Para María Fernanda García no es posible dar con “un tono adecuado” o pensar en “una sola forma” de conmemorar los 50 años del golpe militar, ya que siempre va a ser complejo, por lo que “está bien que haya distintas formas de conmemorarlo y de sentirlo”. Asimismo, enfatiza la importancia de continuar instalando al Museo de la Memoria como un referente a nivel nacional e internacional, que trabaja por “la verdad, la justicia y sobre todo por una cultura en sociedades de paz”, en un año que nos invita a la reflexión entorno a los desafíos para nuestra democracia.
Actriz y gestora cultural, María Fernanda García señala que una de las prioridades de este año en el Museo de la Memoria debe ser el traspaso de la memoria a las nuevas generaciones, explicando la importancia de hacerlas parte “de un pasado que es reciente, que para muchos jóvenes puede ser un pasado antiguo. Sin embargo, son hechos recientes que pueden volver a suceder”, indica. Lo anterior, en un contexto de auge de la ultraderecha, en el cual la justificación al golpe de Estado ha vuelto a ocupar un lugar en el debate público. “Esos mínimos civilizatorios parece que no eran tales. No estábamos tan de acuerdo. Sin embargo, nuestro rol como museo es relevar lo que de todas maneras creo que la mayoría siente, que es tener democracias fuertes y donde traspasar la memoria es un constante desafío”, señala.
-¿Cómo has observado el tratamiento político y mediático que se le ha dado a la conmemoración de los 50 años del golpe militar?
-Es un año que nos marca mucho y sin duda no es fácil dar con un tono adecuado. Son distintas comunidades, distintas personas y distintos sentimientos, por lo tanto pensar en una sola forma, (tener) un solo tono, una sola manera de presentarlo, siempre va a ser complejo y también creo que no es adecuado. Está bien que haya distintas formas de conmemorarlo y de sentirlo.
-¿Qué te han parecido ciertos hitos más mediáticos respecto al tratamiento político del tema, por ejemplo, la salida de Patricio Fernández, los actos de conmemoración del presidente Boric durante su gira por Europa, o la discusión respecto a la separación del Golpe de Estado con la violación a los derechos humanos?
-Como directora me concierne en ese sentido referirme a lo que toca directamente al museo. Nosotros hemos estado en alianza y colaborando con actividades de conmemoración que se van a hacer entre distintas instituciones, ministerios, asociaciones civiles. El museo es el espacio de conmemoración por naturaleza, por lo tanto estamos trabajando con embajadas de otros países, municipios, sociedad civil, universidades, en distintos hitos de conmemoración. Nos hacemos parte desde ahí, vamos a seguir siendo un espacio para que distintas voces se sientan escuchadas.
En cuanto al presidente Boric, nosotros fuimos parte de la gira en su visita a España, veníamos además trabajando un protocolo de colaboración con la Secretaría de Memoria Democrática del gobierno español. En ese sentido, el habernos invitado a la gira y firmar este protocolo que ya veníamos trabajando fue muy significativo porque une a dos países que han pasado por dictaduras, por temas de memoria y democracia muy importantes. Nosotros llevamos un poco la delantera, teniendo un museo de memoria, reconociendo sitios de memoria, que a la vez hay más a lo largo de todo Chile, y que en España están comenzando recién, aún cuando la dictadura pasó hace muchísimo más tiempo.
-¿Qué podemos destacar del relato que se ha tratado de instalar? Por ejemplo “Democracia: es memoria y futuro” es la frase que se ha instalado a través del Ministerio de las Culturas. ¿Qué otros conceptos deben trascender?
-Hacemos parte también de esos conceptos. Sin memoria es difícil ir construyendo una democracia sólida, sin democracias sólidas no tenemos mucho futuro como sociedad o vamos involucionando. Por lo tanto, la democracia también es parte de los cimientos que desde el museo defendemos. Los derechos humanos también es tema, no tienen color político, no tienen edad, no tienen condición, y tenemos que relevarlos y defenderlos siempre, porque eso nos hace crecer como sociedad.
Y lo otro es el traspaso a las nuevas generaciones, cómo los hacemos parte de un pasado que es reciente, que para muchos jóvenes puede ser un pasado antiguo, sin embargo son hechos recientes que pueden volver a suceder, hechos que tienen que conocer y tratar de hacerlos lo más carne posible, para sentirlos y para también ellos defender la democracia a toda costa y crecer en una sociedad en torno a una cultura de paz.
-Cómo trabajar eso en un contexto político de auge de la ultraderecha, donde se ha relativizado y justificado el golpe militar en el espacio público. ¿Hay un retroceso en términos de mínimos civilizatorios?
-Uno pensaba que ese piso mínimo estaba cubierto. Siempre ha habido voces extremas, sin embargo salieron del clóset y esos mínimos civilizatorios parece que no eran tales. No estábamos tan de acuerdo. Sin embargo, nuestro rol como museo es relevar lo que de todas maneras creo que la mayoría siente, que es tener democracias fuertes y donde traspasar la memoria es un constante desafío.
Desde el museo lo hacemos a través del arte, de la pedagogía, es el medio desde donde traspasar para que la gente pueda sentir empatía, y también colaborando con otros espacios. Por ejemplo, tuvimos una reunión con un museo de Múnich, en Alemania, y que también siguen constantemente trabajando el tema de la pedagogía, porque aunque en Alemania es ilegal hacer apologías al nazismo y los discursos de odio, de todas maneras surgen grupos en torno a esos discursos. Por lo tanto, es un desafío no solo nuestro, sino que global.
-En otra entrevista has mencionado que ya es hora de que las Fuerzas Armadas pidan perdón. ¿Ves viable este tipo de señales a medida que nos acerquemos a septiembre? ¿Y qué otras señales sería bueno instalar en este contexto?
-Siempre nos va a ayudar a fortalecernos como sociedad el encontrar justicia, reparación y verdad, y en torno a eso cualquier señal o gesto que se haga va a ser valioso. Desde el museo lo que sí esperamos es que cada vez haya más verdad, poder seguir insumando nuestros archivos y que la gente pueda visitar la experiencia de lo que significa el museo, los archivos y materiales que tenemos. Estamos en constante alianza con otras instituciones y también tratamos de salir fuera de Santiago, incluso de Chile, para que el Museo de la Memoria se haga presente en otros espacios.
En ese sentido cualquier gesto, quizás nunca es suficiente, pero también se puede valorar.