembre“, analiza el sociólogo, quien si bien ve mérito en el hecho de que el curso de acción logró disminuir la presión social, al mismo tiempo terminó de volcar el proceso a uno fuertemente identitario.

Movimientos como el feminista y el plurinacionalismo se instalaron en la discusión por una reforma constitucional que, al fallar, provocó una reacción respecto de ellos. “Lo que tenemos hoy es una población enorme -que siempre he dicho es como una población errante- que fue por el estallido y después, como vio que no le resultó, se cambió a otra alternativa“, señala el académico de la UCEN.

En esa línea recordó que muchas personas que en su momento respaldaron las protestas de octubre de 2019 hoy en día apoyan al Partido Republicano, que se ubica en las antípodas ideológicas de lo que pasó en esos momentos.

Ese fracaso del estallido y quienes intentaron darle un sentido no fue el primero de su tipo. “Desde el último Gobierno de Michelle Bachelet que no se aprueba nada importante en el Congreso, algo de manera estructural. Tenemos 20 años donde la transición ofreció una serie de alegrías, de cambios. Luego vino la Concertación y después el Gobierno de Sebastián Piñera prometió ‘tiempos mejores’. Pero luego pasó el terremoto del 2010 y terminaron ocurriendo una serie de cosas que fueron acumulando, llamémosle de una u otra forma, resoluciones que nunca ocurrieron“, interpreta Callís.

En esa línea también identifica que esos fracasos pudieron haberse visto de mejor forma, incluso si hubieran tenido alcances menos ambiciosos. “Que no suceda nada es peor a que sucedan cosas que son poco significativas y que no resuelvan de todo el problema. La ciudadanía prefiere una ley a lo mejor no óptima de pensiones a hacer que no se escuche el tema de pensiones”, señala.

En esa línea de análisis y en retrospectiva, Callís rememoró la cadena nacional del fallecido Presidente Sebastián Piñera durante la noche del 22 de octubre de ese mismo año, donde se disculpó por “la falta de visión”.

“El diagnóstico que tenía La Moneda, el Gobierno de Piñera y la propia derecha era que aquí se había postergado durante mucho tiempo el tema de pensiones, el salario mínimo, los medicamentos y las tarifas eléctricas, algo súper importante hoy”, señaló, junto con avisar la agenda que coordinaba esas preocupaciones.

“Las respuestas no son las revoluciones, sino decir ‘ok, vamos a empezar a dar cuenta’. Que fue el primer instinto que tuvo el Presidente Piñera, hacer reformas sociales que estaba exigiendo el pueblo. Y cuando eso no ocurre, empieza la degradación”, sentencia.

Estallido social: protestas versus violencia

Respecto a los discursos sobre cómo caracterizar lo que significó el estallido, el director de Tú Influyes es cauteloso con las interpretaciones más críticas, en particular las referidas al “estallido delictual“.

Esa mirada tiene una cuota de aprovechamiento político presente: hay personas que quieren salir de la agenda de Hermosilla y llevarnos a discutir sobre la violencia del estallido social”, advierte.

No obstante lo anterior, también ve un grado de verdad en el argumento, puesto que reconoce que sí existió una normalización de la violencia. Esto trajo como consecuencia una degradación del espacio social: el aumento del comercio ambulante y deterioro de la ciudad como expresiones más claras del fenómeno. “Eso, para mi, no admite ninguna discusión”.

En la misma línea el desprestigio de instituciones de orden, en particular Carabineros, y que puede rastrearse al manejo del estallido también significó que el Estado cuente con menos herramientas para afrontar la situación de seguridad.

“El control del orden público pasa a estar en el suelo, y la agenda delictual aprovecha siempre cualquier excusa para expandirse“, señaló, junto con indicar que el proceso no fue exclusivo del estallido social chileno, sino que es un fenómeno que ocurre en todo tipo de manifestaciones sociales de ese tipo.

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