La reciente subida de tono de la retórica del presidente de EE.UU. sobre el tema nuclear y Corea del Norte no debería ser vista como un incidente aislado. El mandatario lleva muchos años hablando sobre el tema. Te contamos qué ha dicho.
La advertencia de Donald Trump de que Corea del Norte podría enfrentar «fuego y furia como nunca antes fueron vistos» ha sido interpretada ampliamente como una amenaza respaldada por el poder destructivo del arsenal nuclear de Estados Unidos.
En caso de que el mensaje no hubiese sido los suficientemente claro, a la mañana siguiente el presidente se jactó de que las armas nucleares de Estados Unidos son «mucho más fuertes y más poderosas que nunca antes».
«Ojalá que nunca tengamos que usar ese poder», dijo el mandatario en un mensaje a través de Twitter, «pero nunca habrá un momento en el que no seamos la nación más poderosa del mundo».
Sin embargo, la intimidante retórica del presidente sobre el tema nuclear no debería ser vista como un incidente aislado. Trump ha desplegado por décadas unconstante interés en la utilidad de armas nucleares.
Es parte de una cosmovisión política que se ha consolidado en creencias firmes para el septuagenario.
Sus ideas en el ámbito comercial han sido influenciadas por el poder industrial estadounidense de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Sus visiones demográficas de la nación se remontan a una homogeneidad étnica que se ha desvanecido.
Y sus ideas sobre el armamento atómico refleja una cierta tensión del entusiasmo de la carrera armamentista de la Guerra Fría y del embate diplomático.
En diciembre pasado, el entonces presidente electo enfatizó que Estados Unidos tenía que «fortalecer y expandir en gran medida» su armamento nuclear y superar a cualquier adversario.
En agosto, el periodista Joe Scarborough del canal de televisión estadounidense MSNBC reportó que el candidato le había preguntado, en reiteradas oportunidades, a sus consejeros de política exterio, por qué Estados Unidos no podía usar sus armas nucleares, algo que el equipo de campaña de Trump negó.
En abril de 2016, Trump fue entrevistado por el periodista Chris Matthews, también de la cadena MSNBC, en un foro con asistencia de público.
Matthews le preguntó por qué no se negaba a descartar categóricamente el uso de armas nucleares.
«¿Habría algún momento en el que pudiesen usarse?», le preguntó el periodista.
Trump respondió: «Posiblemente. Posiblemente».
[cita tipo=»destaque»]»¿Habría algún momento en el que (armas nucleares) pudiesen usarse?» Trump: «Posiblemente. Posiblemente»
Donald Trump. Marzo, 2016[/cita]
Cuando se le preguntó sobre los riesgos de hablar abiertamente sobre el uso de armas nucleares, Trump dijo: «Entonces ¿para qué las estamos haciendo? ¿Por qué las fabricamos?».
(Estados Unidos no ha vuelto a fabricar nuevas ojivas nucleares. Mantiene su arsenal actual).
Trump repitió que no iba a quitar ninguna de sus «cartas de la mesa».
En 1990, Trump le dio una entrevista a la revista Playboy en la cual el tema del armamento atómico también había sido tocado.
«Siempre he pensado sobre el tema de la guerra nuclear; es un elemento muy importante en mi proceso de pensamiento», señaló.
La calificó como «la catástrofe definitiva» y la comparó con una enfermedad de la que nadie quiere hablar.
«Considero que la mayor de todas las estupideces es la creencia de la gente de que nunca sucederá» -dijo- «porque todo el mundo sabe cuán destructivo será. Por eso nadie usa armas. Qué (palabrota)».
En 1984, en pleno apogeo de la Guerra Fría, Trump le dijo al periódico Washington Post que le gustaría que se le pusiera a cargo de las negociaciones sobre armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia.
«Tomaría una hora y media aprender todo lo que hay que aprender sobre misiles», señaló Trump. «Pienso que, de todas maneras, ya sé la mayor parte de eso».
En la época en que se llevó a cabo esta entrevista, un juego de computadora se había convertido en un sorpresivo éxito. Llamado «Balance of Power» («Balance de Poder»), el juego simulaba la lucha de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Los jugadores podían sabotear, esquivar y llegar al borde de una guerra nuclear.
El truco estaba en que el jugador nunca estaba realmente seguro de cuán cerca podía llegar a estar antes de que los misiles empezaran a volar. La escalada podía llevar a una aniquilación inadvertida.
Y si sucedía, salía el siguiente mensaje en letras blancas sobre un fondo negro: «Usted ha iniciado una guerra nuclear accidental. Y no, no hay un presentación animada de una nube (con forma) de hongo con partes de cuerpos volando por el aire. No recompensamos el fracaso».
Si los comentarios hechos en el pasado de Trump sirven de algún tipo de guía, pareciera que el presidente hace cálculos de que el arsenal nuclear de Estados Unidos es inefectivo si los adversarios no creen que la nación está dispuesta a apretar el gatillo.
Todo es parte de la estrategia de «impredecibilidad» que repetidamente promocionó durante su campaña presidencial (y que retomó en un reciente mensaje de Twitter).
Trump y -su secretario de Defensa, Jim Mattis- ha hablado de cómo Estados Unidos prevalecerá en cualquier confrontación militar con Corea del Norte.
En medio de la fanfarronada se ha olvidado el peligro de que un enfrentamiento extendido pudiera salirse de control y provocar un alto costo de vidas humanas, entre civiles de ambos lados de la zona coreana desmilitarizada y entre el personal militar estadounidense.
Sería casi seguro que Estados Unidos prevalecería, pero sería difícil verlo como un resultado que no sea un fracaso.