Lo dice Juan Camilo Cárdenas en La Mesa. El economista es miembro del panel de expertos que presentó un informe al FMI que advierte sobre el “círculo vicioso” que está golpeando a países pobres: deuda asfixiante, pérdida de biodiversidad y escalada de eventos extremos vinculados al cambio climático.
La semana pasada, en Washington, un panel de expertos presentó un informe preliminar al FMI y el Banco Mundial en el que advierte cómo la deuda compromete la lucha contra el cambio climático y la preservación de la biodiversidad.
El informe preliminar pone énfasis en el impacto de la deuda en las iniciativas de sostenibilidad. Fue apoyado por países como Francia, Alemania, Kenia y Colombia, y ofrece un análisis profundo de cómo el alto endeudamiento en países de ingresos bajos y medios crea barreras para financiar políticas de protección ambiental y transición energética.
Juan Camilo Cárdenas, miembro del Comité de Expertos que presentó el señalado informe y director del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) para América Latina, fue el invitado a La Mesa de esta semana.
“Este informe muestra un círculo vicioso: mientras mayor es el endeudamiento, menor es el espacio fiscal de los países y, por ende, menos recursos públicos tienen disponibles para financiar proyectos de transición energética y protección de la biodiversidad”, afirma Cárdenas.
Dice que el sector privado ya tiene claro que el cambio climático es un riesgo directo a su negocio: “Las aseguradoras y reaseguradoras ya están bastante preocupadas, porque saben que el cambio climático les va a golpear los bolsillos”.
El informe destaca también el potencial de cambio en la política económica y climática global. El economista colombiano señala que instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial podrían integrar riesgos ambientales en sus análisis de sostenibilidad de deuda, lo cual permitiría explorar acuerdos de “deuda por naturaleza”.
A modo de ejemplo, Cárdenas cuenta que Ecuador firmó recientemente un acuerdo de alivio de deuda a cambio de compromisos de protección en las Islas Galápagos, consideradas clave para la biodiversidad y el clima en el Pacífico.