El presidente de Wärtsilä Energy, el gigante noruego con fuerte presencia en Chile, fue el invitado a La Mesa. Dijo que Chile necesita “un mecanismo de mercado que apoye la implementación de un esquema más flexible”. Y destacó el enorme avance en la integración de energías renovables en el sistema.
En este nuevo episodio de La Mesa, tuvimos como invitado a Anders Lindberg, presidente de Wärtsilä Energy, el gigante noruego que es una de las empresas líderes en la transición energética a nivel mundial y con una fuerte presencia en Chile y la región.
La conversación giró en torno a los desafíos y oportunidades de nuestro país en la búsqueda por alcanzar una matriz energética completamente renovable para 2050, un objetivo ambicioso en el que Wärtsilä Energy ya está involucrada.
“Chile ha alcanzado un importante desarrollo en la integración de energías renovables en el sistema eléctrico, especialmente a través de la energía solar en el norte y eólica en el sur. Sin embargo, para llevar la transición al siguiente nivel, es crucial que el sistema cuente con mayor flexibilidad”, dijo el ejecutivo.
Lindberg enfatizó que el desafío radica en superar la intermitencia de las renovables, es decir, la variabilidad de su producción según las condiciones climáticas.
Para el ejecutivo noruego –que tiene a Colbún como uno de sus principales clientes en Chile–, la flexibilidad en el sistema es vital para gestionar la intermitencia de las energías renovables.
Lindberg explicó que una solución clave es incluir motores de gas flexibles que puedan activarse y desactivarse rápidamente cuando el viento o el sol no están disponibles.
Aunque esta propuesta puede parecer contradictoria con la meta de carbono neutralidad, el ejecutivo defendió su visión: “Estos motores flexibles permiten reducir el uso de plantas de energía a base de combustibles fósiles que no pueden adaptarse a las necesidades del sistema de manera eficiente”.
El estudio realizado por la empresa noruega calcula que una combinación de energía renovable, almacenamiento de baterías y plantas de gas flexibles ayudaría a Chile a integrar más renovables en su matriz energética, mejorando la estabilidad de la red y reduciendo los costos de inversión a largo plazo.
Cabe mencionar uno de los proyectos que la noruega ofrece a las generadoras solares en Chile es precisamente el desarrollar plantas de gas flexibles para almacenamiento
De acuerdo con Lindberg, esta estrategia podría generar un ahorro de 17.000 millones de dólares al 2045, en comparación con un sistema basado exclusivamente en renovables y almacenamiento de baterías.
Otro desafío que enfrenta Chile es la falta de infraestructura de transmisión para llevar la energía generada en el norte del país hacia los principales centros de consumo. Según Lindberg, se requiere una inversión importante en esta área para que los beneficios de la energía renovable se sientan en todo el territorio nacional.
“La capacidad de transmisión es fundamental para optimizar el uso de energías renovables, de lo contrario, se generan sobrecostos operativos y no se aprovechan los recursos de manera eficiente”, advirtió.
A pesar de los retos, Lindberg se mostró optimista sobre el futuro energético de Chile. Reconoció que el Gobierno y los actores de la industria están conscientes de la importancia de la flexibilidad y de los mecanismos de mercado necesarios para apoyar esta transición. “La clave es tener un marco regulatorio que permita a los generadores flexibles operar de manera eficiente, minimizando así su uso y maximizando el de las renovables”, concluyó.