El ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, se reunió en Nueva York con un mediador a pocas horas de que se cumpla el plazo para pagar a los acreedores de la deuda argentina.
El ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, se reunió el martes en Nueva York con el mediador estadounidense Daniel Pollack, designado por el juez federal Thomas Griesa para asegurar el pago a los que el gobierno argentino llama «fondos buitres» y evitar así el default del país.
La negociación se produce tan sólo unas horas antes de que finalice el plazo para el pago, que debe ocurrir antes de la media noche del miércoles 30 de julio (04:00 GMT) del jueves.
Avanzada la noche, Kiciloff les dijo a los medios de comunicación que la reunión había entrado en un receso y continuaría el miércoles.
La delegación argentina intenta que los fondos, denominados también «holdouts» por haberse negado a entrar en el plan de reestructuración de la deuda externa acordado con el resto de acreedores, accedan pedirle al juez más tiempo para negociar, lo que se conoce como stay.
Tener más tiempo le permitiría a Argentina trasladar al año que viene el pago del dinero reclamado, unos US$1.300 millones más intereses, y encontrar una forma de satisfacer a los fondos que han demandado a Argentina.
Esto le permitiría negociar sin disparar unas cláusulas que obligarían a abonar también a los tenedores de deuda que sí se acogieron al plan de reestructuración tras el default de 2001.
Mientras tanto, la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), que aglutina a las entidades privadas del país, acordó poner a disposición de los «holdouts» una suma de US$250 millones.
Este dinero serviría como muestra de voluntad de pago y para facilitar la llegada del stay o medida cautelar por parte del juez.
El país vive momentos de preocupación e incertidumbre: si el gobierno no logra alcanzar un acuerdo antes del final del miércoles, volverá a caer en una cesación de pagos o default técnico.
Los expertos advierten que, de producirse, el default podría tener efectos limitados a nivel global, ya que Argentina está prácticamente aislada de los mercados internacionales desde la cesación de pagos de 2001.
Sin embargo, es posible que tenga efectos negativos sobre toda la economía argentina.
«Es probable que cause un aumento en las tasas de interés sobre la deuda corporativa, lo que podría frenar la inversión y obstaculizar la actividad privada», aseguró David Rees, de la firma Capital Economics en declaraciones al analista de negocios de la BBC, Robert Plummer.
«En segundo lugar, el default podría precipitar la salida de algunos capitales, agravando una escasez de moneda dura y poniendo más presión sobre las reservas de moneda extranjera y el peso», agregó Rees.
Aunque al mismo tiempo, desde Argentina muchos recuerdan que en la práctica el país ya ha sobrevivido excluido de los mercados internacionales durante una década y confían en que el país pueda encontrar otras alternativas de financiamiento, explicó el corresponsal de BBC Mundo Ignacio de los Reyes.
«Por ejemplo, ante la eventualidad de un default, Argentina se ha acercado en los últimos meses a aliados políticos como Rusia o China, confiando que sus inversiones puedan dinamizar una economía en recesión», agregó.
«Es por eso que las mayores preocupaciones de los argentinos en torno de una eventual cesación de pagos tienen más que ver con las consecuencias que pueda tener en el desempleo o la inflación que con el papel del país en el mercado financiero mundial».