El PS deberá mostrar unidad interna si quieren conquistar el palacio del Elíseo en 2012 y enseñar esa flexibilidad y habilidad negociadora que le facilite acuerdos con otras fuerzas de izquierda y que con Martine Aubry parecía más evidente que con François Hollande, el vencedor en las primarias.
Los socialistas franceses comenzaron hoy a preparar el camino de la que quieren sea una maquina apisonadora anti-Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012, tras la victoria clara de François Hollande en las primarias del domingo.
La derrotada, la que es de nuevo primera secretaria del Partido Socialista (PS), Martine Aubry, se puso hoy manos a la obra e hizo un llamamiento a la unidad, al «combate colectivo» de los socialistas contra el presidente Nicolas Sarkozy.
Los próximos a Hollande se apresuraron hoy a desmentir que dentro del PS los ánimos estén de punta por la victoria del uno contra la otra, aunque algunos de ellos, de manera anónima, hicieron circular en la prensa la idea de que el ganador tendrá que colocar a su equipo en la dirección.
El PS celebrará el miércoles su primera reunión de dirección después de un proceso de elección de candidato para las presidenciales en el que seis líderes socialistas se presentaron como rivales ante los electores durante varios meses.
Y ahora el reto es múltiple, ya que los socialistas deberán mostrar unidad interna si quieren conquistar el palacio del Elíseo en 2012 y enseñar esa flexibilidad y habilidad negociadora que les faciliten acuerdos con otras fuerzas de izquierda y que con Aubry parecía más evidente que con Hollande, según recordaron hoy en sus editoriales los principales medios de prensa galos.
El próximo 22 de octubre se celebrará la convención de investidura de Hollande como candidato, quien tendrá de tiempo hasta el 22 de abril del año que viene para personificar ante los franceses el ideal de los valores de la República y demostrar que la era Sarkozy, como por otro lado muestran los sondeos más recientes, está casi acabada para los franceses.
Pero el reto además es externo al partido, probablemente más inclinado a una «izquierda realista» con Hollande como candidato y por esa razón más difícilmente compatible con una izquierda comunista y unos ecologistas próximos a reivindicaciones antiglobalización que no necesariamente le pondrán fácil al candidato del PS un apoyo para alcanzar el Elíseo.
«La izquierda no puede tener éxito si no se enfrenta a los bancos», declaró al conocer la victoria de Hollande el portavoz del Partido Comunista, François Delapierre, que dio el tono de las caras que pueden poner las formaciones de izquierda al candidato cuando proponga un frente unido anti-Sarkozy.
Y quien de momento guarda silencio es el objetivo declarado de los socialistas, el presidente Sarkozy, que tendrá ocasión en las próximas semanas de jugar a fondo la baza que le permite el hecho de que Francia es presidente de turno del G20.