La Organización Mundial de la Salud indica que el virus tiene cinco especies distintas: Bundibugyo, Sudán, Reston, Taï Forest, Costa de Marfil y Zaire, al que pertenecen los últimos casos y que la tasa de mortalidad puede alcanzar el 90%.
Los números han sorprendido a muchos. Hasta el momento, el virus del ébola que afecta principalmente a África Occidental ha ocasionado la muerte de más de 4.000 personas, según los datos aportados este viernes por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El peor de los brotes que precedieron al actual ocurrió en la República Democrática del Congo en 1976. En esa ocasión perdieron la vida 280 individuos.
Pero este último, que se inició en Liberia, Guinea y Sierra Leona, ha sido comparado en gravedad por importantes expertos con la emergencia sanitaria declarada por el VIH/sida.
De acuerdo a la OMS, nadie podía anticipar la escala a la que se multiplicaría el virus.
La organización indica que el virus del ébola tiene cinco especies distintas: Bundibugyo, Sudán, Reston, Taï Forest, Costa de Marfil y Zaire, al que pertenecen los últimos casos y que la tasa de mortalidad puede alcanzar el 90%.
¿Qué está pasando en esta oportunidad? ¿En qué se diferencia este brote de otros anteriores?
«En esta ocasión no se consideró que el virus había mutado, y eso lo hacía distinto a los que habían circulado antes», le dice a BBC Mundo Mar Faraco, de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional.
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Centro de atención a pacientes con ébola
El sistema sanitario en Liberia, Guinea y Sierra Leona no está preparado para esta enfermedad.
Otra de las razones que explica la dificultad para evitar la propagación es que éste último brote ocurrió en países en los que la enfermedad no se había presentado con anterioridad.
Los expertos en el área coinciden en que la experiencia ayuda a reconocerla pronto y a entender cómo se le debe manejar.
«Esta epidemia no se atajó a tiempo, se empezaron a tomar medidas cuando ya había avanzado demasiado. En marzo ya había información alarmante. Se tendría que haber actuado en esa fecha, pero fue en agosto que se declaró la emergencia», indica Faraco.
Los brotes registrados desde que el virus fue detectado por primera vez, en 1976, se presentaron en África Occidental.
Los países que han lidiado previamente con el virus en el continente africano son Gabón, Uganda, República Democrática del Congo, Costa de Marfil y Sudán, según la cronología elaborada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
El tipo de virus, el número de personas contagiadas y el índice de mortalidad fue distinto en cada uno de los países afectados.
El ébola, virus originalmente contagiado por los murciélagos, se transmite de un ser humano al otro por el contacto de fluidos corporales. Invade a ciertas células de la persona en el que se aloja, se reproduce y se propaga.
CDC ha contabilizado más de 4.400 contagios desde que se agudizó este último brote, en marzo de 2014.
La ONG Médicos Sin Fronteras advirtió el 9 de octubre que se había registrado un gran aumento en el número de casos detectados en la capital de Guinea, Conakry.
Previamente, Joanna Liu, directora de la organización médica internacional, le dijo a la BBC que la batalla se estaba perdiendo.
«Para controlar la situación tenemos que desplegar muchos más recursos en las áreas afectadas», afirmó Liu.
La precariedad del sistema sanitario en Liberia, Guinea y Sierra Leona también ha contribuido a la propagación del virus.
La infraestructura no es la adecuada y el personal médico que se encuentra en el terreno no está preparado para lidiar con la enfermedad.
Por esta razón han muerto tantos médicos y doctores, más de 200, según los cálculos de diferentes organizaciones.
A esta realidad se ha sumado el hecho de que, a diferencia de lo ocurrido en brotes anteriores, el virus ha llegado a centros urbanos poblados, no se ha quedado en zonas rurales aisladas, que era lo que había pasado en los episodios previos.
La OMS es tajante: no existe una vacuna contra el ébola. Se están probando varias, pero ninguna está disponible en este momento para uso clínico y se estima que pasarán varios meses antes de que eso ocurra.
Tampoco hay medicamentos específicos para combatir la enfermedad, pero ante la emergencia, se ha autorizado el uso de tratamientos experimentales.
Faraco explica cuáles son, pero indica que no existe suficiente información para determinar si los pacientes que han recibido estos tratamientos y que sobrevivieron lo hicieron porque «las drogas fueron efectivas o porque les tocaba».
Hay dos vacunas experimentales que se están desarrollando con virus modificados genéricamente que incluyen anticuerpos del ébola.
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