Fuera de París, los aeropuertos menos afectados eran los de Niza y Lyon, donde se mantenían más de la mitad de las líneas previstas, al tiempo que en Burdeos y Aix-en-Provence se anularon el 50% de los despegues.
Decenas de vuelos fueron cancelados este martes desde primera hora de la mañana en Francia y algunos aeropuertos estaban cerrados a causa del inicio de la huelga de controladores aéreos, que se va a prolongar hasta el sábado por la mañana.
La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) había avisado a las compañías aéreas de que, en previsión del impacto del paro, se que tenían que suprimir el 50% de los vuelos previstos en el aeropuerto de Orly y el 25% en el otro aeropuerto de París, el de Charles de Gaulle.
Esa reducción de la actividad en las dos plataformas de la capital limitó de forma especialmente significativa los vuelos interiores -las aerolíneas preferían suprimir éstos y mantener los de larga distancia-, hasta el punto de que estaban completamente cerrados los aeropuertos de Pau, Biarritz, Grenoble, La Rochelle y Chambéry.
Fuera de París, los aeropuertos menos afectados eran los de Niza y Lyon, donde se mantenían más de la mitad de las líneas previstas, al tiempo que en Burdeos y Aix-en-Provence se anularon el 50% de los despegues.
La huelga está convocada por cuatro sindicatos (CGC, CGT, FO y UNSA) a los que se sumará el jueves un quinto (CFDT), pero no por el mayoritario SNCTA, y el objetivo es paralizar el proyecto de la DGAC para fusionar el control aéreo de seis países centrales en Europa (Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
El proyecto de esos seis países, que esperan firmar un tratado a finales de este año para su puesta en práctica a partir de 2012, busca simplificar los 27 sistemas de control aéreo existentes actualmente en Europa y reducir sus costos en un 20%.
Los convocantes de la huelga, que después de dos días de paro en enero han escogido esta semana por coincidir con las vacaciones escolares de invierno en buena parte de Francia, denuncian que esos planes conllevarán el desmantelamiento de la DGAC, algo que ha negado su responsable, Patrick Gandil.
Ante esos temores, y el de la pérdida del estatuto laboral, Gandil ha insistido en que no perderán su estatuto de funcionario los 12.000 empleados de la DGAC, de los cuales 4.400 son controladores y que lo que hay detrás de la reforma «no es en absoluto un plan de privatización».
Otro motivo de protesta es que con la política de no sustituir a uno de cada dos funcionarios que se jubilan, este año desaparecerán unos 190 empleos en este organismo estatal.
A la huelga de cuatro días de los controladores en Francia se vendrá a encadenar la organizada a partir del viernes por tres sindicatos minoritarios de pilotos de Air France, aunque en este caso la dirección de la compañía confía en que el seguimiento no le obligará a suprimir ningún vuelo.