Si bien el senador destacó que la salida de Monsalve se concretó a 48 horas de que La Moneda supiera de la denuncia en su contra, también reconoce que el manejo de la crisis ha sido confuso y deficiente. “Al final fuimos sorprendidos por un medio de prensa”, señala en Al Pan Pan.
El caso Monsalve continúa su curso: esta mañana se realizó la audiencia de cautela de garantías solicitada por la defensa del exsubsecretario. Esto con el fin de manejar toda la información disponible para organizar de manera consciente su defensa.
En paralelo la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, criticó al otrora secretario del Interior por el alegato de inocencia que emitió en La Moneda el pasado jueves. “Que el exsubsecretario haya defendido su inocencia desde el Palacio de La Moneda no corresponde y fue fuera de lo que le explicitaron, además, directamente nuestras autoridades de gobierno”, señaló en entrevista radial.
Hoy en Al Pan Pan, con Mirna Schindler: conversamos con el senador PPD Ricardo Lagos Weber, quien asume la crisis desatada con el caso como un duro golpe para las fuerzas oficialistas.
“Fue un shock, algo completamente inesperado y que vino del lugar menos esperado, que tomó por mucha sorpresa al Gobierno (…) Tiene que ver también con que ha impactado nacionalmente: yo creo difícil que el día sábado y domingo, en los centenares de miles de hogares chilenos las familias, los amigos, los compadres no hayan hablado del tema o de alguna arista”, admitió el senador por Valparaíso.
Puestas en duda a la acusación de la denunciante, si la denuncia fue correcta o no, los errores del Gobierno en el manejo de la crisis y hasta qué es o no un pisco catedral (el tamaño del pisco sour que habría tomado Monsalve con la denunciante). Todos temas que se conversaron en los hogares chilenos a raíz de la polémica, estima Lagos Weber.
“Esta crisis ha sido muy fuerte porque creo que impacta a nivel de estados de ánimo. Los que tienen mucho sentido del humor podrán tomárselo más lúdico, pero al final del día nos golpeó a todos”.
En esa línea el senador también reconoce que el manejo de la información por parte del Ejecutivo fue deficiente. Y si bien destaca el hecho de que en aproximadamente dos días después de conocerse la información en Palacio el subsecretario del Interior salió del Gobierno, la explicación misma “fue relativamente débil, para exponerlo en términos bien diplomáticos”, señaló el senador.
“¿Por qué no se hizo antes? No tengo explicación mayor. Y creo que las explicaciones que se han dado generan un ruido porque al final fuimos sorprendidos por un medio de prensa, ese es el tema”, subrayó también.
Pero los problemas no acaban ahí, puesto que las vocerías que surgieron tras la salida de Monsalve ―y en particular la dada por el Presidente Gabriel Boric el día siguiente― también generaron más confusiones que certezas.
“Fue un esfuerzo genuino del Presidente, pero que es inusual, que generó preguntas y dudas por algunas de las respuestas“, analizó Lagos Weber, junto con señalar que la cantidad de declaraciones dadas desde diferentes autoridades finalmente aumentaron la posibilidad de una descoordinación entre ellas.
Sin embargo, la crítica más taxativa del senador pasa por la disonancia entre los valores decretados por el Gobierno y sus reacciones a la crisis.
“Siendo un Gobierno feminista, que se dice feminista y se declara feminista, que haya tenido conductas que avalan esto resulta difícil de entender. Aquí hay una denuncia, puede ser cierta o no, pero es una denuncia: lo mínimo yo diría es hacer alto y que no tome decisiones esta autoridad (Monsalve)”, señaló.
Y si bien no cree que el caso tenga un impacto particular en el resultado de las elecciones regionales de este fin de semana, sí destaca que, acumulada con los otros casos de connotación pública de los últimos meses, aporte al descrédito de la institucionalidad chilena.
“Este caso va a perjudicar más a un sector que otro, sí (…) pero mi preocupación es que si no nos aplicamos lo que comienza a crujir es nuestro ‘chasis institucional’“, advirtió Lagos Weber, quien destacó que hasta el momento resguardar el funcionamiento del Estado le ha costado la salida a diferentes autoridades. A eso se suma la larga lista de acusaciones constitucionales a través de todo el espectro político.
“¿Hasta cuánto aguanta nuestra capacidad de desilusionar a la opinión pública y pedirle a nuestras instituciones que hagan la pega? Creo que estamos llegando a un límite“, advierte.