Kifissia es una de las áreas más ricas de Atenas. Es también uno de los pocos barrios donde la mayoría de la gente votó «Sí» en el referendo del domingo para evaluar el rescate ofrecido por los acreedores de Grecia.
Las calles de Kifissia, en el norte de Atenas están decoradas con árboles y tiendas de diseñador.
Maniquíes de Valentino, anillos de diamante y equipamiento para yates hacen señas desde las vitrinas.
La gente por acá tiene dinero para gastar, pero no lo está gastando en este momento.
Nikki, 34, está sentada con su amiga María afuera de una tienda donde se venden zapatos de niños. Tiene un teléfono en su mano y se apoya en la entrada principal, por la que nadie entra.
«Estamos esperando que nos digan qué va a pasar con los bancos», dice. «No podemos hacer nada».
Un barrio cool y chic, Kifissia es una de las áreas más ricas de Atenas. Es también uno de los pocos barrios donde la mayoría de la gente votó «Sí» en el referendo del domingo.
Un contundente 61,3% de los griegos votó «No» a la oferta de rescate internacional de los acreedores de Grecia, pero la gente de Kifissia rechazó la promesa del gobierno de llegar a un mejor acuerdo si se votaba «No».
La mayoría de la gente acá -63,9%- quería que el país aceptara el rescate y apoyaba cualquier medida de austeridad extra que este conllevara.
«Tal vez los ricos pueden dares el lujo de votar ‘Sí’», dice otro de quienes atienden los locales del barrio, con las cejas levantadas.
Pero ahora el futuro de su país está en las manos de un gobierno de izquierda liderado por Syriza, que continúa en conversaciones de emergencia con los ministros de Finanza de la eurozona.
La riqueza de algunos descansa sobre el poder de consumo de los extranjeros. Los dueños de una lujosa joyería se sienten en el paraíso cuando una clienta compra no uno, sino dos collares que brillan a lo lejos.
Nicole Kharma, 48, está de visita desde Singapur. Vino preparada: trae un fajo de billetes de 50 euros. Mientras ella cuenta su dinero, el joyero Stavros Metaxas explica: «Los clientes extranjeros son muy importantes. Los griegos están esperando a ver qué pasa con la crisis, no quieren gastar dinero».
Las ganancias de las tiendas de lujo hoy dependen de los extranjeros que llegan sin restricciones de controles de capital a desembolsar en sus productos. Los griegos sólo pueden sacar hasta 60 euros al día por el control de capital.
Y las tiendas necesitan efectivo para pagarle a sus proveedores.
«Si no les pagamos, comenzarán a detener el stock», dice Metaxas.
Kharma pudo sacar 500 euros al día, ya que su tarjeta es de banco extranjero y se los gastó en tiendas locales. Ver lo que pasa alrededor le «parte el corazón», según ella.
«Dejar el cajero con un fajo de billetes cuando hay gente hacienda fila para sacar 50 euros es muy triste», dice.
Para la mayoría de los griegos, una de las cosas que no quitarán de su rutina, impongan las restricciones que impongan, es el café.
Panagiotis Fotiou, 60, se toma un espresso mientras espera en la fila del cajero automático.
Votó «Sí», como la mayoría de sus vecinos. Cree que el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras quiere abandonar el euro.
«Creo que el gobierno quiere sacar a Grecia de Europa y que pronto tendremos el dracma de vuelta», comenta.
«Lo están haciendo de a poco, sin decir nada, porque no quieren que la gente se dé cuenta».
Fotiou, un ingeniero mecánico jubilado hace un mes, vivía en Reino Unido desde los 1980s y hace tres años se cambió a Kifissia.
«Esta es una de las áreas más ricas de Grecia, así que no se ven muchas tiendas cerradas ni gente pidiendo en la calle», asegura.
«Pero todos los griegos han sido afectados de una u otra forma», concluye.
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