«Los años 2007 y 2008 fueron los primeros dos en secuencia que mostraron un mínimo extremo de cobertura de hielo en el mar durante el verano», sostuvo un estudio científico.
La temperatura en las aguas del océano Ártico ha estado subiendo desde 1965 y podría causar veranos sin hielo, en un fenómeno parecido al ocurrido hace más de tres millones de año, según un estudio difundido hoy por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
«Las aguas superficiales del Ártico y de los mares circundantes han estado subiendo desde 1965, aún de manera más notable desde 1995 y más rápidamente desde 2000», escribió Marci Robinson, científico del USGS, en un artículo de la revista Stratigraphy.
«Los años 2007 y 2008 fueron los primeros dos en secuencia que mostraron un mínimo extremo de cobertura de hielo en el mar durante el verano», indicó.
Además, apuntó, «las temperaturas del aire sobre la superficie en el otoño, en estos dos años, fueron más de 5 grados Celsius por encima del promedio en la región ártica central».
Los científicos han documentado pruebas de que el océano Ártico y el Mar Nórdico alcanzaron temperaturas que no permitían el hielo durante el verano en un período templado del Plioceno Medio, esto es de 3,3 millones a 3 millones de años atrás.
Este período se caracterizó por temperaturas templadas similares las que se proyectan para fines de este siglo, y los científicos lo usan como una analogía para entender las condiciones futuras.
A mediados del Plioceno las temperaturas veraniegas en la superficie del mar en el Ártico eran de 10 a 18 grados Celsius. Las temperaturas actuales rondan cero grados Celsius.
De acuerdo con Robinson, «la continuación de esta tendencia podría conducir a un cambio sustancial en el régimen ártico de hielo, océano y atmósfera».
La pérdida del hielo de los mares podría tener consecuencias variadas y extensas, como las contribuciones al calentamiento ártico, una aceleración de la erosión costera debido al incremento del oleaje, e impactos sobre grandes predadores como los osos polares y las focas que dependen del manto de hielo polar.
Asimismo, podrían intensificarse las tormentas en las latitudes medias y podrían aumentar las precipitaciones invernales en el oeste y sur de Europa, al tiempo que disminuye la lluvia en el oeste de América del Norte.
«Cuando miramos más de tres millones de años en el pasado vemos un patrón de distribución del calor muy diferente del que vemos hoy con aguas mucho más templadas en las latitudes altas», dijo Robinson.
«La falta de hielo en el mar durante los veranos del Plioceno Medio sugiere que el derretimiento sin precedentes del manto helado del Ártico en años recientes podría ser una alarma temprana de cambios más significativos que se avecinan», añadió.
Las temperaturas superficiales en todo el planeta durante el Plioceno Medio eran unos 3 grados Celsius más altas que en el presente.