Así se desprende del análisis de un fósil de 25 millones de años hallado en el estado de Queensland en 1990.
Una investigación realizada a partir del análisis de un fósil de 25 millones de años de antigüedad demuestra que el predecesor del canguro, el símbolo de Australia, tenía colmillos y caminaba a cuatro patas.
El paleontólogo de la Universidad de La Trobe de Melbourne, Ben Kear, explicó que el fósil, hallado en el estado de Queensland en 1990, pertenece a una nueva especie bautizada como «nambaroo gillespieae», perteneciente al extinto grupo «balbaridae», el antepasado de los actuales canguros.
Ese «tatarabuelo de los canguros» era del tamaño de un perro pequeño y tenía el antebrazo musculoso, razón por la que los científicos han concluido que utilizaba las patas delanteras para galopar como un perro, señaló el experto, uno de los autores de la investigación.
Añadió que además tenía unas pezuñas muy flexibles con grandes dedos, lo cual indica que podían subirse a los árboles y posiblemente comían fruta.
Hasta ahora sólo se habían estudiado una mandíbula y dientes de fósiles de otra especie del mismo grupo encontrados en el pasado.
El descubrimiento del fósil completo del «nambaroo gillespiae» en la región de Riversleigh, un área clasificada como patrimonio de la humanidad en el norte de Queensland, en el nordeste del país, permitirá a los científicos investigar cómo el cambio climático afectó la evolución de los canguros.
Kear indicó que se calcula que hace unos 10 o 15 millones de años, cuando en la región que ahora ocupa Australia aparecieron grandes áreas de pastos, el canguro creció, empezó a saltar sobre sus patas traseras y a comer hierba.
«Este es el aspecto más interesante de la investigación, porque vemos que distintos grupos de canguros se fueron reemplazando los unos a los otros, y sospechamos que esta evolución fue en paralelo a la evolución del clima», dijo Kear, cuya investigación se publicará en el próximo número del «Journal of Paleontology».
En base a ello, Kear concluye que los canguros seguirán evolucionando en el futuro, lo que en gran medida dependerá también de los efectos del cambio climático.
«Estamos todos preocupados por saber cómo el cambio climático afectará la biodiversidad y nosotros estamos estudiando cómo la afectó en el pasado, y cuando sepamos qué pasó podremos tener una idea de cómo será la evolución en el futuro», manifestó Kear.
EFE