El doctor en Filosofía Política analiza las principales paradojas que ha enfrentado el país, desde las evasiones de escolares en el Metro, hasta el actual proceso constitucional liderado por Republicanos. “El ethos del estallido social no desaparece sino que se transforma, y puede terminar siendo un votante de Parisi o alguien que vuelve a votar en contra del nuevo proceso constituyente”, señala.
Para el académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Cristóbal Bellolio, las posiciones políticas frente a un nuevo aniversario del estallido social –el silencio del Gobierno y el discurso antioctubrista de la derecha– son bastante lógicas, considerando el fracaso de las expectativas de cambio instaladas el 2019. A cuatro años del 18-O, el sistema político no ha dado respuestas a las demandas de la agenda social y carga con un segundo proceso constitucional sin consensos.
“La pandemia terminó por hacer que la voluntad de esperar se agotara más rápido, sobre todo por el efecto que significó en la calidad de vida de la población. Y ya cuando esto terminó, no estábamos para más incertidumbres, sino que queríamos retomar la senda del crecimiento, de la prosperidad económica y la seguridad ciudadana. En esa agenda no veo que haya espacio en este minuto, desde el mundo político que gobierna, para tratar de realzar lo que fue el estallido y es comprensible, también, que todas las llamadas ‘urgencias sociales’ que estaban en la base del malestar no tengan solución hasta ahora. Optamos por la vía más compleja y reformar las vigas estructurales del modelo, que es la Constitución”, indica.
Respecto al actual proceso constitucional, Bellolio profundiza en torno a los desafíos frente a una propuesta de Constitución “patrocinada por la derecha”, donde –a su juicio–, independientemente del resultado, no habría un cierre del ciclo instalado en el estallido social.
“Si gana el ‘A favor’, va a existir la sensación de que fue la derecha la que se impuso; el perdedor evidente será el mundo progresista, que va a estar permanentemente tratando de reformarla. No se cierra el capítulo. Las discusiones constitucionales es cierto que tienen estos momentos constituyentes que parecen estar cargados de simbolismos, pero las constituciones están vivas y están permanentemente reformándose y esa conversación no se cierra nunca”, subraya.
Por otro lado, para el académico la principal dificultad que deberán enfrentar las izquierdas, en la campaña por el “En contra”, será su capacidad de comunicar a la ciudadanía las razones para rechazar una Constitución hecha en democracia y quedarse con una hecha en dictadura. “Más allá de que desde el punto de vista sustantivo la propuesta actual sea más autoritaria, más neoliberal y más conservadora, la campaña del ‘A favor’ seguramente va a utilizar la frase de Boric diciendo: cualquier cosa es mejor que una escrita por cuatro generales”, sostiene.
Asimismo, reitera que “si se rechaza el texto actual nos quedamos con la Constitución que tenemos, hay que ir puliendo vía ensayo y error. Creo que queda legitimada desde el punto de vista democrático –la enfrentaste a una propuesta de izquierda y ganó, la enfrentaste a una propuesta de derecha y ganó, pasó dos cedazos–, en el caso de que ganara el ‘En contra’. Sería la base para comenzar a trabajar vía parlamentaria con 4/7 en las cosas que sean relevantes, como, por ejemplo, la fragmentación del sistema político”.