Según reportes de The New York Times, sus vecinos en esa ciudad lo describen como un joven retraído que siempre se vestía de la misma forma: con botas y pantalones militares y una camiseta blanca.
La policía local no lo ha querido nombrar oficialmente, pero cada vez se conocen más detalles sobre el pistolero detrás de la última masacre en conmocionar a Estados Unidos.
«No le voy a dar el crédito que probablemente buscaba antes de este acto horrible y cobarde», dijo el jefe policial del condado de Douglas, John Hanlin, del hombre que el jueves mató a al menos nueve personas en un campus universitario de Oregón, Estados Unidos.
Sin embargo, agentes revelaron que el principal sospechoso se llamaba Chris Harper-Mercer y tenía 26 años.
También murió el jueves en el Colegio Universitario de Umpqua, luego de un intercambio de disparos con la policía.
Las autoridades no han terminado de identificar sus motivos y buscan pistas entre su actividad en internet y comentarios en las redes sociales, donde aparentemente había advertido sobre sus planes.
Y la imagen que emerge de estos registros es la de un joven solitario, fascinado por las armas y con una fuerte aprehensión por «la religión organizada».
De hecho, según el padre de uno de los sobrevivientes, luego de entrar armado a uno de los edificios del campus, el pistolero alineó a sus víctimas y les preguntó si eran cristianos.
«Si decían que sí, les disparaba en la cabeza. Si decían que no, o no contestaban, les disparaba en las piernas», dijo, basado en el testimonio de su hija.
Según los medios estadounidenses, Harper-Mercer nació en Inglaterra pero se mudó a Estados Unidos a temprana edad junto a sus padres, quienes se divorciaron en 2006.
Desde hace un par de años vivía con su madre en un apartamento situado a pocos minutos del campus de Umpqua, en Winchester, Oregon, a donde habían llegado provenientes de Torrance, California.
Según reportes de The New York Times, sus vecinos en esa ciudad lo describen como un joven retraído que siempre se vestía de la misma forma: con botas y pantalones militares y una camiseta blanca.
Según esos mismos reportes, Harper-Mercer era muy cercano a su madre, a quien sus vecinos describen como extremadamente protectora.
Y un periódico de Torrance, The Daily Breeze, dijo que sus registros indican que el joven acudió a una escuela local para adolescentes con problemas de comportamiento y necesidades especiales.
En su perfil para el sitio de citas por internet Spiritual Passions («Pasiones Espirituales»), el joven se describe a sí mismo como un universitario introvertido de 26 años de edad, raza mixta, políticamente conservador y Republicano, que vive con sus padres.
Es en ese perfil –en el que incluye «matar zombis» entre sus pasatiempos– donde también figura como miembro de un grupo adverso a la religión organizada.
Mientras que su página de My Space incluye fotografías en las que aparece sosteniendo un rifle, así como varias fotografías y comentarios que sugieren cierta fascinación por los pistoleros del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Todavía más interesante para las autoridades, sin embargo, parece una cuenta asociada a su correo electrónico empleada para subir a internet el documental de la BBC «Sobreviviendo a Sandy Hook», que cuenta la historia de la matanza en una escuela de Connecticut ocurrida hace tres años.
Y la cadena estadounidense CBS también reporta un blog con múltiples referencias a incidentes similares y una declarada fascinación por sus protagonistas, entre ellos Vester Flanagan, quien mató a una reportera de TV y su camarógrafo durante una transmisión en vivo en agosto pasado.
«He notado que mucha gente como él está sola y nadie la conoce, pero cuando derraman un poco de sangre todo el mundo se da cuenta de quiénes son», se lee en el blog. «Parece que entre más gente matas, más famoso te vuelves».
Sólo este año se han producido más de 290 incidentes de asesinatos colectivos –con más de una víctima– en EE.UU.
Y la matanza del jueves, que se produjo en una zona rural de Oregón, llevó al presidente Barack Obama a afirmar que el país se había vuelto insensible a este tipo de acontecimientos.
Por lo pronto, el padre de Harper-Mercer, Ian, se declaró tan conmocionado y sorprendido como el resto del mundo por la acción atribuida a su hijo.
Y según reportes de sus vecinos en Winchester, el jueves su madre también estaba visiblemente alterada, «llorando a mares».
Entre los testimonios de esos vecinos se ha destacado el de la mujer que vive en el piso de abajo, quien describió a Harper-Mercer como un tipo poco amistoso e incluso agresivo.
«Nos gritaba a mí y a mi esposo. No quería tener nada que ver con nadie», le dijo a The New York Times.
Pero otro habitante del edificio le dijo al mismo periódico que Haper-Mercer era»un buen chico» que con él siempre había sido amable.
Y su comportamiento también fue defendido por su hermana adoptiva, Carmen Nesnick.
«Él siempre ponía a la otra gente por delante de él mismo, quería que todo el mundo fuera feliz», le dijo Nesnick a la televisión estadounidense.