Francia acoge este lunes en París una reunión para acordar la estrategia para enfrentar al grupo yihadista. BBC Mundo analiza qué tan factible es que la alianza internacional logre frenar su avance.
Casi 40 países se han ofrecido a contribuir con la coalición internacional para luchar contra los militantes de Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, según lo aseguró este domingo el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry.
En la víspera de la conferencia que se realizará en París este lunes, Kerry comunicó que tras su gira por el Medio Oriente consiguió el apoyo de 10 naciones árabes, incluyendo Arabia Saudita y Catar.
Mientras la comunidad internacional intensifica las acciones contra el grupo yihadista radical, el corresponsal diplomático de la BBC Jonathan Marcus analiza qué posibilidades reales tiene la alianza de frenar su amenaza.
El alcance de EI lo diferencia de otros grupos yihadistas: hasta ahora ha logrado el control de una franja significativa de territorio de Siria e Irak.
Los militantes se han apoderado de una gran cantidad de armamento y posee recursos financieros considerables, lo que le otorga un carácter más parecido al de un estado que a la célula de una organización terrorista.
Con la ambición de establecer un califato islámico a lo largo de las zonas que ya controla, EI representa una clara amenaza para los aliados de EE.UU. en la región y ─dada la cantidad de militantes extranjeros en sus filas─ potencialmente para los países de Occidente también.
El secretario de Estado recibió un fuerte respaldo ─al menos en el papel─ de los estados prooccidentales en la región.
Una declaración firmada la semana pasada incluye aspectos que van más allá de la acción militar: control de las fronteras, medidas drásticas contra la financiación de EI, esfuerzos para contrarrestar su ideología y para evitar que combatientes extranjeros se unan al grupo.
Varios de los aliados occidentales de Washington también han intensificado su posición.
Australia, por ejemplo, anunció que enviará 600 efectivos a los Emiratos Árabes Unidos. Se prevé que el envío incluya soldados de las Fuerzas Especiales que entrenarán unidades iraquíes y kurdas, seis aviones de combate FA-18 Super Hornet, buques cisterna y otros aviones de apoyo.
Aparentemente, Francia también se involucrará militarmente.
Con respecto al Reino Unido, todas las señales indican que se unirá a la coalición, aunque no está claro cuándo y si abarcaría acciones sólo en Irak o si se extendería también a Siria.
Está claro que el horror de la decapitación del trabajador humanitario británico, David Haines, podría obligar al primer ministro David Cameron a actuar con firmeza. Su decisión oficial, sin embargo, podría demorar debido a la actual coyuntura del referendo para la independencia de Escocia, que se llevará a cabo el próximo jueves.
Se espera que más países se unan a la alianza cuando la naturaleza de la misión sea más clara.
El general estadounidense retirado, John Allen, fue nombrado responsable de coordinar lo que espera convertirse en una coalición amplia y diversa, que podría mantenerse por tiempo considerable.
Simplemente no tienen las habilidades o capacidades requeridas. Incluso algunas unidades del ejército iraquí equipadas y formadas por los estadounidenses han colapsado frente a ataques de EI.
Estados Unidos y sus aliados no pelearán en el terreno, pero se encargarán de proveer apoyo aéreo a las tropas iraquíes, tal y como lo ha enfatizado el presidente Barack Obama.
En Siria, donde la situación es aún más compleja y donde es probable que no exista un respaldo árabe confiable a las tropas prooccidentales en el terreno, los ataques estadounidenses tendrán que ser liderados por inteligencia, intentando degradar el poder de EI.
Por razones políticas y prácticas.
Estados Unido ha dejado un amargo legado en la región debido a las fallas cometidas tras la operación para derrocar a Saddam Hussein en Irak.
Aunado a esto, muchos de los aliados árabes de Washington consideran que Obama ha sido indeciso y no ha querido actuar con firmeza.
La construcción de una coalición amplia es importante tanto para Medio Oriente ─para convencer a la gente de que esto no es una nueva versión de la guerra en Irak─ como para la opinión pública en EE.UU., para convencer a los ciudadanos de que no habrá tropas estadounidenses en el terreno y de que serán los aliados locales quienes den la batalla.
La primera cuestión es si es posible «destruir» a Estado Islámico, o más bien degradarlo y contenerlo. Muchos analistas estadounidenses han puesto en duda la meta de Obama de acabar al grupo, pues dicen que eso es imposible de lograr.
Estos grupos tienden a desaparecer: sólo hay que pensar en el auge de al Qaeda en Irak durante la ocupación estadounidense, que fue derrotada en gran medida por los grupos sunitas locales. Estado Islámico representa, hasta cierto punto, un retorno de este fenómeno.
De cualquier manera la lucha contra EI será a largo plazo, entre otras cosas porque las fuerzas iraquíes y los demás elementos vitales de la coalición necesitan ser capacitados e integrados al poder aéreo occidental.
La campaña en Irak es una cosa, pues al menos tiene un nuevo gobierno que ha dado muestras de querer ser más inclusivo. Pero en Siria, los problemas son otros.
El hecho de que los voceros estadounidenses hayan empezado a referirse a la lucha contra EI en términos de «guerra», quiere decir que la misión será a largo plazo.
Irán es un factor vital y su apoyo al gobierno de Bagdad es un elemento clave para combatir el ataque a EI.
Sin embargo, Estados Unidos insiste en que no puede establecer relaciones explícitas con Irán, a pesar de haber sostenido conversaciones al margen de otras reuniones.
El problema es que mientras EE.UU., el Golfo Pérsico y los intereses de Irán estén alineados hasta cierto punto con Irak, permanecerán distanciados de Siria. Irán es uno de los pocos países que apoya al régimen de Bashar al Asad.
La política de la coalición en cuanto a Siria es complicada por el simple hecho de que mientras el gobierno de ese país esté luchando contra EI, la coalición no querrá tener nexos explícitos con Damasco. En este caso, el enemigo de mi enemigo no es mi amigo.
Ha sido el caos en Siria lo que le ha permitido a EI establecerse y luego exportar su marca de barbarie de vuelta a Irak.
De modo que sin una solución a largo plazo a la crisis siria, su territorio continuará siendo un refugio para EI, complicando aún más la destrucción del grupo radical islámico.
Todas las coaliciones tienen cierto grado de similitud, y al mismo tiempo, tienen diferencias con las de otras crisis.
En 1991 una coalición de unos 30 países fue ensamblada por los estadounidenses para desalojar a las fuerzas iraquíes de Kuwait.
Incluía a los principales actores occidentales militares como Francia y Reino Unido, y estados árabes clave como Arabia Saudita, Egipto y Siria.
La diferencia es que fue una campaña militar breve, con un objetivo claro y alcanzable.
Desde el 11 de septiembre de 2001, la lucha más amplia contra al Qaeda también provocó la formación de una gran coalición de países, con algunos apoyando labores de distinta naturaleza en Afganistán, Irak, Yemen y algunos países de África.