"Será difícil que salga, porque si la ley de divorcio lleva años en el Parlamento, uno puede deducir cuál será el destino de este proyecto", dice el abogado Luis Correa Bluas, quien asesoró en los detalles finales al Movilh, organización gestora de esta iniciativa.
Rolando Jiménez se quebró. Ni la solemnidad ni el frío protocolo que impone el Congreso pudieron contener las lágrimas que, con ese puro gesto, dimensionan todo lo humano, todo lo hombre que hay tras el siempre ponderado y medido presidente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, Movilh.
No lloró por él, sino por todos quienes durante años han sido discriminados del modo más brutal y el más sutil, por aquellos y por aquellas que han sido víctimas en su momento del rechazo y la segregación del mundo de la izquierda y la derecha, de toda la sociedad, por el sólo hecho de amar a alguien del mismo sexo.
Por eso Rolando Jiménez tuvo la hombría de quebrarse, pues su llanto fue una mueca a la historia, esa historia que en muchos pasajes tildó de enfermos, anormales, asquerosos y depravados a los homosexuales.
Ya no más. Al menos eso pretende en parte el proyecto de ley presentado ayer que busca regular la unión civil entre personas del mismo sexo y que contó con el patrocinio de 10 diputados, contando con María Antonieta Saa (PPD), Fulvio Rossi (PS) y Gabriel Ascencio (DC) como los que han participado de forma más visible en esta iniciativa.
"Este es un día histórico para los homosexuales chilenos, pues nuestra organización presentó públicamente el proyecto de unión civil que veníamos elaborando desde hace cuatro años y porque ya contamos con el apoyo explícito de un grupo de congresistas de diversas tendencias políticas", señaló ayer el presidente del Movilh.
Ciertamente, los problemas de discriminación hacia el mundo homosexual no terminarán con este proyecto, pero es una señal de que los tiempos han cambiado, pues, como el mismo Jiménez lo ha reconocido, hace 10 años, cuando fundó el Movilh y tuvo la "ilusa" idea de buscar formas de regular la convivencia entre las personas de un mismo sexo, parecía casi imposible. Ahora lo es menos, pero quedan todavía trabas que saldar.
¿Matrimonio homosexual?
Lo que está planteando Rolando Jiménez y que cuenta con el patrocinio de los diputados oficialistas Enrique Accorsi (PPD), Víctor Barrueto (PPD), Guido Guirardi (PPD), Patricio Hales (PPD), Antonio Leal (PPD), Adriana Muñoz (PPD), Aníbal Pérez (PPD), Laura Soto (PPD), Ximena Vidal (PPD), Sergio Aguiló (PS), Isabel Allende (PS), Camilo Escalona (PS) y Alejandro Navarro (PS), junto con el RN Osvaldo Palma. ¿Es una ley de matrimonio entre homosexuales?
"Categóricamente no. Este proyecto no es ni pretende homologar la institución del matrimonio heterosexual", comenta a El Mostrador.cl Luis Correa Bluas, uno de los abogados que ha asesorado al Móvil.
"El contrato de unión civil entre personas de un mismo sexo sería un paso significativo en materia de derechos fundamentales. Sin embargo, no tiene nada que ver ni jurídicamente ni ontológicamente con la Ley de Matrimonio Civil».
En primer lugar, explica el abogado, no se contempla ni siquiera remotamente que este contrato tenga por objeto constituir una familia, pues tampoco permite a los celebrantes adoptar menores. Además, hay una diferencia sustantiva en el régimen matrimonial, ya que cuando se contrae matrimonio se puede elegir algunos de los regímenes patrimoniales (comunidad de bienes o separación de bienes). En este caso, en cambio, el régimen patrimonial de la pareja gay que contrae este contrato se parece más a un régimen patrimonial similar a una sociedad de responsabilidad limitada o a una sociedad comercial que a uno de sociedad matrimonial.
El esfuerzo por no dejar espacio a dudas fue también sostenido por los diputados patrocinantes, como el PPD Antonio Leal, quien remarcó que «esta iniciativa es de unión civil. El matrimonio no ha sido planteado por las organizaciones homosexuales».
Por su parte, María Antonieta Saa justificó su patrocinio porque, según ella, "este proyecto va a terminar con muchos abusos y porque apunta a una mayor justicia. Hay historias muy tristes de parejas homosexuales que han vivido toda una vida y que llegada la hora de la muerte de uno de ellos todos los bienes pasan inmediatamente a la familia del fallecido sin ninguna consideración por la otra persona".
Pero si no se trata de matrimonio, ¿por qué es tan importante esta ley? Por la sencilla razón de que este proyecto pretende proteger jurídicamente el aspecto patrimonial y previsional de las parejas del mismo sexo, pues hoy quienes conviven quedan absolutamente desamparados al momento de la separación o el fallecimiento de una de las partes.
El contrato que está planteado en el proyecto tiene tres aspectos fundamentales. El primero es la regulación del tema hereditario a efectos de lo que pasa a la pareja gay sobreviviente en caso de la muerte del otro. El segundo son los beneficios de la pareja en materias de salud y materia previsional, y el tercer punto tiene que ver con la legitimación procesal, es decir, la posibilidad que tiene la pareja de poder ejercer una acción civil en contra de alguien que le cause daño a su pareja.
El "Proyecto de Ley de Fomento de la no discriminación y Contrato de Unión civil entre Personas del Mismo Sexo", asimismo, contempla que quienes contraigan este contrato tienen hacerlo ante un notario público, debiendo ser ambos mayores de edad y demostrar que han convivido juntos durante un período no menor a dos años.
Por último, la unión civil puede ser disuelta por violencia intrafamiliar, por la muerte de una de las partes o por mutuo acuerdo, pero transcurrido al menos un año desde que es celebrado el contrato.
"Será difícil que salga"
Está bien. Que se presente oficialmente este proyecto y que cuento con el apoyo público de 17 diputados es un gran avance. No obstante, puede quedar varada por largos años y ser, por lo tanto, una iniciativa meramente testimonial.
"Será difícil que salga, porque si la ley de divorcio lleva años en el Parlamento, uno puede deducir cuál será el destino de este proyecto", dice Luis Correa Bluas. Es por ello que será clave un encuentro que sostendrán en las próximas semanas, según aseguró a El Mostrador.cl Rolando Jiménez, el Movilh y el Secretario General de la Presidencia, Francisco Huenchumilla, para que "el Gobierno se sume al proyecto de ley y se comprometa velar por una pronta discusión en el Parlamento", apuntó.
A pesar del optimismo de Jiménez, Correa Bluas estima que en no menos de dos años podría esperarse la promulgación de la unión civil entre homosexuales. Ello porque además, presume, "el Ejecutivo seguramente haga la indicación para que este proyecto incluya también a las parejas de facto entre heterosexuales, ya que sería muy útil que se permitiera un contrato como el que existe en Francia donde el contrato es sin distinción de sexo", afirma.
Ahora, sólo habrá que esperar el debate que se avecina. ¿Sólo? En realidad, con la presentación de este proyecto comienza la batalla más difícil de la comunidad homosexual, pues si bien hoy las posturas homofóbicas han sido aplacadas por un discurso políticamente correcto, en el ámbito privado las cosas son distintas. En otras palabras, no es descartable que los sectores más conservadores apelen a subterfugios legales para argumentar su rechazo a una iniciativa como ésta.
O puede ocurrir que instituciones como el Porvenir de Chile prefieran "no participar en el debate por acuerdo del directorio", como confesó a nuestro medio su presidente, Francisco Javier Donoso.
"Nos estamos mintiendo un poco los chilenos. Decimos ser tolerantes pero no lo somos tanto". Como Luis Correa Bluas, las sospechas y el temor a la infertilidad en la discusión política y social están garantizadas, paradójicamente, por el "respeto" que se han ganado los homosexuales en el seno de nuestro país. El Chile público, sin dudas.