Publicidad

Fariñas: Nota de Granma «es reconocimiento tácito de que me van a asesinar»

Publicidad

El disidente cubano, quien lleva varios días de ayuno y sin beber agua, se refirió así a la nota que publica este lunes ese medio oficial, el cual asegura que «existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar un a huelga de hambre», y que no se le puede obligar «como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram».


El disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace 13 días, aseguró que el informe publicado este lunes  por el diario oficial Granma «es el reconocimiento tácito» de que el Gobierno lo va a asesinar.

«Para mi es un honor que el Gobierno me asesine delante de toda la opinión publica internacional y nacional (…) y el error es que lo están manteniendo de manera pública», dijo Fariñas por teléfono desde su casa en la ciudad central de Santa Clara.

Granma, portavoz del gobernante Partido Comunista, cita hoy por primera vez la huelga del disidente, al que llama agente de Estados Unidos y delincuente común violento, al tiempo que ataca a los medios internacionales que informan del caso y a los diplomáticos que se reúnen con opositores.

Según el diario, «la manipulación es tal que reportes periodísticos llegan a plantear que el Gobierno cubano ha indicado que se deje morir a este asalariado de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana» (SINA).

Fariñas, quien reclama la libertad de 26 disidentes presos en mal estado de salud, denunció el viernes que el presidente cubano, general Raúl Castro, ha dado la orden de dejarlo morir.

Sobre las acusaciones de Granma de que cometió delitos comunes violentos por los que estuvo nueve años preso, Fariñas aseguró que el periódico mezcla «verdades y mentiras» y que él refuta «cualquier tipo de acusación respecto a eso».

«Reconozco que nací en un barrio marginal. Podrán poner en las computadoras todo lo que quieran. Pero nos sentimos orgullosos que se sientan con miedo por mi actitud y aprovecho para llamar a la oposición pacifica a no salir a las calles, porque pueden ser provocaciones para achacarnos delitos», agregó.

Fariñas reiteró que seguirá la huelga de hambre y sed hasta las últimas consecuencias, y que su protesta «no es un suicidio», sino «una petición lógica y humanitaria para que 26 presos políticos enfermos sean puestos en libertad».

«Estamos frente a los últimos días de mi vida, porque la orden está dada y en Granma está la justificación», aseguró.

El diario dice que Fariñas tiene un «deterioro notable» por sus anteriores huelgas de hambre, y que si aún está vivo «es gracias a la atención médica calificada que ha recibido, sin importar su condición de mercenario».

«Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre», añade el diario, y dice que no se le puede forzar a ingerir alimento, «como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram».

«No es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan», sostiene Granma.

Fariñas sufrió un colapso hipoglucémico la pasada semana y fue atendido en dos hospitales públicos de Santa Clara, donde le inyectaron sueros y azúcares en la carótida, tras lo cual recobró el conocimiento, volvió a su casa y siguió la protesta.

El disidente comenzó la huelga dos días después de que muriera en La Habana, tras un ayuno de casi tres meses, el también opositor Orlando Zapata Tamayo, considerado preso de conciencia por Amnistía Internacional (AI).

Los medios informativos de la isla -todos estatales- informaron de la muerte de Zapata seis días después, igualmente para calificarlo de delincuente común y contrarrevolucionario, y aseguraron que los médicos hicieron todo lo posible por salvarlo.

Granma advierte que «Cuba no acepta presiones ni chantajes» y afirma que «titulares malintencionados se esmeran en orquestar una campaña en favor del contrarrevolucionario».

Publicidad

Tendencias