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EEUU explica en ONU intentará derribar satélite para prevenir tragedia

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Tanque de un satélite espía que se encuentra fuera de control está lleno de un combustible «altamente tóxico», que probablemente resistiría a la entrada del aparato en la atmósfera terrestre.


Estados Unidos explicó en la Conferencia de Desarme de la ONU que intentará derribar su satélite espía que está fuera de control y se dirige a la Tierra como una «respuesta de emergencia para prevenir la posible pérdida de vidas», debido a su carga de combustible altamente tóxico.



La representante del Gobierno de EEUU ante ese foro, la embajadora Christina Rocca, reconoció que el tanque del satélite está lleno de combustible para cohetes «altamente tóxico», que probablemente resistiría a la entrada natural del aparato en la atmósfera terrestre.



Ese ha sido el factor clave que ha influido en la decisión de derribarlo, precisó la delegada estadounidense, y para ello EEUU ha modificado tres misiles SM-3 y tres navíos.



Rocca explicó que, si la misión tiene éxito, se destruiría el tanque de combustible y éste se disiparía, «de modo que no represente un peligro para la vida humana».



El momento y lugar para derribar el objeto espacial serán escogidos en función de «maximizar la posibilidad de impactar en el tanque de combustible y asegurar que los trozos resultantes entren rápidamente (en la atmósfera) y no pongan en peligro otros satélites ni operaciones espaciales pacíficas».



El punto de impacto será igualmente escogido para minimizar la posibilidad de que cualquier resto que logre entrar en la atmósfera pueda impactar en áreas pobladas, añadió.



Según los cálculos de los expertos de EEUU, el satélite espía ingresará en la atmósfera de la Tierra el próximo 6 de marzo o muy cerca de esa fecha, aunque no han logrado predecir el área de impacto.



La embajadora adelantó que en caso de que la operación fracase, EEUU evalúa otras opciones para controlar y mitigar los eventuales daños, principalmente «en el caso de que el tanque lleno de combustible caiga en una zona habitada».



En cualquier caso -recalcó- su país está «preparado para ofrecer asistencia a los gobiernos y mitigar las consecuencias del impacto de cualquier fragmento del satélite en sus territorios».



Además, dijo que si hubiese trozos que pudiesen recuperarse y cayeran en algún país extranjero, «EEUU desearía recuperarlos».



A finales de enero, las autoridades estadounidenses habían descartado la posibilidad de que la caída del satélite espía «L-21» pudiese representar un peligro para zonas pobladas del mundo y aseguraron que se desintegraría al entrar en la atmósfera.



Entonces indicaron que si algunos trozos lograsen sobrevivir al intenso calor, la mayor parte caería en los océanos.



El «L-21» es un satélite del tamaño de un pequeño autobús y fue puesto en órbita en 2006, pero nunca llegó a funcionar.



EFE

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