Para algunos es el peor panorama posible: los resultados en las elecciones en Israel son tan ajustados que se esperan semanas de regateo político para conformar un gobierno.
Con casi el 100% de los votos escrutados, Kadima obtenía el 23% de la votación, contra el 21% del Likud. Sólo los separa un escaño en el parlamento.
Esto significa que la decisión sobre quién será el próximo primer ministro que recaerá en Avigdor Lieberman, líder del partido ultra nacionalista Yisrael Beitenu, que ocupa el tercer lugar en las preferencias.
Según relata el corresponsal Paul Wood, la estrechez de los resultados se vio este miércoles en la madrugada, cuando tanto los miembros del partido Kadima como los del Likud entonaron la misma consigna al ver a sus candidatos: «Aquí viene el nuevo primer ministro».
El centro izquierdista Kadima, según las proyecciones, tiene el primer lugar con 28 escaños, mientras que el derechista Likud obtuvo 27.
Por su parte, el ultra nacionalista Yisrael Beiteinu obtuvo 15, lo que significa que partidos de derecha suman mayoría en los escaños del parlamento israelí, el Knesset. Sin embargo, aún así, no llegan a los 61 puestos que se necesitan para formar gobierno.
Por su parte, el otrora poderoso partido laborista (su candidato era Ehud Barack, actual ministro de Defensa), quedó relegado a un humillante cuarto lugar, con 13 escaños parlamentarios.
Lieberman
Con este panorama, Tzipi Livni (Kadima) y Benjamin Netanyahu (Likud) podrían terminar invitándose mutuamente a formar un gobierno conjunto. El problema es que cada uno quiere ser primer ministro, por lo que esta posibilidad es remota.
Así que la pregunta ahora es: ¿qué quiere Avigdor Lieberman y quién está dispuesto a ofrecérselo? Lieberman ahora puede esperar ser cortejado tanto por Livni como por Netanyahu.
De las ofertas que acepte el líder ultranacionalista dependerá quién será el primero en atravesar la puerta de la residencia presidencial de Israel (el presidente, en este caso Shimon Peres, es quien decide qué partido debe encabezar el gobierno) para empezar a construir la coalición.
Según el analista Jonathan Marcus, Lieberman seguramente prefiere un gobierno de derecha. Sin embargo, por sus posiciones ultranacionalistas (que algunos califican de racistas), Lieberman puede ser un «cáliz envenenado» para quien lo incorpore a su gobierno.
Algunos, incluso, especulan con que pueden presentarse presiones externas para que no se le llame a formar parte del gobierno.
¿Inevitable?
Kadima considera que Livni es la única que tiene la autoridad moral para intentar formar un gobierno, puesto que es la candidata que más votos obtuvo.
El parlamentario de Kadima, Yoel Hasson, dijo que «no hay duda en que Tzipi Livni será la primera ministra. Es inevitable. La pregunta recae en la composición del gobierno».
«Nunca se ha impedido que el partido más numeroso forme gobierno, a pesar del mapa de los bloques (parlamentarios)», agregó.
Sin embargo, según el corresponsal Paul Wood, hay que recordar que el hombre a cargo de mediar en las negociaciones, el presidente Shimon Peres, en 1990 recibió esa solicitud: formar gobierno cuando encabezaba el segundo partido más votado.
Así que es inusual, mas no sin precedentes, la posición que del Likud y sus líderes creen que pueden cambiar la tendencia histórica. Esto no es un factor menor, porque, con los 29 asientos en el Knesset actual, Tzipi Livni fue incapaz de formar un gobierno de coalición.