Es considerado el ataque más letal contra el personal del espionaje estadounidense en ocho años.
Un suicida provisto con un cinturón cargado de explosivos logró infiltrarse en el campamento militar avanzado de Khost, en el sureste de Afganistán, donde logró matar a ocho agentes de la CIA al hacer detonar la carga, informó hoy en su edición digital «The Washington Post».
Según el rotativo, el que es considerado el ataque más letal contra el personal del espionaje estadounidense en los ocho años de guerra en Afganistán e incluso de la historia de la agencia de espionaje norteamericana, deja en evidencia la audacia de sus autores en la zona fronteriza de Afganistán con Pakistán.
El Gobierno de Estados Unidos había confirmado anoche que ocho estadounidenses murieron en la explosión en el interior de la base militar avanzada Chapman, aunque los fallecidos no fueron identificados.
Otras ocho persona resultaron también heridas por la explosión, algunas de ellas gravemente.
Según «The Washington Post», que cita a funcionarios norteamericanos, no está claro si los ocho civiles eran todos funcionarios de la CIA o contratados por el espionaje estadounidense, ni tampoco cómo logró el suicida acceder al interior del recinto militar, dado que es un puesto de vigilancia de la CIA.
Según un funcionario norteamericano, la bomba hizo explosión en el gimnasio de la base.
La agencia de espionaje norteamericana ha declinado informar sobre el ataque, que según un ex miembro de la CIA citado por el rotativo puede ser más grave aún que el sufrido en el ataque de 1983 contra la embajada norteamericana en El Líbano, en el que murieron ocho funcionarios de la inteligencia en un sólo día.
La CIA ha reconocido hasta la fecha la muerte de cuatro de sus agentes en la guerra de Afganistán de los últimos ocho años y, según el diario, en su memorial de la sede central de Langley hay noventa estrellas que representan al total de caídos de la CIA.