«Ya el pueblo le respondió todas las preguntas que él había exigido y también dijo que no está de acuerdo con la posición de él de intentar boicotear las elecciones», sostuvo el presidente de facto de Honduras.
El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, afirmó este miércoles que Manuel Zelaya ya es historia, pero aseguró que aceptará la decisión que tome el Congreso sobre la restitución del gobernante depuesto.
«Creo que (Zelaya) ya es historia porque ya el pueblo le respondió todas las preguntas que él había exigido y también dijo que no está de acuerdo con la posición de él de intentar boicotear las elecciones», dijo Micheletti al Canal 10 de televisión.
Micheletti, que regresa hoy al poder tras permanecer «ausente» desde el pasado día 25, se refirió así a las elecciones del domingo pasado, que según las autoridades electorales tuvieron una participación de más del 60%, aunque la resistencia y Zelaya han denunciado que ese es el porcentaje de la abstención.
Las elecciones, ganadas por el candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo, no han sido reconocidas por la gran mayoría de los países de la comunidad internacional, al entender que se desarrollaron en un marco de ruptura constitucional por el golpe contra Zelaya del pasado 28 de junio.
El presidente de facto aseguró que respetará la decisión que tome el Congreso en la sesión que comenzará hoy para determinar la restitución o no de Zelaya, en cumplimiento del acuerdo de Tegucigalpa-San José suscrito el pasado 30 de octubre.
«Ellos tomarán su decisión, yo respetaré la decisión que ellos tomen, recordemos que aceptar que Zelaya regrese es aceptar que yo me vaya de la Presidencia», dijo Micheletti, aunque subrayó que no está de acuerdo con retrotraer los hechos hasta el 28 de junio, fecha del golpe al presidente derrocado.
«Es hasta ridículo con solo el planteamiento porque en qué quedará todo lo que hemos actuado nosotros», dijo.
Micheletti insistió en que si el Congreso decide reponer a Zelaya se irá para su casa y no volverá al Legislativo, órgano del que era presidente antes del golpe y donde acabó su gestión, dijo, «limpio de cualquier responsabilidad administrativa».
Afirmó que durante su ausencia de la Casa Presidencial «no ha tenido ninguna relación con nadie que pueda hablar del tema» de la restitución de Zelaya y aseguró que ha tratado de ser «lo mas respetuoso posible» con las decisiones de otros organismos.
Si el Congreso decide no restituir a Zelaya, Micheletti dijo que su posición es «continuar en el Gobierno ayudándole al presidente electo para que él tenga conocimiento pleno (…) de lo que va a pasar al inicio de su Gobierno».
«Aunque el señor Lobo ni siquiera me llamaba presidente mucha de la gente que votó por él sentía un cariño, un respeto, por lo que nosotros hemos hecho», dijo Micheletti, al agregar: «la votación se dio porque nosotros tomamos la decisión» de derrocar a Zelaya.
Insistió, como ha dicho repetidamente, que no tiene intención de realizar ninguna acción contra la embajada de Brasil, donde se encuentra Zelaya desde el 21 de septiembre.
Micheletti también pidió que el presidente depuesto «haga una reflexión que ya bastante daño hizo al pueblo hondureño», porque en el país, señaló, nunca se había «experimentado un odio tan profundo por motivos políticos».