“Los estudiantes han insistido en la ruptura de convenios, yo he insistido en que lo que se necesita ahora es más diálogo y no menos”, señala el rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, a propósito de las manifestaciones universitarias por el conflicto en Gaza.
Movimiento feminista, abusos al interior de la Iglesia, estallido social y pandemia, son parte de los procesos que han marcado la gestión del rector UC, Ignacio Sánchez, quien en marzo de 2025 culmina su tercer y último periodo al mando de la institución.
En conversación con El Mostrador, el también médico pediatra reflexiona sobre los principales hitos de sus casi 15 años a la cabeza de una de las casas de estudios más importantes del país. Durante este tiempo ejerció como actor relevante en el debate sobre la Ley de Aborto en tres causales, el proceso de vacunación contra el COVID-19 y, posteriormente, en los dos procesos constitucionales.
Respecto a la contingencia universitaria, Sánchez aborda las manifestaciones estudiantiles contra el conflicto en Gaza, donde da cuenta de posturas divergentes y su rechazo ante los llamados a romper convenios con universidades de Israel. “No creo que haya aquí una crisis específica. Lo que hay es necesidad de diálogo, de intercambio de opiniones, que es la esencia de la vida universitaria”, subraya.
Por otro lado, dice que le quedan por delante nueves meses intensos de trabajo, hasta que concluya lo que califica como “un proceso riguroso y participativo” y que definirá quién será su sucesor o sucesora en el cargo. “La posibilidad de que haya una rectora está muy abierta”, afirma.
-¿Cómo ha logrado gestionar el diálogo al interior de la UC? ¿Está de acuerdo con que existe una crisis de tolerancia al interior de los espacios universitarios?
-Lo primero es que nuestra comunidad universitaria, al igual que el país, desde que estalló este conflicto ha estado muy preocupada de cómo se desarrolla y de cómo podemos tender puentes para poder avanzar en acuerdos de paz y de una paz duradera, sobre todo.
En la Universidad Católica, en el mes de diciembre, tuvimos contacto con grupos de estudiantes que estaban muy preocupados de lo que estaba pasando en la región. Organizamos un par de reuniones con los embajadores, tanto de Palestina como de Israel. Eso fue a principios de enero. Y después, a partir de marzo, la agrupación de estudiantes palestinos de la UC manifestó, por supuesto, su preocupación con lo que estaba ocurriendo. Y fue el primer llamado a romper los convenios.
Tenemos cuatro convenios con universidades de Israel y un convenio amplio e importante con la Universidad Belén en Palestina. En ese momento, nos reunimos tanto con la Federación de Estudiantes como con este grupo de estudiantes de ascendencia palestina, y les explicamos que nuestros convenios siempre han estado en el ámbito del emprendimiento estudiantil, del intercambio académico, que ahora está detenido por el conflicto bélico. Y, por lo tanto, entendiendo que gran parte de esas comunidades académicas estaban muy en contra del conflicto bélico, no encontrábamos razón para cortar esos puentes de diálogo y de búsqueda de paz con Palestina.
Por ejemplo, nosotros tenemos un acuerdo muy importante en términos de rotaciones para enfermeras. Han venido enfermeras de Palestina, de Belén, a nuestra Facultad de Medicina. Para que tengamos una idea en términos de números, son cerca de 600 estudiantes de ascendencia palestina y cerca de 150 estudiantes de ascendencia judía en la Universidad Católica hoy día. Y siempre han estado conviviendo de forma muy armoniosa. Entonces, para nosotros, la preocupación era internalizar en Chile el conflicto, internalizar al interior de la universidad el conflicto.
Y no solamente nos hemos reunido con ellos y con ellas, sino que también con la directiva de la Federación de Estudiantes y con cerca de 70 dirigentes estudiantiles de todas las facultades. Diálogo ha existido mucho, fructífero, en donde hemos llegado a posturas que son divergentes. Los estudiantes han insistido en la ruptura de convenios, yo he insistido en que lo que se necesita ahora es más diálogo y no menos, más convenios, más posibilidades de recibir a estudiantes de Palestina, estudiantes de la zona de conflicto, para poder apoyarlos en la situación difícil.
Por lo tanto, yo no creo que haya aquí una crisis específica. Lo que hay es necesidad de diálogo, de razón, de intercambio de opiniones, que es la esencia de la vida universitaria.
-¿Usted tuvo oportunidad de conversar con el arzobispo Chomali, porque en una entrevista se manifestó abierto a revisar el tema de los convenios?
-Sí, tuvimos una conversación muy fructífera después, donde se aclaró el punto. Yo dije que en realidad estas son decisiones que se toman al interior de la universidad, no externamente. Y él lo entendió perfectamente, dijo que en realidad había sido un malentendido en su versión y que estaba muy tranquilo con las decisiones que habíamos tomado.
-¿Y cómo ha visto lo que ha estado viviendo la rectora Devés en la Universidad de Chile?
-Desde el día uno la hemos acompañado anímicamente y en lo personal. Yo tengo una amistad con ella, tengo gran aprecio por la rectora Devés. Creo que ha tenido mucha claridad en el manejo del conflicto que ha sido complejo, que ha sido difícil de manejar.
Son grupos pequeños, son grupos bastante minoritarios que me parece se arrogan una representatividad que no corresponde. La rectora ha sido bien clara en el sentido de expresar la voluntad de diálogo y de avanzar en el diálogo y de evitar todo tipo de capturas. Llamemos toma, llamemos marcaje de personas que entran en un campo universitario. Me parece que eso no corresponde para nada. Que nadie tiene el derecho de arrogarse la captura de un espacio universitario.
-De todas maneras la rectora ha sido tajante en no usar la fuerza pública para desalojar la universidad. ¿Comparte esa postura?
-Bueno, eso cada institución universitaria lo tiene que evaluar. También se tiene que evaluar en qué momento esa decisión se tiene que tomar. Si hay violencia, si hay peligro para las personas, si hay atentados contra la dignidad de las personas, si hay discursos de odio, etc., creo que son aspectos que cada rector, cada autoridad, tiene que analizar. Y uno externamente creo que no puede emitir una declaración. Cada uno tiene el conocimiento de su propia institución.
-Pasando a otro tema, en marzo de 2025 concluye su último periodo como rector, luego de 15 años en la UC…
-Claro, la fecha de término de 15 años es el 14 de marzo. Así que nos quedan nueve meses de trabajo intenso. El Comité de Búsqueda se constituye en el mes de septiembre y, obviamente, tiene que ser un espacio de mucho diálogo, de mucha presentación de opciones y opiniones de la comunidad universitaria.
-¿Se arma una terna?
-Claro, hay un Comité de Búsqueda compuesto por profesores, profesoras, que son electos, la mayoría, por la comunidad académica. Algunos de ellos son nombrados por el gran canciller. Y estos nueve profesores y profesoras hacen muchas reuniones. Las tres veces que me ha tocado a mí resultar electo como rector, han sido 150 reuniones en un periodo de tres meses, donde han participado 1.600 personas. O sea, estamos hablando de un proceso riguroso, participativo, de mucha escucha. En base a ese análisis se le entrega una terna al gran canciller.
-Existe harta expectación, a ver si es que en la UC hay un cambio y llega una mujer a ser rectora, tal como pasó en la Universidad de Chile, en respuesta a los tiempos. ¿Qué le parece esa idea?
-Me imagino que tiene que haber expectación porque en nuestra universidad, en los últimos dos procesos de búsqueda, ha habido una mujer en la terna. Por lo tanto, es muy posible que exista una o más mujeres. Y la posibilidad de que haya una rectora está muy abierta. Va a depender un poco, en nuestra universidad, de la opinión de la comunidad universitaria, que es muy gravitante. En base a eso se construyen las ternas, en base a eso se construye la opinión que tiene sobre la terna cada uno de los miembros del Comité de Búsqueda.
-En los últimos 15 años usted ha jugado un rol en los debates públicos importantes, como en el tema del aborto en tres causales. En relación con la actual contingencia, ¿cuál es su lectura respecto a los últimos anuncios sobre el proyecto de aborto legal y eutanasia?
-Yo estaba en la Cuenta Pública y me sorprendieron estos anuncios. Usted bien lo dice, en todo el período entre el 2014 y el 2017 en que se discutió el aborto en tres causales, nosotros mostramos alternativas a la propuesta de ley. Todo el mundo conoce que fuimos opositores a esa ley que hoy día es Ley de la República. Pero no nos hemos quedado en la crítica, sino que hemos sido proactivos en estos siete años.
En la primera causal, nosotros tenemos una red de salud, donde siempre se ve lo mejor para la madre y para el hijo en un embarazo patológico, en un embarazo que pone en riesgo a la madre, por lo tanto, siempre se van a tomar las decisiones considerando la salud de la madre y del niño. Si en algún momento existe un aborto producido por el procedimiento, no es que uno vaya a buscar ese aborto, sino que es resultado de un procedimiento.
En la segunda causal, nosotros inauguramos hace muchos años, cinco o seis años, el programa Acompañares, para acompañar a la familia en un embarazo que tiene riesgo vital al nacer.
Y desde el año pasado –y estoy muy contento de que hayamos podido inaugurar este proyecto– inauguramos el proyecto Levantares, que significa la atención a la madre o a la mujer vulnerada sexualmente, por una violación. Y tenemos la certificación, es el único hospital no dependiente del Estado que tiene la certificación del Servicio Médico Legal. Entonces, hay una atención 24 horas al día, 7 días a la semana, para poder realmente acompañar a esa madre o a esa mujer que producto de una violación puede quedar con un embarazo no deseado.
Entonces, estamos poniendo propuestas, porque entendemos que en una situación tan dura como la eventual decisión de aborto es la madre y el niño a los cuales tenemos que acompañar. Ahora, nosotros pensamos que desde la fecundación existe una nueva vida, y eso es lo que vamos a seguir debatiendo.
Estamos plenamente conscientes de que son debates que le interesan mucho a la sociedad. Estamos conscientes de que nuestra voz es importante de darla a conocer. También estamos conscientes de que en algunas de las propuestas hay voces mayoritarias, hay otras voces que están en la duda de conocer.
Voy a poner un solo caso en el tema de eutanasia. Hay muchas personas que no conocen bien qué significan estos cuidados paliativos amplios. No saben que hay cuidados paliativos, que personas con recursos tienen acceso y personas sin recursos no lo tienen. Y cuando yo tengo toda la disponibilidad de estos cuidados paliativos, puedo pensar en que mi decisión sea una. Y si no tengo acceso a medicamentos contra el dolor, no tengo acceso a un apoyo psicológico, puede que mi decisión sea otra. Entonces, lo que nosotros estamos diciendo es, realmente, Chile tiene que evaluar si tiene una Ley de Cuidados Paliativos que sea amplia para toda la población, y si la respuesta de la sociedad es realmente la que se requiere, que es lo mejor para cada uno de los miembros de su comunidad.
-Volviendo al tema del aborto, ¿qué le han parecido las modificaciones al reglamento de la Ley sobre Aborto en tres causales y que se busque promover la contratación de personal no objetor para dar garantía a la prestación de este derecho?
-Yo creo que en todos los países del mundo se produce este tema de la falta de personas que están disponibles para prestar un procedimiento cuando la objeción de conciencia personal así lo impide. Se ha visto eso, por ejemplo, en España. Se soluciona muchas veces con registros de quienes sí están disponibles y, según esa lista de registros, se distribuyen las prestaciones a lo largo del país.
Creo que lo que hay que hacer es un balance entre la no discriminación versus la disponibilidad de personas en las distintas regiones de Chile para prestar un procedimiento. Eso es lo que yo siento que los directivos de los servicios de salud deberían hacer. Ellos tienen un mandato, que es proveer un procedimiento, con el cual yo no estoy de acuerdo, pero que es legal, por lo tanto, ese director de salud tendrá que proveer a las personas disponibles para ello. Pero eso no puede ser a costa de discriminar a otros que no estén. Es decir, aquí no podemos discriminar a alguien porque no esté de acuerdo con esto, pero sí tenemos que buscar a las personas que estén disponibles para proveer ese servicio.
-Para cerrar este tema, generaron debate estos últimos días los dichos del arzobispo Chomali, donde habló de que el aborto era una decisión fácil. ¿Qué tanto contribuyen al debate este tipo de frases?
-Yo creo que el aborto es un drama. Es un drama para la madre, es un drama para el niño, es un drama para la familia, es un drama para la sociedad. Y, por lo tanto, no creo que nadie que tome una decisión así la tome en forma liviana o fácilmente. Siempre hay un sufrimiento grande, hay una desolación, una soledad importante, una decisión que muchas veces se toma con bastante aislamiento, soledad. Aislamiento social, aislamiento familiar. Por eso es que desde nuestra universidad lo que queremos es acompañar a esa madre en esta decisión tan dolorosa, para evitar que la tome, para poder acompañarla en el camino que signifique no tomarla. Y a ese niño que está en gestación, que estamos convencidos que merece vivir, porque es un ser que está dentro de esa madre.
-Siguiendo con el balance, ¿qué otras cosas destacaría en términos de lo que le ha tocado vivir estos últimos 15 años?
-Bueno, recordemos que nos ha tocado desde el 2011 al 2014 todo el movimiento estudiantil y la reforma de la Ley de Educación Superior, donde ahí hubo mucha discusión sobre lucro, sobre calidad e inclusión. Posteriormente, uno tiene un recuerdo muy importante sobre lo que nos tocó analizar en el movimiento feminista 2017-2018. El movimiento feminista fue muy fuerte a nivel del mundo, también a nivel del sistema universitario. Implicó cambios culturales importantes.
Cuando hablo de estos movimientos, detrás de ellos, muchas horas de conversación, mucho conocimiento con los dirigentes estudiantiles. Los dirigentes estudiantiles de la Universidad Católica hoy día tienen muchos cargos a nivel de Gobierno. Los conocemos desde que estaban en el tercer, cuarto año de sus carreras.
Por otro lado, están los temas de los abusos al interior de la Iglesia. Obviamente que no los podemos dejar de mencionar, porque han sido extremadamente difíciles, duros, fuertes. Particularmente para una Universidad Católica como la nuestra, que lo que busca es este diálogo entre la fe y la cultura.
Después viene, por supuesto, el estallido social. No es lo mismo estar en una universidad que tiene su ubicación a 30 cuadras o 50 cuadras de la zona cero, que estar en plena zona de Portugal con Alameda y Lira.
La pandemia. Nuestra universidad en pandemia, junto con preocuparse de su comunidad universitaria, tuvimos la gran preocupación por el tema de las vacunas. Pudimos desarrollar y traer vacunas de manera bastante prioritaria como para poder romper ese círculo.
Posteriormente, saliendo del gran tema de la pandemia, vinieron los dos procesos constituyentes que también tenemos que mencionar, porque nuestra universidad jugó un rol muy importante en apoyar, a través del programa Tenemos que Hablar de Chile, apoyamos a la Convención inicial a generar documentos. En el segundo proceso, los mecanismos de participación, involucrando en conjunto con la Universidad de Chile a todo el sistema de educación superior. Estamos hablando de un proceso de participación bastante único, bastante robusto, participativo, que impactó y que nos permitió conocernos más a nivel del sistema universitario.
Todos esos ámbitos han impactado en una notoriedad pública de las universidades. Cuando vemos a nivel de las encuestas, las universidades están posicionadas con mucho prestigio, con mucha reputación, básicamente por todo lo que le han aportado al país.
-No han sufrido el descrédito que sí afecta a la política…
-Quizás buscando un poco cuáles son las causas, yo creo que la población se da cuenta, primero, que hay un proceso de reflexión interno bien robusto, bien respetuoso; segundo, que las universidades están para aportar al país, están para reflexionar sobre los grandes desafíos; y tercero, porque hay una manera de ser de la vida universitaria que produce tranquilidad y respeto.
Yo siempre digo que, cuando los mismos políticos o los mismos dirigentes que en los medios de comunicación muchas veces se comportan agitadamente, o en el Parlamento, cuando van a las universidades, el diálogo es distinto. El diálogo es más respetuoso, hay una transversalidad que produce la alegría de poder realmente estar en una institución donde se puede debatir, se puede estar en desacuerdo en muchos temas, pero se puede tratar de entender por qué los desacuerdos.
-Avanzando en los temas de educación, está anunciado para septiembre el proyecto sobre el CAE. Lo que se sabe hasta ahora es que no va a ser una condonación universal y que se va a plantear un nuevo modelo de financiamiento para la educación superior. ¿Qué expectativas tiene usted de ese debate?
-Nosotros hemos conocido algunas miradas, por la prensa, por presentaciones del subsecretario en el Consejo de Rectores. Como usted bien dice, el tema de la condonación universal está de lado. Se va a buscar focalizar cualquier tipo de condonación, veremos cuál es la focalización elegida. Y quizás lo más importante es que hay un acuerdo transversal de que Chile no puede estar sin un sistema de financiamiento crediticio. Que no se va a llamar CAE, que va a tener distintas características, que no va a tener probablemente a la banca privada como aval, sino que más bien se va a basar en el avalaje del Estado.
Estamos esperando cuáles son las características, pero me alegra a mí que quede establecido este consenso. Hoy día tenemos una gratuidad que afecta a un porcentaje de estudiantes que necesitan apoyo para estudiar. Y hay un porcentaje menor que el pago puede salir de su familia, pero es bastante menor. Voy a decir, en nuestra universidad la realidad es que el 25% de nuestros estudiantes están en gratuidad. Cerca de un 38% tienen hoy día un apoyo de crédito, Fondo de Crédito Solidario, CAE y otros créditos, lo que da un total de que el 63%, o sea, 6 de cada 10 estudiantes de la Universidad Católica, necesitan apoyo financiero para estudiar.
Y como la gratuidad tiene que estar focalizada en los que más requieren, este sistema crediticio tiene que plantearse de la mejor forma, y que sea un sistema solidario, donde las personas cumplan con sus obligaciones. Por eso es que es tan compleja esta reiteración de información, sobre el CAE, porque después de una o dos semanas de notoriedad pública del tema, uno ve cómo los estudiantes empiezan a dejar de cumplir con sus obligaciones y a aumentar la morosidad.
Ojalá que eso ya se detenga y que finalmente entendamos que, al cumplir con nuestras obligaciones, futuras generaciones van a poder tener acceso a esos fondos.
-Finalmente, respecto al rol de la UC en el desarrollo cultural y patrimonial, sobre todo en los espacios afectados por el estallido social, donde la universidad se ha hecho parte de la restauración, por ejemplo, de la iglesia en el barrio Lastarria. ¿Qué reflexiones hace luego de estos años desde octubre de 2019?
-Es interesante su pregunta, porque en esa época del 2019 tuvimos una situación agregada al estallido, que es el término de las transmisiones de la radio Radio Beethoven, y dijimos “bueno, hagamos todo lo posible para que esta emisora que ha sido tan importante en la cultura nacional pueda volver”. Entonces retomamos ese proyecto y en abril del 2020, en plena pandemia, vuelve Radio Beethoven. Eso marcó un hito bien importante dentro de la universidad en el sentido de decir aquí hay un patrimonio cultural en el país, donde las universidades tenemos que hacernos cargo.
Así también pudimos recibir todo el proyecto del Museo MAVI, donde las familias fundadoras confiaron en poder hacer un trabajo conjunto con la universidad, y así empezamos a recibir acervos culturales muy robustos, muy importantes. Casa Violeta Parra en el Campus Oriente, la obra de Vicente Huidobro, Francisco Coloane, Juan Pablo Izquierdo.
Entonces, este verdadero boca a boca que se va mostrando, donde la Universidad Católica hoy día está cuidando el patrimonio cultural para las futuras generaciones, va en la música, en el arte, las artes visuales, en el teatro, muy importante. Va irradiando el cuidado para futuro y en la investigación en nuestros propios campus (…).
Creo que artes y humanidades son esenciales en la formación de las personas. Necesitamos más artes y humanidades, más belleza, más democracia y diálogo para formarnos de manera más completa.
-Y en relación al estallido, ¿cómo ha visto la evolución a propósito del involucramiento más territorial de la UC?
-Hoy día hay un cuidado mucho mayor de los espacios públicos, basta ver la restauración que se está haciendo en distintos lugares, cómo eso va permeando. (…) Hay una conciencia mayor de que el patrimonio público les corresponde a todos los chilenos y chilenas. En la medida que tengamos mejores espacios públicos, vamos a poder compartir mejor la vida en sociedad.